10 de octubre, 2020 | 09.43

Desaparecen pruebas de una reunión secreta de Vandenbroele, el testigo clave contra Boudou

En el legajo de Vandenbroele como testigo protegido consta que existían fotos de una reunión clandestina en las semanas previas a su declaración contra Boudou, pero esas imágenes ahora no aparecen.

Alejandro Vandenbroele, el testigo clave contra Amado Boudou al que el macrismo le puso un hotel boutique, tuvo una reunión secreta semanas antes de su declaración en el juicio por el caso Ciccone que quedó registrada por su custodia pero las fotos, ahora requeridas por la Justicia, desaparecieron.

La reunión clandestina y la existencia de fotos de la misma constan en el legajo de Vandenbroele como testigo protegido. Fue el 4 de enero de 2018. Lo informó por escrito Carlos Linsalata, el subcomisario porteño que tenía a su cargo los arrepentidos vinculados a causas de persecución política. La defensa de Boudou, que pudo acceder al legajo, pidió que se incorporen esas fotos a la investigación judicial donde se intenta reconstruir cómo fue la negociación de Vandenbroele con el gobierno de Mauricio Macri. Pero cuando la fiscalía a cargo de la investigación las pidió, desde el Programa Nacional de Protección de Testigos contestaron que no están.

En el legajo, al que El Destape accedió aún en tiempos de Macri en el Gobierno, consta que Vandenbroele violó las medidas de seguridad como testigo protegido, viajó de Mendoza a Pilar, tomó el auto de su madre, recogió a un hombre con un portafolios, intercambiaron cosas, dieron varias vueltas a manzana y luego el hombre se bajó.  

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Consta también que había fotos, pero ahora desaparecieron. Alguien se debe haber ocupado de eso en los meses en que los funcionarios macristas siguieron al frente del programa de Protección de Testigos una vez que asumió el nuevo gobierno y sobretodo luego de que El Destape revelara el pago de un hotel a cambio del testimonio direccionado de Vandenbroele. Vale recordar que Francisco Lagos y Juan Rebollo, director y coordinador del programa en la era Macri, siguieron en sus cargos hasta el 20 de febrero del 2020, ya entrado el gobierno de Alberto Fernández.

En el legajo de Vandenbroele consta que el Grupo Especial de Protección (GEP) del Servicio Penitenciario Federal, a cargo de su custodia, reportó que “una vez arribados a la zona del centro de Pilar, observaron que un sujeto masculino subía al vehículo conducido por Vandenbroele, llevando consigo un portafolios (se anexan vistas fotográficas). A continuación, el personal en seguimiento observó que el protegido y su acompañante circulaban dando una vuelta manzana, procediendo a estacionar para que descendiera el sujeto que antes había ascendido”.

La defensa de Boudou encontró el registro de esa reunión clandestina y el dato de que existían esas fotos en el legajo de Vandenbroele como testigo protegido, al que logró acceder no durante el juicio por el caso Ciccone sino recién en el marco de la causa donde se investiga el pago del hotel al testigo clave contra el ex vicepresidente.  

A partir de ese hallazgo le solicitaron a la fiscala Paloma Ochoa, a cargo de la investigación judicial, una serie de medidas para reconstruir la reuniones de Vandenbroele en la previa a su declaración y puntualmente las fotos de ese encuentro. tal como informó El Destape. El fiscal Franco Picardi, que reemplazó por unos dias a Ochoa, requirió esas fotos al Programa de Protección de Testigos. Pero la respuesta fue que las fotos no están.

Las vistas fotográficas que conforme la constancia de fs. 230/233 habrían sido anexadas al referido legajo, no lucen agregadas a éste ni obran en ninguno de los registros y bases de datos de esta Dirección Nacional, dice la respuesta enviada a la fiscalía por Santiago Eguren, el actual director del Programa Nacional de Protección de Testigos que depende del ministerio de Justicia. No lo dice,  pero todo indica que alguien se ocupó de eliminar esas pruebas.

El subcomisario Linsalata dejó por escrito que él no había autorizado el viaje de Vandenbroele de Mendoza a Pilar y el éste le había mentido a la custodia. También escribió que cuando le recriminó por la situación a Vandenbroele éste “afirmó que había ido a llevarle una suma de dinero – que no determinó en cantidad – a su hermano, para que éste pudiera efectuar depósitos bancarios”. Pero el propio Linsalata, en su informe, destaca que esto no tiene sentido: “Al respecto, y sin perjuicio de no tener constancia de la veracidad de esos dichos, se destaca que ello tampoco guardaría coherencia con la situación económica del protegido, quien manifestara NO poseer dinero alguno”.

Linsalata relata que el GEP estaba “haciendo seguimiento vehicular protectivo respecto de Alejandro Paul Vandenbroele, quien se movilizaba a bordo de un vehículo Marca Renault, Modelo Megane (dan la patente, pero aquí se omite), el cual pertenecería a la madre de aquel”. Y sigue: “el protegido Vandenbroele circulaba de manera solitaria y aislada, con dirección al centro de la Localidad de Pilar, habiendo manifestado previamente, que había sido autorizado al efecto por el Operador asignado a su caso, es decir, quien aquí suscribe. Dada la falacia de esas manifestaciones, me comuniqué inmediatamente con el Coordinador de Operadores”. Que Vandenbroele mintiera sobre la autorización puede indicar que las negociaciones por su testimonio tenían varios carriles, alguno de ellos por encima de Linsalata, que era su control.

Para reconstruir esta negociación entre Vandenbroele y el gobierno de Macri la defensa de Boudou también pidió que se obtenga “el listado entrantes y salientes del teléfono celular de llamadas que le fuera entregado por el Programa al Sr. Vandenbroele, con especial atención a aquellos días, identificando a los titulares de cada servicio y la ubicación de las antenas a las cuales reportaban cada aparato”. El teléfono sí apareció: según informó Eguren, fue devuelto por el propio Vandenbroele el 21 de febrero pasado, cuando renunció al Programa de Protección de Testigos.