Los curas villeros de la Capital y el conurbano bonaerense advirtieron hoy que el Covid-19 “está pegando fuerte en nuestros barrios” y reclamaron una “presencia inteligente del Estado” en los asentamientos. Advierten que crece mucho el contagio en los barrios vulnerables y que “se vienen momentos muy duros en lo social” y que "va a ser largo".
Realizaron un acto en la Villa 31 en el que leyeron una carta titulada "Aniversario del padre Carlos Mugica y el impacto del coronavirus en las villas y barrios populares", en el marco del 46° aniversario del asesinato del Padre Carlos Mugica, que se cumplirá el 11 de mayo
Destacan que “nuestra gente sencilla acepta la buena decisión del Gobierno Nacional de hacer cuarentena y valoran las decisiones en favor de los que más sufren las consecuencias de la crisis". Consideran que la comunicación y las políticas del Gobierno en todos sus niveles están enfocadas a la población en general, pero que "también es necesario hacer un foco en los barrios populares”, donde la pandemia evidenció los problemas estructurales.
“La realidad se nos vino encima. Hay temas en los que no podemos seguir esperando su solución”, dicen en referencia a los serios problemas de falta de agua en lugares como la villa 31 -Barrio Padre Mugica- de Retiro.
Consideran urgente que se favorezca el acceso a los subsidios habitacionales. “Cada vez más gente se queda sin dinero para pagar el alquiler”. En línea con el Ingreso Familiar de Emergencia que dispuso el Gobierno nacional, solicitan que “se aumenten determinados beneficios sociales en cuanto al acceso a la compra de alimentos y medicamentos”.
Retoman lo dicho por el Papa Francisco en la última Pascua, y plantean que “tal vez sea (ahora) tiempo de pensar en un salario universal para que ningún trabajador se quede sin derechos”.
También enfocan en la situación de hacinamiento y abandono en las cárceles, las limitaciones del sistema de salud, la asistencia alimentaria sostenida y muchas necesidades concretas que surgen por la pérdida de las changas y trabajos informales, y apuntan contra los despidos arbitrarios.
Destacan la solidaridad de los vecinos y vecinas de los barrios populares, y dedican una crítica a los cacerolazos. “Nos hace bien ver cacerolas que con amor alimentan y dan esperanza y no cacerolazos que dividen e infunden miedo al otro. Las cacerolas de los pobres, como todo lo que surge de ellos, son para cuidar y sostener la vida”.
Remarcan su preocupación por la realidad de los adultos mayores y quienes tienen problemas de salud. “Nos preocupa la insuficiente capacidad de espacios de aislamiento”.
“Ausentarnos de los barrios populares sería colaborar para que crezca la injusticia existente”, dicen para destacar que de la mano de las autoridades civiles locales, las parroquias y capillas, junto a las organizaciones sociales, “acompañamos el relevamiento de los adultos mayores, las campañas de vacunación y la asistencia con alimentos”.
Por último, valoran la dedicación del personal de salud en los barrios y reclaman que “se destine lo necesario para que no colapse el sistema de salud”.
Reiteran sobre el final de la carta que “hoy hay más presencia del Estado”, pero “es insuficiente todavía. Seguimos necesitando una presencia inteligente del Estado”.
Destacan las últimas palabras del Padre Carlos Mugica, “sabemos que debemos estar ‘ahora más que nunca junto al pueblo’”.
Del acto participaron el obispo auxiliar de Buenos Aires, Gustavo Carrara, y los sacerdotes Agustín López Solari, Nicolás Angelotti, Guillermo Torre, Adrián Bennardis, Gastón Colombres, Franco Punturo, Pedro Baya Casal, Lorenzo de Vedia, José María Di Paola y Basilicio Britez, junto a un grupo de fieles y vecinos de la Villa 31.