El 83% de los establecimientos de salud que atienden a pacientes con COVID-19 en la Ciudad no cuenta con la cantidad suficiente de insumos, como camisolines hemorrepelentes, barbijos y antiparras. En el 66% de los 35 establecimientos no hay Equipos de Protección Personal (EPP) en cantidad necesaria y de calidad.
El dato surge de un extenso y detallado informe, realizado a través de una encuesta impulsada por la Asamblea de Trabajadores Residentes y Concurrentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los establecimientos de salud porteños, que ofrece una radiografía de las condiciones en la que los trabajadores enfrentan la pandemia en el epicentro de los contagios a nivel nacional. “El aumento de casos de COVID en el área metropolitana empuja a los hospitales y los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) a un colapso sanitario, en el cual los trabajadores y la población resultan ser les principales damnificades”, advierte el informe.
La precarización laboral, la falta de insumos, camas, personal, protocolos y establecimientos en condiciones de abandono reflejan la realidad a la que se enfrentan quienes sostienen la atención del sistema público de salud. Un cuadro de vaciamiento generalizado en la mayoría de las provincias.
En el relevamiento detectaron 102 casos positivos entre el personal de salud y limpieza de los centros de salud porteños. Enfermeras, médicos, camilleros, radiólogos, médicos residentes y concurrentes, y una trabajadora social.
La mitad de los consultados destacaron la falta de aislamiento para pacientes y de espacio para que los casos sospechosos esperen el resultado. También manifestaron que no hay lugares adecuados para que aguarden quienes deben ser derivados de las Unidades Febriles de Urgencia (UFUs) y esperan al aire libre.
El 32% menciona como problema que los espacios compartidos por los trabajadores de la salud son pequeños y se ven obligados a trabajar en condiciones de hacinamiento. También se menciona falta de camas y habitaciones pequeñas para realizar guardias.
Entre los profesionales de la salud, la peor parte se la llevan los médicos residentes, con salarios por debajo de la canasta familiar, y los concurrentes, que cumplen las mismas tareas que los residentes pero sin ninguna remuneración. Es decir, en plena pandemia asisten a los hospitales sin recibir salario, sin ART ni obra social, viáticos ni derechos laborales.
Los residentes y los concurrentes sostienen muchas áreas del sistema de salud, entre ellas, las guardias de todos los hospitales. Cuestionan, además, la “legalización de jornadas laborales extenuantes”, que pueden superar las 70 horas semanales.
El régimen que regula la actividad de estos médicos que se desempeñan en el sistema de salud porteño se aprobó a fines de noviembre de 2019 en una sesión caliente en la Legislatura y en medio de protestas callejeras que fueron reprimidas por la Policía de la Ciudad.
También denuncian que realizaron numerosos intentos por ser recibidos y escuchados por el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. “Nos encontramos al mes de junio con los mismos problemas laborales y estructurales que al inicio de la pandemia, agravados por el aumento de casos”, aseguran desde Asamblea CABA.
Entre otros problemas edilicios mencionados por el personal, surgen la falta de calefacción, ventanas rotas y ausencia de duchas. En algunos centros de salud remarcaron que realizan la atención a los pacientes en la vereda o en la calle.
Solo en 6 hospitales respondieron que se incorporaron camas a las Unidades de Terapia intensiva, de los cuales 5 son hospitales generales de agudos y uno es monovalente. Por otro lado, en apenas 9 hospitales informaron que hubo incorporación de camas para atender en contexto de pandemia en sala común.
Otro de los problemas evidenciados en relación a la irrupción de la pandemia es la falta de protocolos oficiales para la atención de pacientes con coronavirus. En 13 de los 35 efectores de salud manifestaron que no se garantiza la aplicación de protocolos, de manera parcial o total. Y en el 51% no hay protocolos para el aislamiento de los trabajadores.
También denuncian la falta de espacio, tiempo y recurso humano para garantizar una efectiva capacitación para atender casos de Covid-19. En 15 efectores de salud los profesionales advirtieron que no hubo una preparación adecuada, en 12 destacaron que fue autogestionada por la propia residencia, y en solo 7 de 35 establecimiento indicaron haber recibido formación para el personal de planta o referentes de área.
Los centros de salud están en la primera línea, es a donde acuden las personas de las villas y barrios vulnerados para atenderse. Los trabajadores facilitan el acceso a la atención sin protocolos centralizados ni las condiciones adecuadas, y denuncian que las direcciones de los hospitales y el gobierno porteño no las garantizan.
“Las personas con las que trabajamos en la atención primaria de la salud, se encuentran en contexto de vulnerabilidad habitacional, económica y emergencia alimentaria. No contamos con los recursos necesarios para paliar esta situación que se vuelve más acuciante por el contexto actual”, dice el informe.
La conclusión final destaca que “a partir del relevamiento de efectores públicos, queda de manifiesto las precarias condiciones en las que se encuentran trabajando el personal de salud, haciendo imperiosa la necesidad de una respuesta Estatal que se haga cargo de garantizar cada uno de los puntos señalados para la atención de la emergencia sanitaria en curso”, cierra el informe de la Asamblea de Residentes y Concurrentes CABA.