En la clausura de la conferencia de la UIA, el presidente Alberto Fernández remarcó que el acuerdo por la deuda externa no será en base a un programa de ajuste y que la renegociación no debe postergar el desarrollo argentino. Pero le reclamó al FMI que, antes de la firma, también haga "una evaluación" sobre el "fallido" plan otorgado al gobierno de Mauricio Macri que permitió una fabulosa fuga de capitales a la que ahora debe hacerse frente. Fue en el cierre de dos jornadas con nutrida participación de funcionarios del Gobierno que, sumados a los miembros de la CGT que ocuparon plateas, muestra el objetivo de la Casa Rosada de sumar apoyos en el poder económico y sindical para forzar a la oposición a sentarse a discutir el programa plurianual y el acuerdo con el Fondo en el Congreso.
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El último tramo del mensaje presidencial estuvo dedicado a la renegociación por la deuda, el principal objetivo del Gobierno para el último mes del año. Destacó la misión de funcionarios de Economía y el Banco Central que el fin de semana viajarán a Washington, pero advirtió que no suscribirán un nuevo programa que genere más daños al país. "Por eso le pedimos al FMI que antes de que cerremos un nuevo acuerdo, haga su evaluación de lo que fue el fallido programa stand by por el que se desembolsaron 44 mil millones de dólares que se mal utilizaron en pagar deuda insostenible y en financiar salida de capitales. Eso nos va a ayudar a terminar de entendernos. Es un paso necesario en este camino", consideró, una novedad en el discurso oficial.
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Cerca del Presidente advertían que este "mea culpa" de las autoridades del organismo era una condición necesaria para arribar a un acuerdo. “Para poder escribir una nueva página, es necesario cerrar el capítulo anterior. Hagámoslo rápido y así avancemos sobre un terreno más firme y despejado”, reclamó Fernández desde el atril en Parque Norte.
El Presidente destacó las bondades del programa plurianual elaborado por el ministro de Economía, Martín Guzmán, que en los próximos días se enviará al Congreso. "Traza la política macroeconómica que es posible llevar adelante y que generará resultados positivos", advirtió. Tiró palos a Macri, a quien nombró en algún momento. "Nada serio puede resolverse en cinco minutos. No trabajamos para sacarnos el problema de encima. Mi responsabilidad es trabajar para que la deuda no postergue más el desarrollo argentino", agregó. En el mensaje -leído, como viene haciendo últimamente- hubo una fuerte reivindicación de las políticas industriales como el motor de la recuperación económica y fue aplaudido cuando sostuvo que "no podemos recaer en aperturas indiscriminadas de la economía que destruyen a la industria nacional", en contra del dogma neoliberal que gana espacio.
En busca de apoyos
Fue la conclusión de una serie de encuentros realizados en los últimos días con la idea de ganar respaldos para el acuerdo con el FMI, objetivo en el que establishment aparece más comprometido que la oposición. El propio titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja, estuvo la semana pasada en el Hotel Alvear en un evento del que participaron CEOs locales y empresarios españoles con intereses aquí junto al jefe de Gabinete, Juan Manzur, el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz.
Los tres funcionarios -supuestos representantes de diferentes "alas" del Gobierno- mostraron una posición común: habrá un acuerdo con el FMI pero sin comprometer el crecimiento. Los Ceos no sólo se mostraron de acuerdo sino que alguno de ellos llegó a decir que no podía creer que el mismo macrismo que había generado la deuda ahora dijera que no pensaba colaborar en su renegociación.
Manzur fue además protagonista de la jornada de apertura de la UIA en Parque Norte. Por allí también pasaron el canciller Santiago Cafiero, el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, el de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el de Trabajo, Claudio Moroni, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el embajador en Brasil, Daniel Scioli. "Vamos a llegar al mejor acuerdo posible para el pueblo argentino", afirmó Manzur. Pesce desmintió que la negociación incluyera un salto devaluatorio.
La otra pata de la estrategia es el apoyo sindical, motivo de la visita del ministro Guzmán el miércoles a la sede de la CGT. El ministro dejó a los popes gremiales conformes con elogios para la central y la afirmación de que el programa con el Fondo no significará un ajuste. "Nos contó que en la negociación con el FMI no está en la agenda una reforma laboral ni un salto devaluatorio", confirmó el secretario general Héctor Daer, mezclado entre los invitados especiales en la UIA, lo mismo que el metalúrgico Antonio Caló. El Gobierno espera que la presión del Círculo Rojo obligue a la oposición a colaborar para salir de la crisis de deuda que dejaron como mochila de plomo para la actual administración.