Santa Fe: Amalia Granata denunció un “tongo alevoso” del fiscal de Estado de Maximiliano Pullaro

La diputada aseguró que el abogado Domingo Rondina "no protestó la decisión" de abonar los juicios a las víctimas de las inundaciones en 2003 para defender los intereses de la provincia, ya que le corresponden honorarios. La crecida del río Salado dejó un saldo inicial de 23 muertes por causas directas. 

08 de julio, 2024 | 11.27

En plena sesión de la Cámara de Diputados de Santa Fe, Amalia Granata apuntó contra el fiscal de Estado del gobierno de Maximiliano Pullaro. La legisladora incluyó un capítulo controversial sobre las inundaciones en el territorio en el 2003 y las indemnizaciones pendientes y advirtió que el funcionario intentó montar un “tongo demasiado alevoso” dentro del trámite judicial resuelto un par de meses atrás.

El abogado Domingo Rondina informó que el gobierno santafesino resolvió no apelar la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia en las causas vinculadas al trágico hecho ocurrido durante la gestión de Carlos Reutemann, poniendo fin de esta manera a los reclamos económicos de los damnificados.

Después de 21 años, la Corte decidió que "la culpa fue del gobierno provincial de ese momento”. El letrado dijo que el fallo “es inexcusable, la responsabilidad por la falta de obras y de previsión de la provincia, así que en ese sentido condena a la provincia a indemnizar a todas las familias que sufrieron como consecuencia de la inundación”.

El fiscal de Estado mencionó que la Corte tomó la decisión de “que aquellas personas que cobraron la indemnización que pagaba en aquel momento el Ente de la Reconstrucción, ya están suficientemente compensadas con aquella indemnización, pero que quienes no cobraron tienen derecho a cobrar ahora, siempre y cuando hayan hecho su juicio”.

A contramano de lo dispuesto por la provincia, la diputada del bloque Somos Vida cree que el Poder Ejecutivo “debería apelar la sentencia” a favor de las víctimas del desborde del río Salado. Además, planteó que el acatamiento del fallo es una maniobra que beneficia al letrado porque fue representante de una parte de los demandantes.

De esta manera, Granata acusó a Rondina de estar "de los dos lados del mostrador" y aseguró que, ahora como fiscal de Estado, no protestó la decisión de abonar los juicios para defender los intereses de la provincia, ya que como defensor de los damnificados le corresponden honorarios. A su vez, aseguró que intentó poner a su esposa y a un socio de su estudio para continuar con esa representación.

En diciembre ya había anticipado que era un impresentable. Como suele pasarme muchas veces, no me equivoqué”, afirmó. Como si esto fuera poco, lo calificó de “burro” y “bruto”. Aunque la situación denunciada por la legisladora "destapó la olla", aún no se escucharon réplicas de parte del oficialismo ni del propio funcionario. Por otra parte, la rosarina anticipó que va a “perseguir” a Pullaro “cuando haga las cosas mal en perjuicio de la provincia y beneficio de los propios”.

Cómo fue la trágica inundación de Santa Fe

El martes 29 de abril de 2003 un tercio de la ciudad de Santa Fe quedó bajo el agua: en una crecida sin precedentes, el río Salado ingresó por la brecha de una defensa inconclusa y dejó bajo el agua a más de 40 barrios del cordón oeste, de norte a sur, afectando a unas 36.890 viviendas distribuidas en 1.296 manzanas. 

Esto provocó un éxodo masivo y repentino de más de 150 mil vecinos que en pocas horas debieron abandonar sus hogares para escapar del agua y refugiarse en escuelas y otras instituciones del resto de la ciudad a donde no había llegado el río. Aunque muchos lograron escapar de la inundación, la tragedia dejó un saldo inicial de 23 muertes por causas directas

Por varios días permaneció el agua adentro de las viviendas y gran parte de la ciudad quedó a oscuras e incomunicada. Mientras en los barrios sobrevolaban los helicópteros y por las calles navegaban las lanchas particulares y del Ejército. en el resto de la ciudad que quedó a salvo de la furia del río, las escuelas se transformaron en refugios.

Cuando finalmente bajó el nivel del río, el agua quedó “atrapada” adentro de la ciudad como en una palangana. Hubo que dinamitar dos tramos de defensas para evacuarla. Lo que quedó fueron las secuelas materiales y psicológicas en la sociedad. Al tiempo que se intentaba atenderlas se comenzó a reconstruir ese tercio de la ciudad.