Estas elecciones 2021 alborotaron a la alianza opositora que se autopercibe como “fuerte” y “unida”. Sin embargo, los tres partidos que integran Juntos por el Cambio quieren ganar más poder y peso dentro del armado, sobre todo con la mira puesta en los comicios ejecutivos del 2023, donde suenan muchos nombres pero aún no hay definiciones. El espacio de Elisa Carrió, la Coalición Cívica, quiere engrosar sus filas, el PRO busca tener candidatos en todos los distritos y la UCR, después de las internas feroces de Córdoba y Buenos Aires, apunta a conseguir más protagonismo a la hora de tomar decisiones y definir cargos.
Con alrededor de 70 mil afiliados en todo el país, la Coalición Cívica es la que menos simpatizantes tiene dentro de sus filas y lanzó una campaña de convocatoria para sumar adhesiones con foco en los “principios”, porque “nos mueven los valores, no la riqueza”, “luchamos por causas justas y no para sacarnos causas de encima”, “no hacemos la vista gorda” y “nos manejamos con la verdad y valentía”.
En la campaña, el espacio de Carrió aseguró que jamás rompieron la promesa de trabajar por un país mejor, que quieren “mejorarle la vida a la sociedad y no a algunos socios”, que no tienen “emprendimientos millonarios ni cientos de colectivos llenos ni decenas de sociedades anónimas”. La mayoría de las consignas pueden interpretarse como una chicana al macrismo y sus amigos que ganaron fortunas durante la gestión del hombre PRO. Pero también le dio un mensaje al peronismo, al que acusó de poner “los jueces en el bolsillo”, “la escuela en una computadora”, olvidando que la pandemia del coronavirus impidió cualquier tipo de presencialidad, “las vacunas en un VIP”, dejando de lado la respuesta política y obviando la privatización de dosis en la Ciudad, y “los dólares en un convento”, en referencia a José López.
No es la primera vez que la Coalición Cívica convoca a afiliarse, pero sí es la primera vez, o una de las pocas, que lanza un llamamiento ordenado y masivo en busca de tener un mayor peso de un Juntos por el Cambio que, según dijo Elisa Carrió, ya no le hace caso.
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El PRO es el segundo en cantidad de afiliados dentro de Cambiemos con aproximadamente 140 mil en todo el país. Aseguraron que el partido decreció durante la gestión de Mauricio Macri pero que hoy tienen una estructura mejor a la generada en 2019, cuando fue la derrota electoral, y apuntan a incrementarla aún más para el 2023. El motivo del decaimiento se debió, interpretaron, a la tensión entre la gobernabilidad y la atención a los propios.
Actualmente, hay centenares de espacios en la Argentina donde no se encuentra una representación del PRO. Lo que quieren es que en cada lugar haya al menos una persona con la bandera amarilla, marcando territorio y, eventualmente, generar dirigentes representativos para disputar los espacios de poder. Algo que no ocurrirá este año pero sí, desean, en las próximas elecciones. Muchos de esos lugares dan pocos votos, pero es una cuestión simbólica. No podés, explicaron, pensar en un armado nacional o una candidatura presidencial si no tenés gente propia en todos los rincones de la Patria y trabajan para ello.
Por lejos, y gracias a la historia, el radicalismo es el que más afiliados tiene dentro de Cambiemos, con alrededor de dos millones en todo el país. Después de las internas en Córdoba, donde ganó el oficialismo partidario de la mano de Mario Negri, Gerardo Morales y el aparato de Juntos por el Cambio, y tras los comicios en Buenos Aires, con los mismos apoyos sumados a los de Daniel Salvador, diputados bonaerenses y legisladores provinciales, aseguraron que hay un aire de renovación.
Contrariamente a lo que planteó el radicalismo retador de la mano de Martín Lousteau, Enrique Coti Nosiglia y Emiliano Yacobitti, desde el PRO consideraron que la renovación está en el oficialismo, sobre todo con dirigentes como Marcos Carasso, el nuevo presidente del partido en Córdoba, y Maximiliano Abad en Buenos Aires. Sea quien sea el que encarne esa renovación, ambos sectores – que seguirán cada uno por su lado – consideran que el parido debe tener más protagonismo dentro de Juntos por el Cambio.
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El caso de Lousteau es una cuestión aparte. El hombre de Evolución tiene pretensiones nacionales, con la intención de ser el nuevo titular de la UCR Argentina, sucesión de Alfredo Cornejo, para tener más capital político y poder negociar su propia candidatura. Cerca suyo especularon con amagar a jugarle una interna presidencial a Larreta en 2023 y, para evitar robarle votos, cerrar un acuerdo con la entrega, llave en mano, de la Ciudad. Cerca del jefe de Gobierno analizaron que la interna presidencial les serviría, por lo que la estrategia quedaría trunca, pero también remarcaron que el compromiso está: abrirle la disputa para gobernar la Capital Federal. Habrá que ver ante qué contrincante.
Con la experiencia de la interna entre Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti, analizaron que una disputa fuerte es clave. Que Horacio no hubiera sido lo que es si no hubiera sido por esa pelea y que, sea quien sea el o la que gane en 2023, va a gobernar la Ciudad por ocho años.