Fue un Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia especial. El reclamo de Memoria, Verdad y Justicia tiene más de cuatro décadas, pero esta vez tocaba gritarlo frente a una Casa Rosada dominada por un Gobierno negacionista. Por eso, 400.000 personas respondieron a la convocatoria de los organismos de derechos humanos y colmaron la Plaza de Mayo, dejando una imagen como no se había visto en mucho tiempo.
Una de las que habló desde el escenario fue la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Pidió por una ley que sancione a funcionarios negacionistas de la última dictadura cívico-militar, de cuyo comienzo se cumplieron 48 años, recordó que "los responsables civiles", entre ellos "el poder económico concentrado", "siguen en su mayoría impunes" y llamó a forzar un cambio en el rumbo económico del Gobierno de Milei.
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La jornada arrancó temprano. Tras una semana de lluvias constantes, el domingo estuvo marcado por un cielo soleado y un calor que molesto, pero no sofocó. Las personas sueltas y las columnas de organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, partidos políticos, centros de estudiantes y asociaciones civiles comenzaron a llegar a la mañana. Para el mediodía, los subtes estaban saturados, la gente ya caminaba por el medio de las calles en todas las avenidas y calles cercanas a Avenida de Mayo, y la columna de la Confederación General del Trabajo (CGT) -algo histórico que demostró el cambio de época política que se vive- ya asomaba por Diagonal Sur.
Desde allí, todos avanzaron sin problemas y en un clima que osciló entre la alegría de reencontrarse en la calle, la bronca por las actuales políticas de Milei, la angustia de volver a escuchar un discurso negacionista desde el máximo poder público y, como siempre, la esperanza al escuchar hablar a Estela de Carlotto o la madre de Plaza de Mayo Taty Almeida.
Centros de estudiantes de colegios secundarios y de universidades, trabajadores, jubilados. Todos estuvieron en la Plaza de Mayo. "Nos van limitando, nos quieren apagar, hacer sentir vulnerables, como que no podemos", opinó Florencia, una abogada de 29 años. Alberto, un jubilado, expresó una urgencia similar. Asiste a la marcha año a año, pero en 2024 notó una necesidad especial no solo porque este Gobierno, opinó, "nos está llevando a la ruina", sino por el atentado que sufrió una militante de H.I.J.O.S la semana pasada en Santa Fe. "Ya es mucho. ¿Qué más?", dijo a El Destape con un tono de resignación, aunque con la convicción de seguir luchando en la Plaza de Mayo.
Como pasa todos los años, esta movilización del 24 de marzo estuvo caracterizada por la presencia de personas que no fueron en columnas, gente que año a año levanta la bandera de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Tal fue el caso de Norma, Flavia y Julia, de 66 años, 43 y 9, respectivamente. Tres generaciones que gritaron "Nunca Más" en la Plaza de Mayo.
"Lamentablemente se empieza a sentir lo mismo que se sentía hace 48 años. Yo no pensé que iba a volver a vivir esas sensaciones. Yo tenía 18 años cuando fue el golpe, perdí un montón de afectos. No militaba pero estaba muy cerca de gente que militaba. Amigas, amigos, familiares. Fue realmente muy duro. Por eso vengo siempre a la marcha. No pensé que en algún momento se iba a poder volver a vivir ese miedo”, contó Norma a El Destape. A su lado, Flavia agregó: "Lamentablemente el Gobierno que tenemos ahora está aplicando o intentando aplicar las mismas medidas económicas que se vivieron en esa época. Y reivindican el terrorismo. Eso hace especial este 24".
El reclamo de Memoria, Verdad y Justicia fue unánime. Sin grietas en la calle. Pero en el medio se mezclaban otros reclamos, algunos sectoriales y casi todos vinculados a la política de ajuste de Milei. Marina, representante de La Bancaria, por ejemplo, primero expresó su acompañamiento "más que nunca" en este 24 de marzo: "Por los 30.000, por los que no están y por los que están. También por nuestros compañeros desaparecidos bancarios, que son 190", explicó.
Y luego contó a este portal que ella y sus compañeros estaban juntando firmas en las inmediaciones de la Plaza: "El Banco Nación está atravesando un proceso de peligro de privatización, como tantas otras empresas del Estado. El proyecto de privatización figura tanto en el DNU como en la ley ómnibus, así que nos hemos decidido a hacer esta campaña de junta de firmas a nivel nacional”. El objetivo, concluyó, es “juntar un millón de firmas para presentarlas al Congreso”.
En el marco de la promesa de Milei de cerrar la agencia de noticias Télam, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) se hizo presente a través de la calle Bolívar con distintas pancartas, entre ellas una que decía: "Sin medios públicos no hay democracia". A la suspensión de las plataformas de la agencia se sumó también el levantamiento de los noticieros de la Televisión Pública durante los fines de semana, por lo que por primera vez en su historia estos medios públicos no pudieron cubrir un aniversario del golpe para los lectores y televidentes de todo el país.
Con este apagón informativo de fondo, pero con la fortaleza de una Avenida de Mayo donde no entraba un alfiler, la histórica bandera que tiene marcados las fotos de los desaparecidos, ingresó a la Plaza de la mano de los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado y al ritmo de un clásico: "Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar".
El pico de emoción llegó cuando De Carlotto, Almeida y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, tomaron la palabra.
"Frente a este Gobierno, que pretende restablecer la teoría de los dos demonios y reivindica al terrorismo de Estado, seguimos reclamando una ley contra el negacionismo, que sancione a funcionarios y funcionarias y representantes elegidos que desestimen los crímenes y a sus víctimas", dijo Estela. El momento cúlmine de su discurso se dio cuando la Plaza se llenó de aplausos y gritos después de que recordara: “¿Se acuerdan como murió Videla? Eso es el castigo divino". Sus palabras fueron una clara respuesta al video negacionista publicado horas antes por la Casa Rosada desde sus redes sociales.
La referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida, por su parte, se refirió a la situación política actual y les pidió a los gobernadores "que resistan ante las extorsiones del Gobierno" y que "defiendan el territorio nacional y los recursos naturales". Este mensaje se escuchó apenas unas horas después de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, diera un encendido discurso en medio de la marcha. "Estos días andan diciendo que en Argentina hubo una guerra, que hay dos demonios. Vuelven y vuelven con lo mismo, pero entiendan bien los que fueron juzgados y presos es por desaparecer, por torturar, por robarse niños", dijo Kicillof a la prensa al momento de su llegada.
Como pasa hace años, hubo dos marchas y dos actos. Por eso, cuando se terminaron con las lecturas de los documentos, las columnas de los organismos de derechos humanos, los movimientos sociales, sindicatos y partidos comenzaron a desconcentrarse de manera un tanto caótica, pero sin grandes complicaciones. Fue lento y eso provocó que el segundo acto, el convocado por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y apoyado por los partidos de izquierda se retrasara.
A pesar de los cuellos de botella que se generaron, miles de personas se quedaron en la plaza que está frente a la Casa Rosada para escuchar el documento de los partidos y organizaciones de izquierda. La gran diferencia con la lectura anterior fue que desde el escenario se le exigió a la CGT que convoque a un nuevo paro general, que sería el segundo después del de enero. "Basta de dar vueltas. Pónganle fecha ya a un paro general activo y un plan de lucha hasta derrotar el DNU y todo el plan de Milei, que ya no va más", pidieron.