El presidente Alberto Fernández y el gobernador Axel Kicillof estuvieron reunidos en la Casa Rosada analizando la crítica situación sanitaria en el AMBA, especialmente por la demanda creciente que genera en la Provincia los casos derivados desde la ciudad de Buenos Aires, que ya tiene su capacidad a pleno.
En un encuentro de más de horas del que participó también el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, evaluaron distintas alternativas que permitan ampliar la capacidad del sistema en la Provincia. Repartieron críticas para el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por el relajamiento de los controles y su falta de adhesión a las nuevas medidas de restricción para bajar los casos.
Fue luego de otro día de muchos casos. Récord de muertes (557) y un total de 27.884 contagios en todo el país, de los cuales poco más de la mitad correspondieron a la provincia de Buenos Aires: 14.233. La Ciudad aportó otros 2.929 casos. Kicillof y Kreplak llegaron a la Casa Rosada pasadas las 17 y subieron directamente al despacho del Presidente, que los esperaba. Hicieron un repaso del número de camas y casos, con las posibles proyecciones sobre saturación del sistema. De acuerdo a los números que manejaban en la gobernación, la ocupación en la Provincia era del 55,8% -lo que significaba que había 583 camas libres-, pero en el AMBA el porcentaje alcanzaba ya el 76%, con 776 camas desocupadas.
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El Presidente y Kicillof hablaron sobre la pandemia en sus actividades del día. En Rosario, Fernández explicó su decisión de restringir las clases presenciales, cuya desobediencia Rodríguez Larreta enarboló casi como lanzamiento de su campaña electoral. "Cuando tomé la decisión de no seguir con las clases presenciales fue producto de haber visto que el crecimiento en 20 o 30 días de contagios en el AMBA de los chicos hasta 19 años era superior al 200 por ciento", explicó el Presidente. Le tiró un dardo al jefe de gobierno: "¿Me hago el distraído? ¿Miro las encuestas? ¿Qué hago?", se preguntó. La relación quedó dañada y la continuidad de las clases se dirimirá en la Corte Suprema, pero en Gobierno evaluaban que en algún momento de la semana próxima deberán reunirse los equipos técnicos con los números en la mano para evaluar cómo seguir.
Kicillof había repasado algunos de estos números por la mañana, cuando estuvo en San Vicente junto al ministro de Educación, Nicolás Trotta, para la presentación de un plan de obras en escuelas de nivel inicial. Allí habló de 770 camas disponibles en el Conurbano pero que se iban ocupando "a un ritmo proporcional a los contagios". "¿Qué alarma tiene que sonar para que algunos se despierten, abandonen la campaña electoral permanente, la chicana y la discusión barata y se pongan a trabajar para cuidar a las y los bonaerenses, a las y los argentinos?", se preguntó, en referencia a la oposición, que consideró un caso único. "No hay oposición en el mundo que se haya resistido de esa manera y que haya intentado boicotear de esa forma las medidas tomadas por el Presidente", aseguró. Insistió en que "el aumento de los contagios requiere reducir la circulación porque sino satura el sistema de salud, a esta altura es el abc de la pandemia".
En la Casa Rosada hablaban de un período de "tensión general" en la gestión, debido al momento que le tocará atravesar el sistema sanitario, el más temido desde el inicio de la pandemia. A diferencia de lo ocurrido en enero pasado cuando los casos bajaron, aquí lo que se ve es un "amesetamiento" pero en un nivel tan alto de contagios que, de seguir igual, se marcha a una saturación. Es lo que mismo que explicó ayer el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, quien calificó la actual situación como una "ralentización" en la suba de los contagios, que no significa que estén bajando sino que no multiplicaban con la misma rapidez que antes. "Compartir las camas del sector público con el privado es una medida extraordinaria para mejorar el sistema, los privados también están desbordados", explicó Gollan la medida que primero tomó Provincia y luego copió Ciudad.