En la salida de la pandemia y tras la derrota en las elecciones primarias, en el oficialismo se profundizó un debate interno sobre cómo salir de una crisis social que tiene al 40% de las personas en la pobreza. Mientras predomina en el gobierno nacional el discurso de “transformar planes sociales en empleo genuino”, no son pocos quienes sostienen la necesidad de implementar algún tipo de renta o ingreso más extendido.
Con distintas miradas, y tensiones, uno de los ejes en discusión es cómo y cuánto empleo puede generar una incipiente recuperación económica para integrar a trabajadores desocupados, precarizados o informales.
Alberto Fernández reiteró este viernes que "cambiar planes por empleo debe ser nuestro primer objetivo”, y anticipó ante los empresarios reunidos en el Coloquio de IDEA que "a través de un decreto marco" se establecerá un sistema que posibilitará a los beneficiarios de prestaciones sociales "ser empleados en la actividad privada sin perder ese derecho".
El presidente agregó, en línea con un concepto que reitera en cada aparición pública, que “el primer gran problema que Argentina debe enfrentar con decisión es terminar con la desocupación creando empleo genuino” y que “la asistencia del Estado no puede ser el remedio para la falta de empleo”.
Referentas del feminismo popular, de distintas organizaciones, se reunieron en un panel para analizar y pensar la situación económica y laboral de las mujeres, reiteraron la propuesta de un salario universal y rechazaron el significado político de la frase “convertir planes sociales en trabajo”.
La actividad se realizó en un centro de jubiladas, en Villa Fiorito, y fue transmitida en vivo por YouTube, con la presencia de un grupo reducido de 40 personas, en su mayoría mujeres de barrios populares que militan en organizaciones sociales y políticas de la zona.
La charla fue organizada por el Frente Patria Grande, espacio político que conduce Juan Grabois, y participaron Mercedes D’Alessandro, economista, directora nacional de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía; Daniela Vilar, diputada nacional por el Frente de Todos y militante de La Cámpora; Natalia Zaracho, trabajadora de la economía popular y referenta del Frente Patria Grande y el MTE; Daniela Castro, directora provincial de Políticas de Diversidad Sexual del Ministerio de Mujeres de la provincia de Buenos Aires; y Lucía Klug, también militante de Patria Grande y candidata a diputada bonaerense, que coordinó el panel.
D’Alessandro advirtió que “no nos gustó la frase de ‘hay que cambiar planes por trabajo’ porque entendemos que hay trabajo y que en todo caso no está reconocido”, y consideró que “hay que abordar este debate desde el feminismo”.
“Estamos teniendo un mal diagnóstico, estamos pensando que lo que hay que hacer es convertir a alguien que recibe plata en alguien que trabaja, cuando lo que estamos viendo todos los días es que hay un montón de gente que trabaja, que no es reconocida como trabajadora y que además no recibe derechos laborales”, señaló la funcionaria de Economía.
La diputada Daniela Vilar indicó que “el ideario peronista del pleno empleo no es una realidad posible hoy, no es que sea una pesimista, esto es una situación global de desigualdad estructural en todo el mundo”.
“Antes de la pandemia había nueve millones de personas en la informalidad, en condiciones de cobrar el IFE. Entonces estábamos por lo menos a nueve millones de personas del ideario del pleno empleo”, dijo la dirigenta de La Cámpora, que reconoció el trabajo que realizan las organizaciones sociales y los movimientos populares en los barrios de todo el país.
Natalia Zaracho, que en diciembre se convertirá en la primera cartonera en asumir como diputada nacional, marcó que “las mujeres y diversidades somos las más pobres entre los pobres. Somos las que más nos cuesta conseguir trabajo y si lo tenemos estamos más precarizadas”.
“Nos tuvimos que inventar nuestro propio trabajo y ahora tenemos que dar explicaciones todo el tiempo sobre cómo trabajamos y para qué, eso enoja mucho”, advirtió Zaracho. “El peronismo tiene que entender que hoy somos los descamisados del siglo XXI. Necesitamos que se garanticen nuestros derechos”.
Sobre la propuesta de un Salario Básico Universal, explicó que “es una política de un ingreso mínimo para que a nadie le falte un plato de comida, para que nadie caiga en la indigencia. Esto va a impactar especialmente en las compañeras, en las mujeres”.
“Hay mucho machismo en el concepto de ‘transformar planes sociales en trabajo’”, señaló Daniela Castro. “Tenemos bien en claro lo que es el trabajo, lo que es salir todos los días a cartonear, a vender lo que tengamos para producir”.
Castro advirtió también sobre la necesidad de “que se comprenda que los feminismos, las mujeres, las diversidades, necesitamos transitar pisos de igualdad, pero en serio y no desde los discursos. Necesitamos que el pueblo deje de pasar miserias”.
Todas pusieron la mirada en la particular deslegitimación del trabajo de las mujeres en relación a las tareas de cuidado y de mantenimiento de los hogares, y resaltaron el rol social fundamental que cumplen en sus comunidades como encargadas de sostener espacios como merenderos y comedores, centros de apoyo escolar y postas sanitarias, entre otros.
La economía popular está integrada mayoritariamente por mujeres y jóvenes, sectores de la sociedad excluidos del mercado laboral formal. Según datos del Registro Nacional de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep), de las 2.830.520 de personas que se registraron hasta el momento, el 57,3% son mujeres, y el 64,3% se ubica entre los 18 y 35 años de edad.
En la distribución por ramas de actividad, la de Servicios Socio Comunitarios y Servicios personales concentran el 61,5% de los casos, donde la mayoría son trabajadoras de comedores populares; quienes realizan servicios de limpieza; familias de pequeños agricultores y vendedores ambulantes.
“Ese es el desafío que tenemos desde el feminismo, que nos vean. Muchos compañeros y compañeras siguen pensando el trabajo como el obrero del casco que entra a la fábrica a las nueve de la mañana y sale a las cinco de la tarde, y no entienden que el trabajo ha cambiado, no en la Argentina sino en el mundo, y que tenemos que trabajar por ampliar derechos y no por negar los trabajos que existen”, dijo la economista Mercedes D’Alessandro.