Las posibilidades reales de un diálogo entre Cristina y Macri

En el kirchnerismo insisten con la idea de un diálogo con la oposición, que podrían incluir un encuentro entre los dos ex presidentes. Macri se mostró reacio y este domingo podría terminar de definir una negativa. En el oficialismo creían que eso podría alentar al radicalismo a diferenciarse.

18 de septiembre, 2022 | 00.05

La posibilidad de la apertura de un diálogo al más alto nivel entre el oficialismo y la oposición amenaza con convertirse en uno de los temas centrales de la discusión política de los próximos días. Tanto la vicepresidenta Cristina Kirchner como el senador Oscar Parrilli evaluaron que, por lógica, el diálogo no debía tener excluidos, con lo que abrieron la puerta al encuentro con Mauricio Macri. La primera respuesta, evasiva, del ex presidente -"con la Constitución sobre la mesa"- dio pie para pensar en un rechazo, sobre el que seguramente dará mayores pistas en la entrevista que pactó para este domingo. Cerca de la vice no se desalentaban por esa posible reacción sino que imaginaban que podría alentar a otros sectores de Juntos por el Cambio, obviamente en primer lugar al radicalismo, a diferenciarse y acordar un cambio de tono.

"No es descartable que Cristina se junte hablar con Macri. Nunca puso un límite al diálogo", marcó Parrilli en El Destape Radio luego de la reaparición pública de la vicepresidenta en un encuentro con religiosos que trabajan en barrios vulnerables. Allí, Cristina subrayó que con el atentado que sufrió se había roto el acuerdo social que existía en el país desde el retorno democrático. Para reconstruirlo, planteó, había que dialogar entre todos, "con los que nos gusta y con los que no nos gusta". También el presidente Alberto Fernández transitó la misma línea en un acto junto al ministro Sergio Massa en una automotriz. “Un diálogo se genera con todos, no con los que pensamos lo mismo. Porque si excluyo a alguien estoy imponiendo un monólogo”, advirtió. La primera propuesta había surgido de parte del ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, quien buscó interesar a dirigentes opositores en la misa por la paz que se hizo en Luján, pero no encontró quórum.

A propósito del quórum, aunque a simple vista parecería que la situación no cambió desde el ataque, en Diputados aseguraban que se había respirado un clima diferente en las dos sesiones de esta semana. Si bien toda la bancada de Juntos por el Cambio mantuvo su posición crítica tanto al informe del jefe de Gabinete, Juan Manzur, como -al otro día- en la sesión donde se discutieron proyectos ríspidos como el Consenso Fiscal y la prórroga de impuestos, no hubo gritos destemplados ni gestos violentos. Incluso, cuando les tocó hablar a los más "halcones" como Fernando Iglesias o Waldo Wolff, lo hicieron sin estridencias y después se levantaron y se fueron. Iglesias incluso había votado en comisión algunos proyectos promovidos por el oficialismo.

"Para que ese diálogo prospere se tiene que negociar a través de intermediarios y hay que hacerlo en estricta reserva", explicaban desde un despacho en el Senado. Por cierto, resultó llamativa la aparición del senador Adolfo Rodríguez Saá en el encuentro de Cristina con los curas y religiosas. Justo acababa de trascender que había actuado como puente con el senador José Torello, íntimo de Macri, para la reunión secreta que mantuvo con la vicepresidenta un par de meses atrás. "Es uno de los caminos que se exploran, pero no el único", deslizaban desde el Instituto Patria. Respecto al objetivo del encuentro, obviamente, apuntaban a pacificar la discusión política. Una foto de ambos conversando, ya de por sí, serviría "para que todo el mundo baje un cambio", sostenían. 

Entonces, ¿es de veras posible un encuentro Cristina-Macri? "Es muy difícil, hoy no se ve muy viable", respondían desde el Senado. Subrayaban que la lógica de Macri y de sus dirigentes más cercanos -Patricia Bullrich y el sector "halcón"- ha sido adjudicarle los peores calificativos al kirchnerismo con la idea de competir por el electorado antipolítica de Javier Milei. Una foto de distensión les signficaría desandar ese sendero al que apuntan casi fanáticamente y que es lo que más rédito les daría ante una grey que imaginan totalmente corrida a la derecha. Su discurso es que la violencia la inició el peronismo -históricamente y ahora también- y critican duro a quien se corre de esa línea.

"Hay muchos en Juntos por el Cambio que se sienten incómodos con ese mensaje", afirmaban desde el Frente de Todos. Principalmente, recordaban la tradición dialoguista del radicalismo y el espanto que significaría para esa larga historia ver cómo se militariza la política, con dirigentes alejados de la gente y rodeados de seguridad. El titular de la UCR y gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, estuvo entre los primeros que llamó a la vicepresidenta luego del ataque. Morales y el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, compartirán en los próximos días un viaje a Estados Unidos junto al ministro De Pedro y el resto de los mandatarios del Norte Grande, lo que claramente marca un vínculo muy diferente al del macrismo. "Los halcones no pueden manejar ni un auto en una calesita", ironizó Morales. En el kirchnerismo apostabn a que si Macri terminaba de definir su rechazo a un encuentro, entonces al radicalismo -y no sólo a Morales sino también otros dirigentes de primer nivel como Facundo Manes y Martín Lousteau- podría resultarle atractivo marcar diferencias. "Pero hay que ir despacio y no exponerlos porque los gurkas le caen encima", indicaban.

Bajar los decibeles de la discusión política era el objetivo, pero había quienes sostenían que eso sería imposible si antes no se conseguía que lo hicieran los medios opositores. De ahí que el diputado Eduardo Valdés incluyera en su mensaje en la última sesión al dueño de Clarín, Héctor Magnetto, entre quienes deberían llamar a la vicepresidenta para repudiar el ataque. Dado el alineamiento que suele mostrar la oposición con el mensaje que se baja desde los medios, creían muy complicado que se modificara uno sin el otro. Sin embargo, pese a los reveladores chats que se conocieron en las últimas horas entre los integrantes del grupo que atentó contra Cristina, desde las pantallas y páginas de esos medios no hubo cambios en la línea editorial. Pocos elementos para ser optimistas.