En los próximos días Alberto Fernández tendrá en su escritorio varias ternas para seleccionar jueces y enviar sus pliegos al Senado. Una es la vacante en la Sala B de la Cámara Comercial donde tramita el caso Correo Argentino, el expediente por la multimillonaria deuda de la familia Macri con el Estado hace más de 19 años.
Quien en encabeza la lista es el juez Sebastián Sánchez Cannavó, que para lograr que Mauricio Macri lo ascendiera se sumó a los aprietes a la fiscala Gabriela Boquin. Lo sigue el juez Fernando Gabriel D’Alessandro, que actualmente pone trabas en ese expediente. Asoma como candidata la tercera en la terna, María Guadalupe Vázquez. El Presidente puede elegir y luego el pliego seleccionado deberá pasar por el Senado.
El caso de Sánchez Cannavó es claro. Está a cargo del Juzgado Nacional en lo Comercial N 30, pero luego de pasar años en las distintas instancias del fuero comercial quiere llegar a camarista. Para eso, se plegó a una de las maniobras para apretar a la fiscala Boquin y apartarla del caso Correo, un expediente sobre el que debería intervenir de ser ascendido a la sala B de la Cámara Comercial.
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Desde que la fiscala Boquin frenó a Macri en su intento de condonarle más de 70.000 millones de pesos a su familia el juez Sánchez Cannavó comenzó a preocuparse por su ascenso. ¿El motivo? Su esposa, Marina Nieves Calzia, trabajaba en la fiscalía de Boquin. La pareja tenía buena relación personal con Boquin, pero Sánchez Cannavó priorizó su ascenso. Calzia, su mujer, realizó una falsa denuncia por maltrato laboral contra Boquin para apartarla del caso.
En abril de 2018 Calzia presentó una denuncia interna en la Procuración contra Boquin. La acusó de “destrato” y decía que generaba un “clima hostil” que “le había provocado un cuadro de estrés laboral con síntomas de mareos, temblores y descompensaciones, por lo que en un primer momento solicitó licencia médica y luego un traslado a otra dependencia”.
Pero un año antes, a principios de 2017, el propio Sánchez Cannavó le confesó a Boquin que precisaba que su esposa dejara de trabajar con ella porque sino no tendría posibilidades de que Macri lo ascendiera y que estaba estresada por problemas personales. Boquin le dijo que no tenía problemas con el traslado pero que no dependía de ella.
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Todo consta en el expediente del sumario contra Boquin, que el procurador interino Eduardo Casal se ocupó de distribuir entre periodistas y entre fiscales amarillos que también se lo dieron a sus contactos mediáticos. .
El rol de Sánchez Cannavó y Calzia en los embates contra la fiscala Boquin fue y es clave. De hecho, el sumario contra ella sigue abierto y con el impulso del procurador interino Casal, que sigue directrices de Macri.
Calzia trabajó en la fiscalía comercial de Boquin entre mayo de 2015 y abril de 2017. Boquin y Calzia se conocen desde hace años, ya que la denunciante era secretaria de Ricardo Nissen en la Fundación para la Investigación y Desarrollo de las Ciencias Jurídicas donde la fiscala realizó numerosas actividades y llegó incluso a ser vicepresidenta de la institución. Cuando Calzia pasó a trabajar en la fiscalía de Boquín aún no se había recibido de abogada. Aprobó un buen número de materias y terminó la carrera en el ambiente que denunció como hostil.
En el expediente del sumario constan intercambios vía mail y Whatsapp certificados por escribano que muestran la buena relación y trato entre Boquin, Calzia y el propio Sánchez Cannavó. Pero Casal no los tuvo en cuenta y luego del último raid mediático de Macri redobló el ataque contra Boquin.
Las fechas son importantes ya que los supuestos maltratos coinciden con la explosión pública del caso Correo Argentino a partir del 8 de febrero de 2017. A los dos días, el portal La Política Online publicó una nota titulada “El Gobierno apunta a los vínculos de la fiscal del Correo con el kirchnerista Nissen” donde relataba que “Boquín tiene en su plantel a la esposa del juez comercial Sánchez Cannavó, que anteriormente trabajaba para Nissen”. Se trata de Calzia, que comenzó a preocuparse por que este tema no complicara la intención de su marido de convertirse en camarista. Se olvidaba que su propio marido juez había escrito un libro con prólogo de Boquin.
Sánchez Cannavó está alineado en la lista Compromiso Federal de la Asociación de Magistrados, donde militan entre otros el también juez y consejero de la magistratura Juan Manuel Culotta, un ex cardenal Newmann puesto a dedo por Macri en el juzgado electoral de la provincia de Buenos Aires para las elecciones de 2017.
El que figura segundo en la terna es el juez D’Alessandro, cuyo caso más resonante en los últimos años estuvo vinculado a la disputa por el club Comunicaciones entre los Macri y los Moyano. Quienes lo conocen lo vinculan con la jueza Maria Lilia Gómez Alonso, quien manejó los hilos de la causa Correo durante todos estos años e incluso, tal como reveló El Destape, visitó la Casa Rosada para reunirse con el secretario Legal y Técnico Pablo Clusellas en 2018. De hecho, D’Alessandro actuamente subroga a la jueza Marta Cirulli e interviene en el expediente Correo Argentino desde el juzgado de primera instancia. Y no hace mucho por que avance, más bien lo contrario.
La tercera ternada es Vázquez. Actualmente es secretaria letrada de la Procuración ante la Corte. Antes, entre 2007 y 2010, trabajó en la fiscalía general ante la Cámara Comercial cuando estaba ocupada por Alejandra Gils Carbó. Tiene una maestría en la Universidad de Louisiana que obtuvo con el mejor promedio, 9,77, y cuya tesis fue sobre medidas anti-evasión fiscal y como la evasión es consecuencia de la incompletitud del derecho. Según su currículum, lo aplicó a otros contactos como “los fraudes concursales y la extensión de la quiebra”.
El Presidente tiene sus nombres. El dictamen se aprobó con 11 votos en el Consejo de la Magistratura. Puede elegir a cualquiera y enviar el pliego al Senado, que deberá darle luego su visto bueno.