Tras bloquear la Ley de Etiquetado, Juntos por el Cambio quiere imponer una agenda a medida en Diputados

Se conformó una mesa informal para consensuar un temario con todos los bloques y convocar a una nueva sesión la semana que viene. Se incluirían los cuatro proyectos que no se debatieron el martes y otros a pedido de la oposición.

06 de octubre, 2021 | 05.00

Envalentonado por el resultado electoral, Juntos por el Cambio no sólo quiere quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados sino que también aspira a bloquear cualquier tipo de trabajo en el Congreso de la Nación, algo que quedó demostrado en la sesión del martes que, lejos de un debate parlamentario, se convirtió en un encuentro para medir fuerzas políticas en el recinto. La oposición quiso mostrar fisuras que no existieron dentro del Frente de Todos y hacer sentir el rigor de la falta de mayoría oficialista. Con pedidos imposibles de aceptar a minutos de sonar la chicharra para dar el quórum, evitaron el tratamiento de proyectos de ley importantes que ellos mismos acompañaron en comisiones y ahora intentarán convocar a otra sesión la semana que viene con el mismo listado de iniciativas más otras de interés personal. El caballo de Troya.

Cornejo y Negri, además, subieron juntos en el ascensor del Congreso y no se saludaron.

El final de la historia se escribió antes de comenzar. El lunes, la oposición adelantó que no colaboraría con la habilitación del debate. El martes a la mañana abrió la puerta a una posible negociación para dar el quórum pero con solicitudes en algunos casos increíbles desde el punto de vista oficialista: quisieron sumar la ley de promoción ovina, algo que el Frente de Todos contempló incluir si lo pedían, pero también un compromiso escrito para comenzar el tratamiento de la reforma de la ley de alquileres, la emergencia educativa y la boleta única en papel. Sí, un debate electoral en año electoral. El temario no fue aceptado, se cayó la sesión y siguió la seguidilla de reuniones.

Los presidentes de los bloques fueron al despacho de Sergio Massa y por casi dos horas estuvieron reunidos para intentar llegar a un acuerdo. Juntos por el Cambio dice que el Frente de Todos no deja funcionar al Congreso y sólo habilita comisiones para iniciativas de interés propio; el oficialismo dice que la oposición bloquea los tratamientos. Con eso como trasfondo, se delinearon algunas pautas y se conformará una suerte de mesa informal para generar un temario de consenso entre todas las fuerzas, tanto para tratar en el recinto como para comenzar su camino en las comisiones.

Hasta ahora, se definió un único acuerdo y el resto seguirá en negociaciones. Massa pidió que la semana que viene, cuando presuntamente habría nueva sesión, se traten los cuatro proyectos que no pudieron ser debatidos este martes: ley de etiquetado frontal, para personas en situación de calle y dos para viñateros. A esos, se incluiría la de promoción ovina y otros quedarán pendientes de confirmación en los próximos días. Algunas de las iniciativas propuestas en la tarde de reunionismo fueron la derogación de la ley de alquileres y la cesión del terreno del campo La Perla a la provincia de Córdoba.

En medio de la confusión parlamentaria, algunos datos. En primer lugar, la sesión encontró una asistencia casi perfecta del Frente de Todos y algunas fisuras en la oposición. Por el lado del oficialismo, cinco bajas por viaje y enfermedad, dos renuncias que todavía no fueron reemplazadas y una licencia. Con la presencia de los primeros siete, el FdT hubiera conseguido el quórum. Por el lado de la oposición, sólo dos diputados radicales mendocinos se sentaron en sus bancas para habilitar el debate y la provincia se dividió.

Interesados en la sanción del proyecto de viñateros, Claudia Najul y Federico Zamarbide bajaron a dar quórum con previo aviso. Esa notificación no fue gratuita y derivó en algunos reproches pero intentaron justificar su presencia por una cuestión meramente electoral. Alfredo Cornejo y Jimena Latorre tuvieron, según dijeron, problemas con el vuelo desde Mendoza, llegaron tarde y no pudieron sentarse en sus bancas aunque, aseguraron a este medio, lo hubieran hecho. Luis Petri, también radical mendocino, decidió plegarse a la postura del interbloque y exigir la apertura del temario.

El mundillo radical no está para nada calmo. Horas antes de la sesión, Julio Cobos apuntó directamente contra Mario Negri y le exigió que la UCR diera quórum, lo llamó por teléfono pero el cordobés no lo atendió y decidió recordar que Cleto fue el vice de Cristina Kirchner. El pedido público no cayó bien como tampoco cayó bien el cruce de Cámaras, Cobos es senador y nada tiene que opinar de Diputados. Cornejo y Negri, además, subieron juntos en el ascensor del Congreso y no se saludaron. Encontronazos de recambio y año electoral partidario.

Por otro lado, la jugada de Juntos por el Cambio terminó de demostrar una de las mentiras opositoras. Con la premisa de que el oficialismo tiene mayoría automática en ambas Cámaras, la oposición hizo campaña pero el martes puso blanco sobre negro y demostró la falsedad de la consigna. Aún sin las siete ausencias, el oficialismo necesita de aliados para poder habilitar cualquier debate, lo que no asegura la votación de los proyectos.

Otro de los datos de la jornada pasó por la extinción del estado parlamentario de la ley de etiquetado frontal. Desde la Cámara explicaron que recién vencerá el último día de febrero del 2023, por lo que todavía habría tiempo para debatirlo. Los estados parlamentarios tienen una duración de dos años desde la presentación del proyecto, tiempo que se extiende un año más en caso de tener media sanción para darle la mayor vida útil posible. Los que sí caerían, en caso de no avanzar la semana que viene, son los dictámenes de comisión que caducan con cada renovación parlamentaria el 10 de diciembre. Salvo que el texto sea incluido en sesiones extraordinarias para dar un último aire.

Finalmente, el telón de fondo de todas las tensiones. Las relaciones se volvieron tirantes cuando María Eugenia Vidal se plegó al discurso del núcleo duro y pidió la presidencia de Diputados para colar un nombre en la línea de sucesión presidencial. Una jugada que se leyó destinada al voto útil, a intentar robar sufragios a la extrema derecha sin posibilidades de conseguirlos por otro lado pero que cayó mal dentro del oficialismo.

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