El gobierno de los Estados Unidos se comprometió oficialmente a trabajar con la Argentina en una solución al problema de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y destacó el papel clave que puede tener Alberto Fernández en el vínculo de la Casa Blanca con América Latina. Tras la visita a Buenos Aires de emisarios de primer nivel, el gobierno de Joe Biden informó que va a colaborar en la negociación con el organismo internacional de crédito para “enviar un mensaje a todos los países emergentes que están teniendo dificultades financieras y deben acudir al FMI a pedir ayuda”. En conferencia de prensa, el Director para el Hemisferio Occidental, Juan González, también destacó que Fernández “puede hablar con gobiernos tanto de izquierda como de derecha” y que por eso “puede jugar un rol importante en la promoción de los valores democráticos” en la región.
Una vez más, la política exterior le regala al presidente argentino las satisfacciones que la arena doméstica aún le niega. El mensaje del gobierno norteamericano, emitido en un ámbito formal, le da consistencia a la información que circulaba desde el viernes y empieza a ponerle el moño final al minucioso trabajo que Fernández y su equipo vienen tejiendo desde diciembre de 2019 con el objetivo prioritario de resolver el problema de la deuda impagable dejada por Mauricio Macri. Primero se resolvió la negociación con los acreedores privados. Luego se consiguió un puente financiero con el Club de París y el apoyo de los líderes de la Unión Europea a los planteos argentinos, que exceden su caso particular y proponen reformas de fondo en el sistema financiero. Ahora, oficialmente, Joe Biden también respalda esa posición. El camino hacia un acuerdo queda despejado.
“El mundo vive una situación muy particular y en ese contexto, el país que tiene un préstamo más grande con el FMI, la manera en la que el organismo llegue a una resolución con Argentina en este asunto enviará un mensaje a la región, o en realidad no sólo a la región sino a todos los países emergentes que están teniendo dificultades financieras y deben acudir al FMI a pedir ayuda”, señaló González en una rueda de prensa para informar sobre el desarrollo de la gira sudamericana. “Por eso los Estados Unidos tienen interés en asegurarse de que las instituciones internacionales responden al desafío y están dispuestos a trabajar con la Argentina en este asunto --agregó--. Queremos asegurarnos que no estamos desarrollando una solución que es específica para la Argentina, sino una que siente un precedente para otros países que enfrentan desafíos similares”.
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El funcionario de la Casa Blanca también habló de “muchas coincidencias” con el gobierno argentino respecto a la necesidad de “invertir en los trabajadores y sus familias” para evitar que aumenten las desigualdades a la salida de la crisis y destacó el acuerdo entre ambos países para discutir una tasa mínima global en los impuestos a corporaciones, otro de los debates impulsados desde la Argentina por el ministro de Economía, Martín Guzmán, en sus múltiples contactos con otros países para resolver el complicadísimo problema financiero que heredó este gobierno. Las señales que dejó en Buenos Aires Jake Sullivan, el emisario de Biden, ratifican el rumbo que tomó el Frente de Todos desde la campaña electoral, denunciando el carácter político del préstamo a Macri y, por lo tanto, la necesidad de una solución política a un enredo que de otra forma no podría desatarse.
Además, desde Washington se ratificó que a los ojos del gobierno norteamericano, en el marco de una Sudamérica convulsa, mientras Bolsonaro añora a Donald Trump y los socios históricos de Washington, Colombia y Chile, atraviesan complejos escenarios políticos y sociales, la Argentina asoma como una isla de estabilidad en el ojo del huracán y Fernández es un interlocutor razonable que puede ayudar a que no escalen conflictos que puedan tener consecuencias al norte del Río Bravo. Una oportunidad que el presidente argentino atisbó al comienzo de su mandato, construyó desde entonces y comienza ahora a dar sus frutos. “Creemos que la Argentina es un país que puede hablar con gobiernos tanto de derecha como de izquierda y puede jugar un rol importante en promover la defensa de los valores democráticos”, sostuvo González desde la Casa Blanca.
En ese sentido, dejó abierta la puerta a que la posición argentina ayude a encontrar enfoques novedosos para algunos de los conflictos que se presentan en la región. “Yo creo que tuvimos una conversación muy constructiva con los argentinos, que manifestaron su voluntad de encontrar áreas de terreno en común y su interés en resultar útiles. Quiero decir: creo que ellos dejaron claro que no siempre van a estar de acuerdo con nosotros en cómo hacer las cosas, respecto a la manera de aproximarse a los problemas en casos como el de Nicaragua, Venezuela o Cuba pero que “ambas partes van a seguir teniendo un diálogo muy honesto y fluido cuando se trate de estos asuntos”, reconoció el principal encargado de política exterior del gobierno de Biden para esta región. “El despliegue de tecnología 5G, la OCDE, la OTAN y el cambio climático”, también fueron parte de la agenda, informó.