Dos días después de una protesta despoblada cuyo dato saliente fue la macabra imagen de las bolsas mortuorias arrojadas frente a la Casa Rosada, el mensaje del presidente Alberto Fernández sostuvo un tono duro contra la oposición, con punto cúlmine en el anuncio que presentará una querella criminal por administración fraudulenta y malversación de caudales contra el gobierno de Mauricio Macri por la deuda récord tomada y dilapidada durante esos años. "Que endeudarse no sea gratis y que los responsables rindan cuentas de sus actos y dejen de circular impunes dando clases de economía", advirtió en un tramo en el que los aplausos taparon las provocaciones que lanzaban desde la bancada de Juntos por el Cambio. En lo que podría considerarse el inicio de la campaña electoral, el Presidente marcó toda una serie de temas -salud, vacunas, educación, pobreza, tarifas, derechos humanos, justicia- en las que sus medidas se diferenciaron de las del "gobierno anterior", apuntándole a una oposición a la que vinculó con los poderes económicos concentrados.
"Fue claro el presidente, estamos dispuestos a recibir todas las críticas bienintencionadas y a realizar todas las correcciones necesarias cuando algo se hace mal. Pero no vamos a admitir el ataque de la politiquería o de los que esconden otros intereses y no van de frente", explicó el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, uno de los funcionarios que trabajó en el armado del mensaje, a El Destape.
Había dudas en cuanto al tono que mantendría el Presidente durante su discurso. Si prevalecería la idea de sostener el lema "Argentina unida" o si volvería al enojo que mostró días atrás en la conferencia de prensa en México. No fue ni lo otro ni lo otro. Aunque si bien no hubo enojo, sí un eje -especialmente en la primera mitad- en la que se dedicó a poner de relieve las cosas que hizo la oposición que ahora lo critica cuando estuvo en la Casa Rosada. Les pidió que "al menos reconozcan sus errores" y también que "tengan sobriedad" cuando se ponen a hablar de lo que supuestamente se debería hacer en materia económica y social. "Tuvo cuatro años para hablar, ¿por qué no me deja hablar a mí ahora?", le lanzó al diputado macrista Fernando Iglesias, quien junto a su coequiper Waldo Wolff se dedicó a tratar de interrumpirlo. Cristina Kirchner le colocó una mano sobre la suya para apaciguarlo.
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Arrancó el discurso comentando que el año anterior le había tocado encabezar su primer inicio de sesiones pocos días antes que se declarara la pandemia. "No estábamos en una situación cómoda. Arrastrábamos una sociedad debilitada por el hambre y la pobreza, una economía escuálida y endeudada como nunca antes lo había estado, un sistema de salud quebrado que mantenía cerrado hospitales, dejaba vencer vacunas y permitía pasivamente la diseminación de enfermedades que creíamos desterradas. Debíamos enfrentar el incendio sabiendo que otros habían acabado con el agua", enumeró la situación en que debió hacer cargo de la gestión de manos del macrismo. Frente a esto, continuó, estaban los que le exigían cuidar la rentabilidad antes que la salud y quienes negaban la pandemia. "Cualquier razón se volvió válida para incitar banderazos y romper los protocolos impuestos con la sola idea de deteriorar la credibilidad de un gobierno", recordó.
Un asesor, que también trabajó en el el discurso, remarcaba que se trataba de todos datos ciertos, que el Presidente no había exagerado ni mentido. Añadía que el Gobierno no había abandonado la idea de una "Argentina unida", pero que un sector recalcitrante de la oposición había corrido tanto el eje durante la pandemia llevando el debate a niveles imposibles. "Se trata de un sector. Por eso planteamos concretar la unidad con las 'inmensas mayorías'", añadía. De hecho, el Presidente termina planteando la propuesta de la unidad pero con quienes "no quieren un Estado ausente" y buscan "una Argentina inclusiva". Sin dudas, el punto clave de un mensaje salpicado de referencias negativas a la oposición fue el anuncio de la querella por el endeudamiento. "Nos sirve para enmarcar las negociaciones con el FMI y también para remarcar la responsabilidad de la oposición en el desastre. Es verdad que el propio Fondo está recabando información sobre lo sucedido", comentaban en Gobierno.
En distintos tramos, el Presidente colocó en la otra vereda no sólo al macrismo sino también a las empresas que buscaban ganancias extras con las abusivas tarifas de telecomunicaciones - una referencia al Grupo Clarín-, a una prensa que responde a grupos económicos y a un Poder Judicial al que situó "casi en los márgenes del sistema republicano". ¿Será el tono de la campaña? "Esperamos que sí. Siempre estos mensajes sirven para alinear y en este caso esperamos ordenar un poco el mensaje, que es algo que necesitamos", explicaba el asesor.