El presidente Alberto Fernández fue el gran protagonista de la IX Cumbre de las Américas. Su durísimo discurso, las críticas a las ausencias de los países en el evento y los cuestionamientos a las políticas de Estados Unidos le dieron relevancia a su presencia que estuvo en duda hasta los últimos días. Sus palabras fueron celebradas por casi todo el Frente de Todos y se volvió a posicionar en el frente interno.
Así y todo, pese al reproche público a Joe Biden y la reprobación a la anterior administración de Estados Unidos, la tensión no escaló con los norteamericanos. "Antes de venir tuve demasiadas charlas con funcionarios y dirigentes de los Estados Unidos y sabían perfectamente lo que iba a decir. Fue una posición muy honesta la que planteé. No hubo ningún tipo de sobresalto. Como terminó mi mensaje: no vine a poner más muros, sino construir puentes", respondió el Presidente argentino a El Destape sobre cómo queda la relación bilateral con EE.UU.
Biden, por el momento, no se lo reprochó ni hubo gestos contra Argentina. Ambos se juntaron en una cena tras el discurso. "Intercambiamos unas palabras con Biden, en una reunión social, pero de ningún modo hubo un reproche, todo lo contrario", contó desde el piso 24 del hotel Ritz donde se hospedó para el evento.
Los medios internacionales reflejaron inmediatamente el duro discurso de Fernández y destacaban cómo se "plantó" en la Cumbre, con miradas cruzadas con el mandatario de Estados Unidos. El final fue una invitación a la reunión anual de la Celac que su par aceptó. La misma será en Buenos Aires en la primera semana de diciembre. "Se está trabajando para eso", contaron en la Cancillería argentina.
A la media hora de concluido el discurso de Fernández, el embajador Jorge Argüello contó cómo sigue la relación con Estados Unidos. "De ninguna manera ha sido un discurso contra la administración del presidente Biden", aclaró el diplomático a El Destape. Una forma de atajar cualquier indicio de tensión los norteamericanos. Se le consultó a Argüello cuáles serían las palabras para definir la relación entre la Argentina y Estados Unidos. "Excelente y mejorando", manifestó.
Dentro del oficialismo el discurso de Alberto sorprendió. Había temor, se hablaba de "discurso lavado", de posiciones contradictorias y se definía a la Cumbre como una encrucijada. Pero el Frente de Todos (casi en su totalidad) quedó muy satisfecho con la línea de las palabras del Jefe de Estado.
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El mismo lo armó solo el Presidente, sin consultar a sus pares de la Celac. Apenas delineó pasajes con su comitiva presidencial. "No tuvimos ninguna reacción en contra. Hasta el presidente de República Dominicana, que es alguien que por ahí no está cerca de mí ideológicamente, apoyó las palabras. Ayer recibí solo palabras de apoyo", afirmó Fernández a El Destape. Y contó sobre sus palabras: "Los discursos no se consensúan, son propios; sino son documentos", dijo cuando se le preguntó si había consultado con otros países del organismo sus palabras.
Una imagen resume la algarabía que había en la comitiva cuando terminó el discurso de Alberto. El canciller Santiago Cafiero antes de entrar a la bilateral con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ingresó a la sala exultante al grito de "¡Ar-gen-ti-na, Ar-gen-ti-na!".
Fernández, en el plano internacional, se lleva acuerdo por el gas con Chile, una reunión clave con Jair Bolsonaro sobre la energía de ambos países, e inversiones con General Motors y Google. Sobre la parte energética hay una gran parte atada a un tema que tomó relevancia y generó tensión que es el gasoducto Néstor Kirchner, hoy judicializado por las denuncias de su exministro Matías Kulfas.
"Acá no sabés dónde pisás la cáscara de banana", decía un hombre de la comitiva sobre la encrucijada de haber ido a una Cumbre que arrancó con polémica antes de empezar. El presidente argentino salió aireado. Y se pudo posicionar en el frente interno y externo. Resta saber en los próximos días cómo será capitalizada esta cosecha...