Los niños y las niñas son las víctimas silenciosas de la pandemia de coronavirus en Argentina. Como estadísticamente los casos son menos que en otras franjas etarias, no se les suele prestar atención. Sin embargo, con la acumulación de millones de infectados, eso que en los números parece marginal, se transforma en historias de vida y familias atravesadas por la tragedia. Al día de hoy, hay por lo menos cien pacientes menores de edad internados por coronavirus en el país. Al menos cinco están en terapia intensiva. Los contagios detectados por las autoridades porteñas se multiplicaron cinco veces desde que volvieron las clases presenciales, una proporción similar a la que se desprende de los datos nacionales.
De acuerdo a las estadísticas oficiales, antes del inicio de las clases este año se detectaban menos de 3800 casos de COVID-19 por semana en chicos de edad escolar. Dos semanas después del comienzo del ciclo lectivo, esto se vio reflejado en las estadísticas, que superaron los 5000 casos en una semana. A fines de marzo ya eran 7500 casos cada siete días y actualmente son más de 12500. Los datos de CABA señalan en el mismo sentido. Se pasó de 80 casos entre 0 y 9 años en la semana del 18 de febrero a 450 un mes más tarde. En la franja de 10 a 19 también se comprobó un aumento similar: de 363 a 1757 en el mismo período de tiempo.
Esto significa una mayor presión en los establecimientos pediátricos, muchos de los cuales no estaban todavía preparados para recibir una oleada de pacientes con coronavirus. Esta mañana, en diálogo con El Destape Radio, Claudia Paredes, una enfermera del Hospital de Niños Pedro Elizalde (ex Casa Cuna) contó que desde diciembre se desarmaron las tres salas que estaban equipadas especialmente para aislar casos de COVID-19 y que quienes llegan hoy en día con PCR positivo se mezclan con pacientes comunes en las mismas habitaciones. Esta tarde, allí había seis niños internados, cinco de ellos con casos leves y uno moderado.
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En el Hospital Gutiérrez son diez los pacientes menores de edad internados, dos de ellos en terapia intensiva. En el Garrahan, ayer se reportaron 39 niños, niñas y jóvenes internados, tres en UTI, además de otros diez casos sospechosos que esperaban el diagnóstico aislados. El número elevado no responde, según los especialistas, a que las nuevas variantes del virus ataquen de manera más virulenta a los niños sino que se debe al aumento de positivos que se salió de control en las últimas semanas. También destacan que la mayoría de los casos infantiles que presentan complicaciones se trata de niños con otras enfermedades de base, agravadas por el COVID-19.
Entre estos tres hospitales de referencia suman más de cincuenta menores internados por COVID-19, y sólo contemplan el sector público en la ciudad de Buenos Aires. Aunque no existen estadísticas oficiales, según el escenario que pudo reconstruir El Destape, cuando se tiene en cuenta el sector privado (que atiende a ocho de cada diez porteños) y los casos en el conurbano bonaerense y el interior del país, esa cifra se duplica fácilmente, de lo que se desprende que en la Argentina hay, en este momento, más de cien niños, niñas y adolescentes que requieren atención hospitalaria por estar infectados con el coronavirus.
Desde que comenzó la pandemia, en la Argentina hubo 169 víctimas fatales de entre cero y diecinueve años, según un informe presentado a comienzos de este mes por el ministerio de Salud de la Nación. En total se confirmaron 228.450 casos en ese rango etario, que representan un 9,5 por ciento del total de positivos. Se cree que existe una subestimación más importante que entre la población general, porque a esa edad es mucho más frecuente la ausencia de síntomas, y muchos cursan la infección sin detectarlo en ningún momento. En todo caso, ya no puede sostenerse que los niños, las niñas y los jóvenes no se vean afectados por el coronavirus.