Bajo un profundo hermetismo, Alberto Fernández y Cristina Kirchner se reunieron en Olivos

El encuentro estuvo rodeado por un fuerte hermetismo pero el contexto la reunión estuvo signado por muchos puntos políticos y el futuro de la cuarentena.

05 de mayo, 2020 | 21.31

“Una reunión más, como todas las anteriores” pareciera ser la respuesta automática ante un encuentro que siempre genera expectativas. Hoy se juntaron Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la quinta presidencial de Olivos en una cumbre que duró cerca de tres horas. Y no fue una más. Se dio pocos días antes del comienzo de una nueva etapa del aislamiento social obligatorio, la polémica ficticia generada por las fake news en torno a las prisiones domiciliarias, las presiones empresariales, la crisis social y la inminente reactivación del Congreso, que sesionará de forma virtual al menos dos meses.

El contenido de la reunión no trascendió. Tanto los voceros de Alberto como los de Cristina se encargaron de remarcar que ambos conversan seguido y que esta nueva charla no tuvo nada especial. "Seguramente hablaron de la sesión de la semana que viene, porque está en agenda, y de un montón de temas. Son tan habituales los diálogos entre ellos que no hubo un tema saliente. Hablan de 15 temas a la vez, temas que tratan los medios y otros que no. Son reuniones de repaso de temas. Hablan todos los días, aunque no se vean todos los días", dijeron desde el cristinismo a La Nación.

Ayer, Cristina Kirchner fue noticia cuando se confirmó que el Senado sesionará el próximo 13 a las 14. Lo hará de forma virtual con la presencia de las autoridades administrativas en el recinto y el resto de los legisladores en sus provincias. El debate durará un máximo de seis horas y tendrá fuertes controles de seguridad informática, así como de identidad. El temario girará en torno a los decretos de necesidad y urgencia del Poder Ejecutivo durante la pandemia.

Pero también, su encuentro se generó en medio de una polémica creada en torno a una fake news: los medios hegemónicos aseguraron que el Gobierno encabeza una campaña para liberar presos a diesetra y siniestra. Algo completamente falso ya que eso sólo lo puede hacer el Poder Judicial y no se trata de liberaciones, sino de prisiones domiciliarias para grupos de riesgo y reclusos que hayan cometido delitos leves, con el objetivo de aliviar la situación dramática que vive el servicio penitenciario producto de la superpoblación y hacinamiento.

Sin ir más lejos, la provincia de Buenos Aires – la más populosa del país y que concentra la mayor cantidad de detenidos - cuenta con una capacidad de 24.000 plazas en unidades penitenciarias, pero en la actualidad conviven más de 50.000 internos, según datos del propio gobierno bonaerense que resaltó que al 10 de diciembre de 2019 el distrito mantenía una deuda de más de mil millones de pesos con proveedores de alimentos, medicamentos y de la construcción. Algo que llevó a que Axel Kicillof iniciara su mandato con una huelga de hambre. Por eso, hoy se anunció un ambicioso plan de infraestructura que lleve un respiro a los reclusos.

Pero ésto no es lo único que envolvió el encuentro entre el Presidente y su Vice. La crisis económica heredada por la gestión macrista, y profundizada por la pandemia, impulsó al Estado a lanzar grandes planes de contención social y empresaria para preservar el acceso a los alimentos y al trabajo. Un frente que convive con la negociación por la deuda externa y las presiones empresarias que argumentan no poder hacer frente al aislamiento (que no alcanza los dos meses) y optó por reducciones de salarios.