La Argentina y una alianza que perdió su Norte

19 de julio, 2024 | 12.26

En abril del presente año, el Secretario General Adjunto de la OTAN Mircea Geoana, sostenía en un encuentro con el Ministro de Defensa de la República Argentina, Luis Petri, que: "Agradezco la solicitud de hoy de explorar la posibilidad de convertirse en socio de la OTAN. Esta alianza trabaja con una variedad de países de todo el mundo para promover la paz y la estabilidad. Una cooperación política y práctica más estrecha podría beneficiarnos a ambos.

Resulta sorprendente que una nación del Hemisferio Sur, adhiera a un dispositivo militar cuyo origen y cuya propia razón de existencia radica en el Hemisferio Norte, y que incluye como uno de sus países fundadores al Reino Unido, país con el que tenemos dos contenciosos y posibles fuentes de conflicto: uno la ocupación ilegal que esa nación hace en las islas Malvinas, Georgias, y Sandwich del Sud, y otro los reclamos británicos sobre territorio antártico que se solapan completamente con los reclamos argentinos sobre ese mismo territorio, que por el momento están suspendidos por el actual Tratado Antártico, pero que podrán abrirse nuevamente cuando este tratado tenga que rediscutirse. 

Y un efecto de este contencioso permanente y estructural entre la República Argentina y el Reino Unido, fue el apoyo que los países de la OTAN le dieron por defecto al ejército británico durante el conflicto de Malvinas en el año 1982, como señalara el general Martín Balza:" Londres recibió la importante ayuda de las potencias europeas y los Estados Unidos en el conflicto del Atlántico Sur”. El exjefe del Ejército Argentino, Veterano de la Guerra de Malvinas y exembajador en Colombia, y en Costa Rica, analizaba así los pormenores de aquellos decisivos acuerdos.

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 Y este estado de cosas básicamente no ha cambiado, es decir, la alineación de la OTAN con el Reino Unido es incondicional, y la Argentina solo podría entrar a esa Alianza si se pliega a dicha alineación incondicional con los británicos, lo cual, vista la historia reciente de las relaciones entre ambos países una cuestión problemática.

Pero el asunto del proceso de adhesión argentino a la OTAN es más grave aún, porque la propia naturaleza de la OTAN ha cambiado. Esta organización nace como respuesta a los efectos políticos que tienen los tratados entre las tres potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, sobre la organización político-territorial de Europa oriental posterior a la 2ª Guerra Mundial.  Y este orden comienza con la cuestión de Polonia, en los protocolos de la Conferencia de Berlín de agosto de 1945, se reconoce lo siguiente: "El establecimiento por los Gobiernos británico y estadounidense de relaciones diplomáticas con el Gobierno Provisional Polaco ha tenido como consecuencia la retirada de su reconocimiento al antiguo Gobierno Polaco en Londres, que ya no existe". Los británicos en particular querían reponer al antiguo gobierno polaco en el exilio en Londres como el gobierno legal de Polonia, lo que era imposible dado el estado de cosas y los acuerdos entre las tres potencias. Se puede fincar en este episodio el comienzo de la llamada Guerra Fría, y es en ese contexto, que a partir de su nacimiento en el año 1949 la OTAN se vio a sí mismo como una alianza defensiva, que tenía explícitamente la obligación de mutua defensa entre sus miembros, en caso de una agresión a alguno de ellos.

Pero esta alianza defensiva dejó de tener sentido completo cuando el 1º de julio del año 1991, el Pacto de Varsovia, que conformaban las naciones de Europa oriental en alianza con la ex Unión soviética se diluyó, y no sólo esto, sino que muchos de los países firmantes del este tratado, luego se afiliaron a la OTAN. Con lo cual la OTAN deja de ser una alianza defensiva, y comenzó a ser el brazo armado de la Unión Europea y aliados, lo que se mostró con sus intervenciones en la guerra civil de Libia y en las guerras balcánicas. Es decir, la OTAN dejó de ser una alianza defensiva, y aunque no en sus documentos, se transformó en una alianza ofensiva. Una alianza militar que perdió su enemigo potencial, que comienza a pensarse ya no como circunspecta a la región euroamericana del hemisferio norte, si no con proyección planetaria. Como señalara el analista internacional Hasim Turker:"En los últimos años, se ha prestado mucha atención a si la OTAN extenderá su alcance a la región Asia-Pacífico (Indo-Pacífico). Aventuraba la evaluación de que la OTAN inevitablemente jugaría un papel más activo en la región de Asia-...Efectivamente, esta predicción se ha hecho realidad con la publicación del Concepto Estratégico 2022 de la OTAN, que incluye a China como un foco prominente.  El interés de la OTAN en China se ha hecho cada vez más evidente en los últimos cinco años. La Alianza ha hecho progresos notables en la mejora de las relaciones bilaterales con los países de la región de Asia y el Pacífico. Un acontecimiento significativo reciente es el plan de la OTAN para abrir una oficina de enlace en Japón. Este movimiento señala sin duda la intención de la OTAN de aumentar su presencia y compromiso en la región". De pronto, una alianza cuya propia definición la restringe al Atlántico Norte, se expande al Pacífico Sur. Claramente esto transforma a la OTAN en una herramienta para el ejercicio de influencias político militares en esta región del planeta.

La República Argentina parece enorgullecerse de entrar a una asociación militar, qué ha cambiado radicalmente su naturaleza y sus objetivos, Aunque sus fundamentos y su constitución explícita no lo declare, es la propia dinámica de los hechos, la que conforma esta transformación, como el caso de que la OTAN abra una representación en Japón, dado que, ni en la peor pesadilla geográfica, se podrían pensar intereses geopolíticos japoneses en el Atlántico Norte. Y estos desaguisados geográficos, no son sino una consecuencia de que la alianza atlántica se ha desconectado de sus intereses regionales en el Atlántico Norte, y se propone como una alianza militar con proyección planetaria y una naturaleza claramente ofensiva. Y esto se manifiesta más que nunca en la alianza explícita que los países de la OTAN tienen con uno de los contendientes del actual conflicto militar en Europa oriental, en donde el comportamiento de la OTAN, que comenzó a perfilarse como alianza ofensiva, cambió dramáticamente la naturaleza del riesgo para las naciones que no formaban parte del círculo virtuoso de sus miembros, como es el caso de la Federación Rusa, nación que durante más de 20 años vio en forma pacífica cómo se iba armando un encierro geopolítico sobre su territorio europeo.

Si los políticos argentinos que deciden la adhesión a la OTAN no tienen en cuenta estos factores absolutamente centrales, se precipitarán a ciegas a futuros conflictos que van a exceder al actual que ocurre en Europa Oriental, y que pueden llevar a un incremento de la beligerancia sin precedentes, que disipe cualquier fantasía defensiva que se pueda tener sobre la OTAN en el presente. Y como señala la historia nunca se sale indemne de las malas alianzas.