Mientras día a día el país se acerca a la nueva fecha límite estipulada del confinamiento, cada vez quedan menos dudas sobre qué pasará después del domingo 24 de mayo: la cuarentena seguira en parámetros muy similares a los actuales. La nueva fecha estipulada sería el 7 de junio; es decir, dos semanas más de confinamiento.
El presidente Alberto Fernández se va a reunir en la semana con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por separado con cada uno, para ver si sigue todo como hasta ahora en el AMBA, el distrito más poblado y actual epicentro de la pandemia en el país. Fuentes oficiales revelaron a El Destape que la evaluación también tendrá a consideración si es necesario dar marcha atrás con la flexibilización progresiva de actividades, tras el fuerte incremento de la circulación, en paralelo con el crecimiento exponencial de casos.
Sin embargo, ya está claro que la visión generalizada es que se extenderá la cuarentena, en principio hasta la fecha tentativa del 7 de junio, en consonancia con el sistema de prorrogas por quincena.
Cada vez que el gobierno decidió extender el período de aislamiento, consultó a los gobernadores y el equipo de infectólogos que lo asesora, quienes vienen acompañando al Estado Nacional desde el comienzo de la crisis del coronavirus.
El 10 de mayo ocurrió el primer desfasaje entre las provincias y los grandes centros urbanos. Mientras en la mayor parte del país la duplicación de casos superó la barrera de los 25 días, en el AMBA ese número alcanzaba a 17 días.
En los últimos días los casos en los barrios populares se dispararon a una alarmante velocidad, lo que generó que al comienzo de esta semana el promedio país descendiera a 16 días para la duplicación.
La evolución en el Gran Buenos Aires y sobre todo el la Ciudad será determinante para definir si es necesario retroceder y volver a una fase anterior de la cuarentena, más restrictiva.
Las calles de la Ciudad están cada vez más pobladas y las autoridades porteñas buscan contener la expansión en los barrios populares, donde el hacinamiento y la falta de asistencia previo generó una situación difícil de controlar. En paralelo, en varios barrios porteños algunos habitantes comenzaron a violar las ordenes y hasta a buscar mecanismos para burlar las limitaciones, que no son penada de maera generalizada por la Policía de la Ciudad.