El 15 de abril de 1953, la estación Plaza de Mayo de la línea A de subterráneos de Buenos Aires sufrió un atentado con explosivos que dejó un saldo de seis muertos y más de cien heridos. La investigación de los hechos llevó a la detención de numerosas personas, entre las cuales se encontraban varios líderes opositores.
De acuerdo con el libro "Bombardeo del 16 de junio de 1955", editado por el Ministerio de Justicia de la Nación, la investigación estuvo a cargo de la comisaría 17° de la Policía Federal, bajo la órbita del jefe de esa fuerza, inspector general Miguel Gamboa. El juez penal Miguel Rivas Argüello también intervino en la causa.
Finalmente, la pesquisa señaló a los militantes radicales Roque Carranza y Arturo Mathov como los principales autores del atentado, quienes habrían contado con la colaboración de otros personajes de filiación antiperonista. Según el historiador Ricardo Barreiro, no todos los detenidos tenían vinculación con el hecho y "se aprovechó la ocasión para encerrar a varios líderes opositores".
Carranza confesó haber fabricado las bombas detonadas en el atentado del 15 de abril, así como otras dos bombas que explotaron en el Círculo Militar a fines de abril, causando únicamente daños materiales. El militante radical quedó alojado en la Penitenciaría Nacional, donde alegó haber confesado bajo tortura policial. Sin embargo, el político y abogado Antonio Cafiero afirmó que los detenidos recibieron todas las garantías de la Constitución y la ley.
Tras la caída de Perón, la "Revolución Libertadora" indultó a todos los implicados en el atentado. Mathov llegó a ser diputado nacional y vicepresidente del bloque de la Unión Cívica Radical del Pueblo. Carranza, por su parte, tuvo una carrera política exitosa. Fue secretario técnico de la Comisión Nacional de Desarrollo bajo el gobierno de Arturo Illia y ocupó las carteras de Obras Públicas y Defensa durante el mandato de Raúl Alfonsín, falleciendo en ejercicio de esta última en 1986.
El caso del atentado a la estación Plaza de Mayo de la línea A de subterráneos de Buenos Aires sigue siendo objeto de controversia. Por un lado, algunos creen que los detenidos fueron procesados con todas las garantías, mientras que otros sostienen que hubo torturas policiales para obtener las confesiones. Sin embargo, lo que resulta innegable es que Roque Carranza, uno de los principales responsables del hecho, logró rehacer su vida y llegar a ser una figura prominente en la política argentina.
Un homenaje cuestionado
La polémica sobre el nombre de la estación “Ministro Carranza” ha sido un tema recurrente desde su inauguración en 1987. A pesar de que originalmente fue proyectada para homenajear al General Manuel Savio, el gobierno radical decidió nombrarla en honor al fallecido funcionario Carranza.
El autor Rubén Mario De Luca, en su artículo “Paradoja Subterránea” publicado en el sitio de historia del transporte BusArg, considera que el homenaje a Carranza “representa una insólita y macabra paradoja”. De Luca cuestiona el hecho de que “al autor del más trágico atentado en la historia de los subterráneos porteños se lo homenajeó con una estación en ese mismo medio de transporte contra el que atentó”.
En 2013, la Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP) solicitó que se cambiara el nombre de la estación por “Miguel Abuelo”. Esta iniciativa incluyó una intervención sobre la cartelería de la estación en el marco del 60° aniversario del atentado.
Finalmente, en 2018 se obtuvo un dictamen favorable en una audiencia pública para cambiar el nombre de la estación. Sin embargo, el nombre de Carranza no desapareció por completo, sino que se optó por la doble denominación.
Este cambio de nombre no solo generó un impacto en la identidad de la estación, sino que también tuvo un impacto en la historia de la ciudad y en la memoria colectiva. La estación “Ministro Carranza” fue parte de la vida de miles de porteños desde hace décadas, y el cambio de nombre fue un momento histórico para la ciudad.
Por otra parte, el homenaje a Carranza ha sido criticado no solo por su presunta participación en el atentado del Subte, sino también por su controvertida gestión como Ministro de Obras Públicas durante el gobierno de Juan Domingo Perón. Carranza ha sido acusado de corrupción y de haber participado en el desvío de fondos públicos para beneficio personal.
En este sentido, el cambio de nombre de la estación también podría interpretarse como un intento por borrar un capítulo oscuro de la historia de la ciudad. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que la historia es compleja y que el homenaje a Carranza ha sido parte de la identidad de la estación durante décadas.
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