Con la premisa de mantener a todos los sectores adentro y no confrontar, el larretismo construye con figuras de lo más variadas dentro de la alianza opositora. Entre ellas, se encuentra la diputada Graciela Ocaña, quien busca levantar el perfil en un año que posiblemente la encontrará nuevamente en una boleta opositora porque su mandato como diputada vencerá el 10 de diciembre. Cercana al espacio dialoguista y aperturista conformado por Horacio Rodríguez Larreta, con quien mantiene una buena relación, María Eugenia Vidal y Elisa Carrió, se mantendrá como parte del armado de la alianza opositora, un espacio que integra hace muchos años.
En la Ciudad, el presidente del bloque de Juntos por el Cambio en la Legislatura fue electo justamente por el espacio Confianza Pública, de Ocaña, algo que remarcan desde el Gobierno porteño a la hora de dejar en claro que trabajan en conjunto. Si bien la dirigenta no parece despertar pasiones a favor ni en contra, seguirán construyendo junto a ella este año, algo en lo que coincidieron cerca de Larreta, de Vidal y de la propia Carrió. En especial por la buena relación que mantiene con el jefe de Gobierno con aspiraciones presidenciales.
La actual diputada es uno de los tantos nombres que se manejan en el armado opositor para las próximas elecciones, ya sea para estar en una boleta o para continuar trabajando en conjunto. En el desfile de personalidades hay figuras como María Eugenia Vial, propuesta para la Ciudad por Rodríguez Larreta pero para el territorio bonaerense por Jorge Macri; Diego Santilli para la provincia; Darío Nieto, pedido expreso de Mauricio Macri, para la Capital Federal; una reelección de Fernando Iglesias en el Congreso y una interna que tendrá también la participación de Emilio Monzó por el distrito más poblado del país.
En esa carrera, las vacunas, las restricciones, las clases presenciales, la autonomía de la Ciudad fueron algunos de los hitos electorales de este 2021 envuelto en una segunda ola pandémica. Más allá de que en la Ciudad niegan cualquier tipo de ganancia o motivación de las urnas, el Gobierno leyó cada jugada como el lanzamiento presidencial de un Rodríguez Larreta que podría tener que enfrentar a Patricia Bullrich en una interna.
MÁS INFO
La campaña de las vacunas
El Gobierno nacional ya anunció que antes de fin de mes se recibirán 3.960.000 vacunas de AstraZeneca que se sumarán a las 861.000 que arribarán bajo el mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud. Así, la Argentina espera 4.821.000 dosis para mayo que se sumarán a las 500 mil Sputnik V llegadas el martes a a la madrugada y las que traerá otro vuelo que partió a Moscú horas más tarde.
Mientras tanto, Juntos por el Cambio sacó varios comunicados y encabezó otras tantas iniciativas vinculadas a las vacunas: la necesidad política de mantener el “vacunatorio VIP” en agenda; la interpelación de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, en el Congreso; la operación para instalar que las provincias no estaban habilitadas para adquirir el antídoto – algo falso que explicó El Destape -; desinformaciones sobre la Sputnik V y la disputa por el insumo de Pfizer. Con un documento, la alianza opositora señaló a fines de marzo que “la respuesta correcta (a la pandemia) es la compra diversificada de vacunas, como las que aún no han llegado a nuestro país”, en referencia a las de la empresa estadounidense.
Hace un mes y medio, desde la oposición pidieron que las autoridades de empresas farmacéuticas autorizadas para el uso de vacunas contra el coronavirus se acerquen al Congreso para explicar impedimentos, trabas o demoras en la adquisición de dosis por parte de nuestro país y para que brinden detalles sobre eventuales procesos de compras. La solicitud fue firmada por Ocaña, Claudia Najul, Alfredo Cornejo, Omar De Marchi, Soher El Sukaria, Luis Juez, Marcela Campagnoli y Mónica Frade.
En la cruzada, la campaña por las vacunas también tuvo sus exabruptos. Patricia Bullrich dijo que habría que entregar las Islas Malvinas a Pfizer para tener vacunas, algo por lo que tuvo que salir a pedir disculpas y que generó cortocircuitos internos porque nadie salió a apoyarla y se quedó sola frente a las críticas.
MÁS INFO
Hace meses, las pantallas, radios y portales de los medios hegemónicos de comunicación se llenaron de reclamos para traer a la Argentina las vacunas desarrolladas por Pfizer y los referentes de la oposición se cansaron de reclamar dosis de la compañía norteamericana pero obviaron mencionar una cuestión clave: cuando el Congreso debatió la Ley de Vacunas Destinadas a Generar Inmunidad Adquirida contra el COVID-19, en octubre del año pasado, los legisladores de Juntos por el Cambio acompañaron la iniciativa.
Durante el debate en comisión se pidió sumar a la ley una cláusula con una excepción a la indemnidad que demandaba el laboratorio para casos de negligencia. Algo que el Ministerio de Salud aceptó incorporar y que luego Pfizer terminó objetando. Básicamente, se estableció que si hay un problema legal o efectos adversos, el Estado o las personas pueden recurrir a un tribunal local. Además, la compañía había pedido que el país ponga como garantía, ante posibles juicios activos soberanos, reservas del Banco Central, por ejemplo. Eso tampoco se otorgó.
El dictamen de comisión firmado el 14 de octubre del año pasado llevó el nombre de la mismísima Ocaña y de otros diputados de Juntos por el Cambio como Silvia Lospennato, Carmen Polledo o Camila Crescimbeni. En medio del debate entre la Argentina y la empresa, la legisladora, junto a compañeros de bancada, presentó dos notas a los presidentes de los laboratorios en Estados Unidos y Argentina para conocer las condiciones exigidas al Gobierno para acceder a la vacuna.
“Es necesario que se informe a la sociedad si las condiciones que se solicitaron a la República Argentina difieren de las que se han solicitado a otros países de la región latinoamericana, Canadá y Estados Unidos”, dijo Ocaña públicamente en sus redes sociales y añadió que “resulta preocupante la posibilidad de que hayan existido otras condiciones que excedan la legalidad”.
Sin embargo, la preocupación duró poco y en abril de este año, o sea cuatro meses más tarde, aseguró en medios macristas que “Pfizer no pidió condiciones extraordinarias a la Argentina. El equipo negociador es el mismo. Se perdieron 3 meses vitales. Cada vacuna que hubiera llegado sería la vida de un argentino que estaría más protegido contra el Covid-19 “.
Pese a haber firmado la cláusula que le molestó a la empresa, Ocaña salió a manifestar que “No hubo voluntad política para cerrar el acuerdo con Pfizer”. Incluso, se preguntó "¿Por qué no tenemos la vacuna de Pfizer y seguimos apostando a la rusa, que no tiene ni una sola publicación", viejos momentos en los que Cambiemos militó en contra de la Sputnik V.