Un universo de casi tres millones de personas ya se inscribieron en el registro de la economía popular y los datos oficiales muestran dos características centrales de esa población que comienza a ser más visible: la mayoría son jóvenes de entre 18 y 35 años de edad, y mujeres trabajadoras en actividades vinculadas a los cuidados, servicios de limpieza y textil.
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Son las principales conclusiones del segundo informe del Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP) presentado este lunes en la Cooperativa Maleza, ubicada en Villa Lugano, en la Ciudad de Buenos Aires. Ahí, un grupo de 44 mujeres de la Villa 20 producen artículos de cosmética natural, una salida laboral que se construyeron en 2016, y que este año recibió un subsidio del Ministerio de Desarrollo Social por 3 millones de pesos para remodelación, equipamiento y compra de materia prima.
De las 2.830.520 de personas que se registraron, el 57,3% son mujeres, y el 64,3% se ubica entre los 18 y los 35 años de edad. La mitad se ubica en la región centro del país y Buenos Aires es la provincia que encabeza la cantidad de inscripciones con el 35,6%.
Para tener una dimensión comparativa con la población que se generó su propio ingreso por fuera del mercado tradicional, los casi tres millones de inscriptos en el Renatep representan cerca de la mitad de la población asalariada del sector privado registrado, que llega a 6.493.760 según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).
Estos datos funcionan también como un insumo más en el debate que reactivó el propio gobierno nacional en las últimas semanas sobre la necesidad de “reconvertir” el mapa de planes y programas sociales en trabajo registrado o “genuino”. Uno de los programas vinculados a la economía popular es el Potenciar Trabajo, que tiene 1.100.000 beneficiarios. Es decir, apenas un tercio de los inscriptos en el Renatep.
Otra conclusión destacada del registro es que el sector representa un contraste notable con la composición del mercado laboral formal, con porcentajes similares pero a la inversa. La predominancia de mujeres y jóvenes en la informalidad es consecuencia, entre otros factores, de su exclusión o falta de oportunidades en el sector registrado.
En el sector asalariado privado, registrado por el SIPA, las mujeres representan sólo el 32,9% y la mayoría son varones, con 67,1%. “La autonomía económica de las mujeres se constituye en una de las condiciones para lograr la equidad de género. Sin embargo, los datos sugieren que sus trayectorias laborales, en comparación con las de los varones, siguen siendo más precarizadas, informales y peor remuneradas”, advierte el informe, y señala que “se replica la división sexual del trabajo observada en el mercado laboral formal”.
En relación a la edad, la población marcadamente joven que integra la economía popular, con casi el 65% con menos de 35 años, está muy por encima del 38,8% que representan los jóvenes en el sector privado. Entre los que se ubican en la franja de 18 a 24 años, el Renatep registra al 27% del total, mientras en el SIPA esa población representa el 6,7%.
En la distribución por ramas de actividad, la de Servicios Socio Comunitarios y Servicios personales concentran el 61,5% de los casos, donde la mayoría son trabajadoras de comedores y merenderos comunitarios; quienes realizan servicios de limpieza; familias de pequeños agricultores y vendedores ambulantes. Luego, en cantidad de registrados, se encuentra la rama Comercio popular y Trabajos en Espacios Públicos, con el 12,1%.
El ministro de Desarrollo Social de la Nación, Juan Zabaleta, participó de la presentación, y aseguró que “las organizaciones sociales son parte de la reconstrucción de la Argentina y representan un nuevo sujeto social que es el que integra la economía popular, que hay que potenciar y acompañar desde el Estado”.
“Con toda esa cadena que se viene construyendo, de abajo hacia arriba vamos a reconstruir la Argentina; visibilizando y trabajando para que las y los trabajadores y trabajadoras del ReNaTEP tengan en claro que nosotros planteamos movilidad social ascendente”, señaló Zabaleta, acompañado por el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban “Gringo” Castro.
Luego de la presentación del informe, la Comisión Directiva de la UTEP se reunió con Zabaleta con “el trabajo como ordenador social, la infraestructura en los barrios populares y la agenda alimentaria” como temas principales de una reunión que los dirigentes calificaron como “muy sincera y positiva”.
El ReNaTEP es una herramienta que impulsaron las propias organizaciones sociales para primero reconocer un amplio mundo de trabajadoras y trabajadores que subsisten por fuera del mercado laboral formal. Luego, el desafío sigue por formalizar y garantizar sus derechos para facilitar el acceso a herramientas que les permitan potenciar su trabajo.
En cuanto a la forma de organización del trabajo, la mayoría trabaja de forma individual, en un 59,5% del total, y entre las formas colectivas de trabajo se destacan las organizaciones sociales y comunitarias.
Los hogares particulares son, en un 56,1% de los casos, el lugar en el que realizan sus trabajos, seguido por quienes lo hacen en el espacio público, con el 17,3%. Durante los últimos cinco meses, esa tendencia se modificó con relación al año pasado, y disminuyó en 7,9 puntos el trabajo en hogares, mientras aumentó en 9,3 puntos en la vía pública.
De la presentación también participaron el director Nacional de Abordaje y Gestión Socio Administrativa de Programas de la Economía Social y Popular, Pablo Chena; y la directora del Registro Nacional de Efectores Sociales, Sonia Lombardo, a cargo de la elaboración del reporte, elaborado bajo la órbita de la secretaría de Economía Social, que conduce Emilio Pérsico.