Preocupación en el Gobierno por la violencia y el clima de bronca con la política

El jefe de Gabinete, Agustín Rossi, se mantuvo en contacto con el gobernador Axel Kicillof para interiorizarse sobre el episodio. En la Casa Rosada vieron con preocupación el clima de enojo con la política y la derivación violenta del episodio. El presidente Alberto Fernández suspendió un acto que tenía previsto en Ituzaingó. 

04 de abril, 2023 | 00.05

"Hay que estar atento, en especial por el clima de crispación y de bronca que sale a la luz con este episodio", evaluaban en Gobierno la protesta de colectiveros que derivó en la agresión física al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni. El jefe de Gabinete, Agustín Rossi, se comunicó con el gobernador Axel Kicillof para interiorizarse sobre el episodio. Tanto en La Plata como en la Casa Rosada hablaban de algunas particularidades que podían hacer dudar de las reales motivaciones de todo el episodio en el que se conjugaban el momento pre electoral con una tensa interna en el gremio UTA. Pero eran sólo sospechas, sin ninguna certeza. Lo único que todos veían claro era que hubo una chispa que encendió la mecha y que el enojo se dirigió hacia la política. "Daba la sensación que si hubiera aparecido Milei lo aplaudían", comentaba un funcionario.

El presidente Alberto Fernández levantó la única actividad oficial de la agenda: la inauguración de un centro universitario en Ituzaingó. El clima no aparecía propicio para pisar el Conurbano. "Fue algo conmocionante", respondían en Gobierno respecto a lo sucedido en la localidad de Virrey del Pino y sus derivaciones. No querían evaluar si Berni había hecho bien o mal en aparecer en la protesta de los colectiveros en repudio a su compañero asesinado en un robo. Pero sí subrayaban que la personalidad extrovertida del ministro le había jugado una mala pasada porque al ministro de Transporte provincial, Jorge D'Onofrio, nadie lo agredió. "La gente está harta y se la agarraron con él porque era el más conocido e interpretaron que iba a robar cámara con el episodio", comentaban.

En La Plata, aseguraban que Kicillof vio correcta la actuación de Berni y de D'Onofrio, que además habían anticipado a la empresa y a los sindicalistas que irían a conversar con los que estaban haciendo el corte. Tenían sospechas sobre el episodio que derivó en el asesinato del colectivero. "No es una modalidad usual cruzar el auto a un colecitvo, menos a esa hora que viaja tan poca gente. Iban con armas más sofisticadas que lo habitual, encima con un policía de pasajero. Por son sólo sospechas, no tenemos ninguna certeza de que haya habido algo más grande que un robo detrás", comentaban en la Gobernación.

Berni lo expresó más tarde. "Lo de hoy es muy llamativo, nadie roba con dos vehículos de apoyo un colectivo, con un armamento que no es habitual en este tipo de delitos y con una munición que es para profesionales", sostuvo. Respecto a su agresión, dijo que se trató de "una emboscada" de un grupo que buscaba "provocar".

Sabían el contexto del sindicato, dividido en tres ramas que mantienen una dura puja interna. "Los que le pegaron a Berni fueron un grupo pequeño. El incluso después seguía con la idea de ir a hablar con los demás para dar una respuesta", sostenían. La autopista y sus colectoras son jurisdicción de la ciudad de Buenos Aires. Berni sostuvo que la policía porteña tiene un protocolo según el cual actuar y que primero lo protegieron correctamente, pero después apareció la Infantería e iniciaron la represión. "No se puede poner en riesgo la vida de una persona", se enojó por el operativo de la Ciudad, que dijo lo llevó "detenido".

También cayó pésimo el "carancheo" que hizo la oposición buscando sacar rédito político del episodio violento. "No se puede creer que Patricia Bullrich y Cristian Ritondo, los ex ministros de Seguridad nacional y bonaerense, hagan uso político de lo que pasó, después de que ellos dejaron a la Provinicia hecha un desastre. Además, en 2018, María Eugenia Vidal tuvo un episodio parecido", recordaban cerca de Kicillof. "Nosotros invertimos en seguridad, pusimos cámaras y estamos tratando de armar un centro de monitoreo centralizado. Ellos se la pasaron hablando de seguridad, no hicieron nada y el colmo es que ahora vengan otra vez a decir qué es lo que hay que hacer", agregaban.

Con todo, en la Gobernación no querían aparecer disminuyendo en alguna manera la gravedad de la situación de inseguridad que se vive en la Provincia. "Es real, existe, todos los días hay hechos de inseguridad y estamos tratando de todas las maneras posibles de solucionarlo. Obviamente, es un problema que ya lleva muchos años y va a llevar tiempo solucionarlo", sostenían. Pero mantenían el interrogante respecto a la singularidad del episodio, la violencia y la posible conexión con la puja política que se avecina.

En la Casa Rosada se mantuvieron en contacto con La Plata y sacaban sus propias conclusiones. Todo estaba bajo análisis. Lo que planteaba Berni sobre lo extraño del robo podía ser un indicio, también la tensión que se vivía dentro del gremio y la cercanía de la campaña. "Pero el cuadro general fue de una sensación de hartazgo y bronca, en especial dirigido a la clase política. Nunca se sabe cuál puede ser la gota que rebalsa el vaso y en este caso ocurrió. Veremos cómo sigue, pero hay que estar muy atentos para saber si fue un hecho aislado o algo que se puede repetir", sostenían en Gobierno.

Un cóctel que tiene como ingredientes los hechos de inseguridad cotidianos que se sufren en el Conurbano con la inflación que no se detiene y los índices de pobreza en ascenso. La tensión continuará este martes, con un paro que se hizo extensivo a casi todas las líneas de colectivos.