La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner usó sus redes sociales para expresar su dolor por el fallecimiento de Rosa Grillo, última sobreviviente de la masacre de Napalpí, perpetuada en Chaco en 1924. "Hasta siempre Rosa, mujer valiente", expresó la ex mandataria a través de su Twitter, en el que compartió un posteo de la diputada nacional del Frente de Todos por Chaco Lucila Masin. La legisladora envió sus condolencias a los familiares de Grillo.
"Su testimonio fue fundamental durante los juicios por la Verdad de la Masacre de Napalpí cometido por el Estado. Gracias a una fuerte política de Derechos Humanos se reconoció como genocidio y se pidió perdón a las comunidades", expresó Masín en su twit.
La publicación de la legisladora incluyó imágenes del encuentro entre la ex Vicepresidenta y Grillo, que tuvo lugar en abril de 2019. De esa reunión también participaron Masín, la diputada nacional Analía Rach Quiroga y la senadora María Inés Pilatti Vergara
La Masacre de Napalpí fue una matanza sobre las comunidades originarias, principalmente Qom y Moqoit, que tuvo lugar el 19 de julio de 1924 en la hoy provincia de Chaco. En este genocidio, ocurrido durante el gobierno de Marcelo Torcuato de Alvear, fallecieron cerca de 500 personas. Durante décadas, la mayor matanza de pueblos indígenas en el siglo XX, fue silenciado tanto por parte del Estado como por los medios de comunicación.
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Durante los meses de abril y mayo de 2022 se realizaron el juicio por la verdad por la Masacre de Napalpí. En julio, llegó la sentencia de la jueza federal Zunilda Niremperger que dictaminó “como hecho probado que existió responsabilidad del Estado nacional en los delitos de homicidio agravado y reducción a la servidumbre como crímenes de lesa humanidad cometidos en el marco de un proceso de genocidio de los pueblos indígenas”.
Asimismo se ordenaron una serie de medidas reparatorias entre las que destacan continuar con el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense en la zona para delimitar ubicación de fosas comunes y constituir un sitio de memoria en el edificio que fuera sede de la administración de la Reducción de Napalpí.
Este fue el primer juicio oral en investigar como crímenes de lesa humanidad los delitos cometidos contra comunidades indígenas. Fue un juicio por la verdad ya que, por tratarse de hechos que ocurrieron hace casi un siglo, no había imputados con vida a quienes juzgar.