El veto del presidente Javier Milei a la actualización de los haberes de los jubilados se tratará en la Cámara de Diputados de la Nación este miercoles, con un Congreso que tendrá en sus inmediaciones protestas contra la medida del líder de La Libertad Avanza (LLA) y que puede redundar en más represión.
El oficialismo expresa su confianza en ratificar el veto, ya que afinó lazos con sus aliados, logró torcer voluntades dentro de las diversas posturas de la Unión Cívica Radical y continúa con el operativo persuasión. La oposición más férrea se debate entre sostener los votos negativos o salvar partes del proyecto que tuvo más de dos tercios en las dos cámaras.
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LLA sintoniza con sus aliados y ruptura radical
Dos semanas atrás, el Gobierno de la motosierra selló un entendimiento con el PRO y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) para sostener el veto presidencial en el recinto. Si bien se especulaba con que el acercamiento se profundizaría, por el momento se acordó buscar una coordinación para evitar derrotas del oficialismo en el Congreso.
Este martes Milei recibió en su despacho a cinco diputados nacionales de la Unión Cívica Radical: Martín Arjol, Luis Picat, José Federico Tournier, Mariano Campero y Pablo Cervi. Con esta foto, quedó sellado el acompañamiento al veto presidencial.
Curioso lo de Campero, cuyo archivo fue reflotado. “La motosierra tiene que ir a la casta y no a nuestros jubilados”, decía durante el primer tratamiento de la actualización de haberes previsionales en junio. Este martes en sus redes, justificó su cambio de parecer y acusó a Unión por la Patria y otros opositores de queres "golpear el plan económico moviendo uno o dos puntos del PBI".
Puestos en el tablero de relaciones del radicalismo, Arjol y Tournier responden al gobernador Gustavo Valdés, Cervi abandonó Evolución y se acercó al jefe del bloque, el cordobés Rodrigo De Loredo, y, afirman, el ministro de Defensa, Luís Petri.
Campero, por su parte, rompió con la UCR tucumana y lo ven acercandose a las representaciones locales del PRO y LLA, a través de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y Petri.
Un día antes, el radicalismo había perdido una banca por la decisión de Pedro Galimberti de renunciar para asumir en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM), a instancias del gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio. Con esta salida, el partido centenario pierde una banca que cae en poder del PRO, asignada a Nancy Ballejo.
Sin embargo, fuentes boinas blancas desistieron de emitir suspicacias sobre la decisión de Galimberti. "No es mileista. Su sector en Entre Ríos se sumo al gobierno de Frigerio y él aceptó el cargo. Prefiere los cargos ejecutivos", señalaron, a la vez que indican que el ahora ex diputado puede volver a la intendencia de Chajarí en tres años.
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Cómo está el poroteo
"Somos optimistas", sintetizaron desde las inmediaciones de Menem. Si bien no dieron precisiones sobre qué números manejan, aclaran que están "trabajando" con los bloques chicos para que respalden el veto.
Para rechazar la decisión de Milei se necesitan tres tercios de la Cámara, por lo que el oficialismo necesita 87 diputados para apoyar el veto. LLA aporta 37, el PRO 37 (ya que no se sabe si Ballejo asumirá mañana), el MID aporta sus 3 diputados. Con los cinco radicales que confirmaron el respaldo a los designios de la Casa Rosada, la cuenta da 83.
El núcleo duro del rechazo al veto lo componen las 104 manos alzadas de los 99 de Unión por la Patria, los 5 del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), los 6 de la Coalición Cívica y los 16 de Encuentro Federal.
"Está dificil, pero seguiremos negociando hasta último momento", comentaron en los alrededores de peronismo. La desconfianza mayor, además de en los radicales, está en los bloques chicos o Innovación Federal. El voto de estos ocho diputados es todavía incierto.
Sin embargo, en Unión por la Patria tampoco está todo definido. Algunas voces ven que pueda ver algún operativo para seducir al gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, por donde ya se insistió en la votación del Senado por la ley Bases.
Con los cinco que abrazaron a la motosierra, al radicalismo le quedan 29. Del lado de Evolución, por lo menos la diputada nacional Danya Tavela anunció en diálogo con El Destape Mundo que rechazará el veto. "Estan trabajando sobre la opción insistencia parcial para salvar las diferencias", comentaban cerca del atribulado bloque. Para el tratamiento sobre tablas, deberían pedir asistencia a otros bloques. Fuentes parlamentarias acotaban que insistirán con el PRO para que los auxilie.
Suponiendo que se abra este escenario, el radicalismo también volvería a evidenciar las diferencias: el sector de Evolución y el del diputado nacional Facundo Manes buscarían insistir en todos los puntos, mientras que los que responden a los gobernadores quieren sostener el artículo del 8% de recomposición por el mes de enero.
La oposición al veto puede tener como premio consuelo el rechazo por mayoría simple, la mitad más uno. Con esto, el Cuerpo puede emplazar las comisiones correspondientes para el tratamiento del proyecto. "Se va a pedir esto para no perder mañana y estirarlo", respondieron fuentes que ven que no se llega a los tres tercios.
La calle
Fuera del recinto, se esperan movilizaciones de rechazo al veto presidencial. Según consignó este medio, se harán presentes el Frente Sindical, la Corriente Federal de Trabajadores, las dos CTA, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), los gremios de Camioneros y La Bancaria, dirigentes, grupos de jubilados y la izquierda, que junto con sus diputados, participarán de las marchas a Congreso.
La votación de mañana tiene una precuela en la semana pasada con una fuerte represión a jubilados por parte de las fuerzas de seguridad de la ministra Patricia Bullrich. A raíz de esto, Unión por la Patria y el FIT se levantaron de la reunión informativa del jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
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