"En alerta y movilización", definían cerca de Cristina Kirchner el estado posterior a la encendida defensa que realizó a través de las redes sociales sobre lo que definió como "un juicio al peronismo", por la causa Vialidad. Ese peronismo que se unió como pocas veces para respaldarla -durante el martes se sumaron voces de otros gobernadores- mientras la militancia se hizo presente en su domicilio y en el Congreso para expresarle su cariño, todas demostraciones que dejaron a la vicepresidenta "muy contenta", según comentaban. Luego de mucho tiempo, el oficialismo encontró una razón para reunirse y exhibir músculo político, con la vicepresidenta como su principal referencia. Con todo, la apuesta no será convocar ahora a un gran acto sino mantener al kirchnerismo movilizado en asambleas y reuniones políticas en todo el país hasta llegar el día de las palabras finales de Cristina ante el tribunal.
Se notó en su salida al balcón del Congreso: la vicepresidenta se sintió reconfortada por el acompañamiento. "Emocionada y satisfecha", la describían. Por un lado, por la reacción de la militancia, que prácticamente acampó en calle Juncal para correr de allí a los caceroleros que pretendían hacerle otro de sus agresivos escraches, que gracias a la pasividad de la policía larretista se convirtieron en algo común en los últimos tiempos. Por el otro, por la sólida respuesta de parte de la dirigencia del Frente de Todos, donde quedaron de lado todas las diferencias. Tal vez en reconocimiento a eso, la vice pidió a los militantes cantar la marcha. Nuevamente, el presidente Alberto Fernández mostró que no le quita atención al tema. "La voy a respaldar y la voy a acompañar en todo el proceso", dejó trascender luego de escuchar su defensa, que calificó como "espléndida".
Además de funcionarios nacionales y provinciales, legisladores y sindicalistas, este martes hubo nuevos gobernadores que salieron a expresar su rechazo a la acusación del fiscal Diego Luciani. El santafesino Omar Perotti reclamó "imparcialidad" en el proceso judicial, el entrerriano Gustavo Bordet subrayó las "irregularidades" en el caso contra la vice, el catamarqueño Raúl Jalil expresó su solidaridad y el tucumano Osvaldo Jaldo criticó la "judicialización de la política". Ninguno de ellos podría considerarse políticamente cercano a Cristina. Ya había ocurrido el lunes con la posiciones tomadas por la CGT y organizaciones sociales como el Movimiento Evita y Somos Barrios de Pie, que arrastraban una relación tensa con el kirchnerismo.
Cerca de la vicepresidenta valoraban la respuesta casi inmediata del oficialismo. También la repercusión internacional, con la solidaridad expresada por importantes referentes progresistas como el francés Jean Luc Mélenchon, los españoles Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, el boliviano Evo Morales, el colombiano Ernesto Samper y el Grupo de Puebla, entre otros que salieron en su apoyo. Incluso que surgieran voces en su favor tan diversas como el Frente de Izquierda y Miguel Angel Pichetto. Una suma de reacciones que en su entorno interpretaban como muestra de la vigencia de Cristina Kirchner como líder política. "Lástima que parece que tardamos más de dos años en darnos cuenta", deslizaban. También se lamentaban por la poca difusión que tuvo el juicio Vialidad durante este tiempo y la casi nula discusión política que había generado hasta esta semana.
Un grupo de jóvenes militantes se mantenía anoche en vigilia frente al domicilio de la vicepresidenta. La jugada del kirchnerismo no será apostar ahora a un gran acto sino mostrar un estado de movilización general con actividades en distintos puntos del país, de manera de mantener vigente la reacción por la ofensiva judicial. La Cámpora, Nuevo Encuentro, intendentes y sindicatos tienen previstos en los próximos días encuentros para reunir a la militancia. El juicio entró en receso hasta el 5 de diciembre y luego ingresará a una larga etapa de exposiciones de las 13 defensas, a razón de tres audiencias para cada una. Buscarán sostener durante ese tiempo el estado de alerta hasta llegar al momento decisivo -podría ser cuando Cristina expresará las "últimas palabras" ante el tribunal o el mismo día de la sentencia- cuando sí se realizará a una gran movilización de respaldo.
En el Frente de Todos eran coincidentes las lecturas sobre el factor de unión inesperado que generó la diatriba de Luciani. "La derecha no entiende cómo reacciona el pueblo. No teníamos motivo para juntarnos y salir a las calles y, de repente, ellos nos dieron uno", comentaban cerca de la vicepresidenta. La expectativa está puesta en qué sucederá con eso en las próximas semanas y, dato no menor, qué consecuencias podría tener en la competencia de 2023.