Luego de su gira europea en la que pudo comprobar que las restricciones a la circulación son la única medida eficaz para bajar los contagios de coronavirus, el presidente Alberto Fernández evalúa ir hacia una cuarentena más dura a partir del fin de semana, tal como vienen reclamando las autoridades de la provincia de Buenos Aires. La novedad fue que, luego de negar durante bastante tiempo la gravedad de la situación, también el gobierno de CABA admitió la necesidad de un cierre mayor. "No podemos mantener este nivel de contagios", reconoció el ministro de Salud, Fernán Quirós, quien ahora no descartó la posibilidad de cerrar las escuelas. Pero el panorama complicado no sólo comprende el AMBA sino que también provincias como Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Neuquén, San Luis y La Pampa, con el sistema sanitario muy comprometido o directamente colapsado.
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Fernández retomó a la mañana la actividad en la Casa Rosada con una reunión con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien lo puso al tanto de las novedades en su ausencia. Uno de los temas pendientes era discutir las modificaciones que se le incorporarán al proyecto de ley que fijará las pautas epidemiológicas para establecer restricciones que el jueves tratará el Senado. Todavía resta el debate en Diputados, con lo que, obviamente, no estará aprobada el viernes, cuando vencerá el DNU que se encuentra vigente. En la entrevista que dio el domingo, el Presidente confirmó que si no está lista la ley, tendrá que sacar un nuevo decreto. "La única alternativa es que un DNU vuelva a poner en vigencia las restricciones, que son muy necesarias", remarcó.
El Presidente hizo referencia a que la caída de los casos había sido más pronunciada en el Conurbano, donde hubo suspensión de clases presenciales, que en la ciudad de Buenos Aires, con clases y "controles más relajados", como subrayó. El último DNU, recordaban en la Casa Rosada, estableció parámetros sanitarios que coloca a cada jurisdicción en cuatro zonas sanitarias determinadas con sus correspondientes restricciones, de menor a mayor. Además, aclaraban, también daba la posibilidad a gobernadores y jefe de gobierno a sumar medidas, en caso de que lo consideraran necesario. De esa manera, la sólo prórroga del decreto por otras dos o tres semanas cubría la aplicación de nuevas restricciones, de acuerdo al semáforo epidemiológico de cada sitio. Pero había diferencias al respecto.
Prórroga o nuevo DNU
Todavía no estaba pautada ninguna reunión, pero el lunes arrancaron los contactos. El gobernador Axel Kicillof conversó con Fernández y el jefe de gabinete porteño, Felipe Miguel, se comunicó con su par bonaerense, Carlos Bianco, con la alarma porque el amesetamiento alto de casos había dejado lugar a un ligero crecimiento en los últimos registros. Tanto Miguel como Quirós mostraron en público una postura más preocupada que la de semanas atrás, cuando levantaban la bandera de las clases presenciales como lo más sagrado.
El ministro de Salud porteño contó que hasta cinco días atrás los casos venían en descenso, pero que eso se revirtió en los últimos tres días cuando volvieron a subir, y con ellos el alerta por la situación del sistema sanitario. "Necesitamos seguir bajando los casos", resaltó, y avisó que sería decisivo lo que ocurra en los próximos tres días. Cuando le preguntaron por las clases presenciales, dijo que sería "lo último" que cerrarían, pero advirtió que ahora estaba dispuesto a conversarlo con las autoridades de Nación y Provincia.
Los últimos números preocupan. El lunes se registraron 28.680 casos, pero hubo una buena porción correspondió a una carga atrasada de Formosa, con lo que el parte diario fue de 23.694 contagios con 505 fallecidos. La suba en el AMBA es pronunciada pero también se verifica en otros lugares del país. En Santa Fe, por ejemplo, ya colapsó el sistema sanitario en la capital, Rosario y Rafaela. La ministra de Salud, Carla Vizzotti, viajó a Neuquén y Río Negro, también en dificultades, lo mismo que La Pampa, que suspendió las clases.
Sin embargo, en la Casa Rosada prevalecía la idea de mantener el actual DNU, que no incluye la posibilidad de volver a fase 1, con cierre total de actividades salvo las esenciales. La idea del Gobierno, por el momento, es no cortar labores económicas para no complicar el repunte de la actividad. Pero en la provincia de Buenos Aires planteaban otra cosa. "Pareciera cada vez más lógico tomar una medida de cuidado más fuerte, por un tiempo más acotado, para terminar de vacunar y preservar el sistema de salud”, sostuvo el viceministro de Salud, Nicolás Kreplak.
La idea en La Plata es ir a un cierre total por dos o tres semanas, en las que se acelerará todo lo posible la campaña de vacunación con los millones de dosis que llegarán en los próximos días y, una vez que se verifique la baja de casos, reabrir. De esa manera, creen que se alejará definitivamente la posibilidad del colapso sanitario y se irá a un esquema de restricciones cada vez más acotadas. "Incluso, es probable que las consecuencias económicas sean menores si cerrás dos semanas y después volvés a abrir, que si hacés varias semanas de restricciones a medias", planteaban cerca de Kicillof. Pero para eso era necesario un nuevo DNU, tema que será motivo de discusión en los próximos días.