El fracaso de una ilusión antinacional

El gobierno conservó un margen de maniobra. El sueño de la división del Frente de Todos no prosperó.

15 de noviembre, 2021 | 00.08

La elección no autorizó el plan desestabilizador de la derecha argentina. El gobierno tampoco despejó todas las amenazas políticas, pero conservó un margen de maniobra, la posibilidad de un nivel de iniciativa política para enfrentar la grave crisis que atravesamos.

Ahora la cuestión principal es encarar una hoja de ruta urgente y dramática. Y el centro está en la recuperación del salario, de la ocupación, de las oportunidades de vida para el pueblo. Solamente bajo esa perspectiva tiene sentido el tratamiento de una deuda inmoral e injusta. Contraída por un gobierno que no respetó las normas legales y cuyo presidente acaba de revelar el sentido último de esas políticas, el apoyo del establishment global para su continuidad en el gobierno.

El sueño más íntimo de la derecha es la división del Frente de Todos, la posibilidad de un peronismo desligado de la experiencia de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Ese sueño no avanzó en la jornada de hoy. Más bien quedaron desautorizadas las movidas sectarias que se encaminaban a profundizar las divisiones internas. La construcción principal de la política argentina de los últimos años -la decisión de Cristina de abrir paso a la unidad, aún a costa de renunciar a su papel principal- ha quedado en pie, contra la ilusión que la derecha había construido.

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Ahora es el tiempo de ejercer la iniciativa política. De refundar la coalición de gobierno, sobre la base de una amplia e intensa participación popular. No solamente de las fuerzas políticamente organizadas que la integran, sino también del amplio mundo de las organizaciones sociales, de todo ese activismo popular que la experiencia de la pandemia condicionó.

Es el tiempo, también, de mostrar un activismo gubernamental en la defensa del salario, del trabajo, del control de los abusos contra el poder de compra de sus ingresos. Es, en última instancia, el tiempo de construir y afirmar una identidad del Frente de Todos claramente diferenciada de una derecha que ha asumido un lenguaje brutal e intolerante. El juego de mayorías y minorías en las cámaras no responderá estrictamente al plan desestabilizador de la derecha. Desde ese punto de partida, habrá que trabajar con toda amplitud para construir las mayorías que exijan los proyectos que apunten a mejorar la vida de nuestro pueblo.

La cuestión no es solamente parlamentaria. El frente principal de la recuperación y consolidación del frente tendrá que abordar la tarea de construir un amplio entramado político y social capaz de sostener una política soberana y de justicia social frente a las acechanzas que el establishment mundial no se ha abstenido de hacer claras y explícitas. La deuda no debe pagarse al precio de los padecimientos del pueblo y de la decadencia nacional. El plan de la derecha no ha triunfado. Hoy hay que empezar a elaborar nuestro propio plan y llevarlo a la práctica.