La vicepresidenta Cristina Kirchner recibió en su despacho en el Senado al designado ministro de Economía, Sergio Massa, ofreciendo la primera foto juntos desde el nombramiento. Se sabía que hablaban a diario y que toda la arquitectura que demandó el desembarco de Massa en el gabinete contó con el previo acuerdo de Cristina, pero hasta ahora no había ninguna imagen que lo ratificara, lo que en algunos sectores provocaba dudas sobre el nivel de compromiso de la vice: eso quedó resuelto. Este martes, Massa formalizará su renuncia a su banca y a la presidencia de la Cámara de Diputados en una sesión especial para la que consiguió además que lo suceda Cecilia Moreau, quien ingresó a la Cámara por el Frente Renovador, su partido. El miércoles jurará y lanzará las primeras medidas. No está confirmado que la vice se traslade hasta la Casa Rosada pero no importaba tanto: el ministro ya tuvo su bendición.
Es una señal que no tuvo su fugaz antecesora Silvina Batakis, por ejemplo. Pese a que el presidente Alberto Fernández consensuó su designación en las tomentosas horas que siguieron a la renuncia de Martín Guzmán, luego la vicepresidenta no ofreció un respaldo público, apenas un respetuoso silencio. Justamente, uno de los interrogantes que persiguió a Batakis en cada encuentro de su viaje a Estados Unidos fue el nivel de respaldo político que contaba para sostener sus medidas. Ella aseguró que el de todo el oficialismo y resultó luego que fue desplazada en medio del vuelo de regreso. Las sospechas que había en el exterior tenían su razón de ser.
En estos más de dos años y medio, desde la presidencia de Diputados Massa armó una fluida relación con Cristina y con Máximo Kirchner, especialmente durante su mandato como jefe de bloque. En el inicio de esta última crisis financiera, Massa intensificó los contactos y la vice y su hijo fueron claves para que Fernández rearmara un ministerio de Economía a la vieja usanza, sumando las áreas de Producción y Agricultura. Con todo, Cristina mantuvo a su gente de confianza al mando de Energía y colocó a Carlos Castagneto como titular de la AFIP, dos áreas que considera estratégicas y no quiere perder de vista. El ministro no puso reparos y el acuerdo quedó rubricado este lunes.
Massa llegó a eso de las 17 al Senado, donde la vicepresidenta lo esperaba. "Hablaron de la agenda a futuro, del combate a la inflación y de las medidas que están en análisis", señalaron allí, luego del encuentro que se extendió por una hora. Durante el fin de semana, Massa había estado punteando con el gobernador Axel Kicillof -uno de los principales asesores económicos de la vice- las medidas y objetivos de su plan y tuvo su aprobación.
No estaba claro ahora si la foto se repetirá el miércoles para la jura. En el Senado marcaban que desde la asunción del 10 de diciembre de 2019 Cristina no había vuelto a participar de un acto de ese tipo. Algo parecido corría para Máximo Kirchner. Con todo, a ambos les gusta jugar con la sorpresa y no son de anticipar movimientos, así que el interrogante permanecía abierto. Más allá de lo que hagan, la señal de apoyo ya estaba dada, así como el presidente Alberto Fernández lo había hecho el viernes pasado, también a través de un tuit. Lo que Massa anuncie este miércoles tiene el respaldo de todos en el Frente de Todos.
En el diálogo posterior a la renuncia de Guzmán, en aquel fin de semana que ya parece lejano, Alberto y Cristina evaluaron el posible reemplazo por Massa al frente de un ministerio reformado y entonces concluyeron que no. "Batakis fue un intento intermedio. Una economista no ortodoxa lanzando algunas medidas de control del gasto, pero no tuvieron efecto. La situación se agravó y aquello que unos días atrás no querían hacer, después no tuvieron más remedio", analizaba un dirigente de muy buena relación con Máximo. "Estábamos en caída libre y cuando estás cayendo no podés elegir, te agarrás de donde podés", graficaba. En definitiva, en el kirchnerismo entendían que no quedaba otra que acompañar el paquete que Massa tenga en carpeta, con medidas de ortodoxia fiscal y otras para atraer dólares que seguramente significarán prerrogativas para sectores concentrados.
Inmediatamente después de recibirlo, Cristina Kirchner tuvo un encuentro con cuatro sindicalistas que representan a los sectores más combativos de la CGT, con el camionero Pablo Moyano a la cabeza. Durante el fin de semana, Moyano saludó el arribo de Massa a Economía, pero pidió medidas contra la inflación y para mejorar el poder adquisitivo de los salarios antes que fijarse tanto en los mercados. "Seguramente será un debate para más adelante, ahora la prioridad pasa por estabilizar la economía. Una vez que lo consiga, seguro que con Massa vamos a tener algunas diferencias en cuanto a distribución de la riqueza. Pero para eso falta mucho y él siempre se pronunció por la necesidad de mantener la unidad del Frente de Todos, no es tonto tampoco", comentaba otro sindicalista del sector combativo que no estuvo en el encuentro.
En otra jornada con baja del dólar blue y caída del riesgo país, Massa comenzó a acaparar las luces de la actividad oficial y buscará que eso se mantenga así por varios días. Convocó a un equipo de funcionarios de experiencia en la función pública y pocas sorpresas, cuestión de no hacer olas, y empezó a crear expectativas alrededor de una gira que emprenderá en tres semanas por Washington, Nueva York, París y Qatar para atraer divisas. "Fábrica de dólares", lo denominaban en su entorno con afán titulero. Invitó a Batakis para que lo acompañe y dar así alguna señal de continuidad, ya que sus interlocutores en Estados Unidos serán prácticamente los mismos que recibieron a la ex ministra. Decidida a poner el hombro, Batakis ya le dijo que sí.