Martín Lousteau sumó un nuevo capítulo en la historia de enfrentar al Gobierno nacional para “hacer lo que hay que hacer”, mostrar una conducción firme frente al Ejecutivo y, a fin de cuentas, salvar la tradición de la UCR. Varios de los dirigentes radicales, ya sea con responsabilidad de gestión o legislativa, decidieron acompañar las posiciones de Javier Milei sin demasiados inconvenientes, lo que derivó en diferencias internas y en esta necesidad de la conducción de preservar las banderas boina blanca.
El peligro que corre la educación universitaria unificó las posturas dentro del partido que marchará el 23 de Congreso a Plaza de Mayo. La intención es presionar desde las calles para que el gobierno dé marcha atrás o para que se sancione un proyecto de ley que declare la emergencia presupuestaria en el sector. Pero las coincidencias no se dieron en todos los ámbitos.
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La reforma laboral generó muchos ruidos con los bloques dialoguistas a los que el Gobierno ya había sondeado para garantizar votos. Pero también los generó dentro del propio espacio boina blanca. Si bien se suponía que todos estaban al tanto de las conversaciones y que acompañarían el proyecto sin problemas, la letra final no gustó. Desde uno de los espacios potencialmente aliados se criticó que “Rodrigo de Loredo se cortó solo” con su posición más próxima a las ideas macristas y mileístas.
Vuelve a calentarse la internarse
En la previa, y con todo un debate por delante, el proyecto radical contabiliza varios rechazos dentro del mundo radical. El sector de Facundo Manes, el más combativo por estas horas, no acompañaría la iniciativa presentada por su espacio ante el gobierno. Se trata de alrededor de siete legisladores, potencialmente nueve. Dos jujeños están en duda por su ascendente con el gobernador Carlos Sadir. Los jefes provinciales necesitan la menor cantidad de ruidos posibles para negociar los fondos para sus provincias.
El problema fue que el Gobierno le pidió a la UCR tomar algunos puntos de la reforma laboral incluida en el DNU, pero fragmentos poco conflictivos y fácilmente acompañables. Al meterse con el financiamiento de los sindicatos, la cuestión se complejizó. Pero no es lo único que mostrará diferencias en el espacio centenario. El impuesto a las Ganancias, que ingresó a Diputados este miércoles dentro del paquete fiscal, tampoco contaría con el visto bueno de los radicales. Los más combativos de Manes estarían, una vez más, en la vereda de enfrente y a ellos se sumarían otros siete de Evolución, potencialmente ocho dado que una de las legisladoras responde a un gobernador, con especial interés en recibir fondos para las provincias.
Maximiliano Pullaro, jefe de Santa Fe, es la llave para destrabar, dentro de la UCR, algunos votos en favor de la ley Bases y el paquete fiscal. El gobernador tiene una relación muy estrecha con Martín Lousteau, presidente del partido y protagonista de cruces picantes con Javier Milei.
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Los dos tomaron posiciones un tanto diferentes a la hora de encarar los tratamientos. Desde Santa Fe, se explicó que fue por una diferencia de roles y responsabilidades. Uno comanda una provincia, el otro es jefe del partido y senador. Por eso, Pullaro se sienta a conversar y recibe a los funcionarios del gobierno con la intención de garantizar recursos para su provincia.
El santafesino, que intenta acomodarse como un articulador de posiciones divergentes dentro del radicalismo para acercar las diferencias, ya tomó una decisión, la de acompañar las leyes en general y analizar cada artículo en particular. A él puntualmente le interesan el impulso de la producción mediante políticas públicas, la baja de la carga tributaria, la reactivación de la obra pública, un Estado ordenado, eficiente, con déficit cero pero que impulse al sector privado.
Después, en cuestiones puntuales, los diputados podrán buscar cambios en las iniciativas del gobierno. Algunos tienen observaciones sobre la delegación de facultades, la reforma del Estado que permite eliminar o fusionar empresas, privatizaciones, o Ganancias, por poner algunos ejemplos.
El sector de Manes, incluso, no quiere subir ningún tributo por lo que las modificaciones al impuesto al salario no lograrían cambiar su parecer. Y desde el espacio de Evolución, el texto no terminó de seducir. Un diputado que votó en contra de eliminar la cuarta categoría, en 2023, consideró que el problema es de los libertarios y del peronismo, los responsables de la merma en la recaudación por esta vía, y por lo tanto deberían resolverlo ellos.
La UCR tiene espacios más próximos al macrismo y, por lo tanto, con más intenciones de colaborar con Milei. Pero después tiene otros sectores con una actitud de confrontación con el gobierno. Algunos con más fuerza que otros, pero con puntos en común. En el caso de gobernadores como Pullaro, con la prudencia de la gestión. En el caso de diputados firmes, con pronunciamientos tajantes – como el rechazo a las nominaciones para la Corte Suprema -.
Lousteau encabezó la cruzada radical para sentar posición frente al Gobierno. Su intención, como presidente del partido, es la de plantar la conducción como una conducción con determinación, que no se deje correr por el gobierno. Pero, también, terminar con el radicalómetro en sangre con el que tanto lo persiguen. Y, a fin de cuentas, salvar al espacio boina blanca.
Al plantear proyectos tan regresivos en materia de educación, derechos humanos, memoria, verdad y justicia, a Lousteau se le hizo sencillo retomar las banderas del alfonsinismo para traerlas al presente. No sólo estuvo en la marcha del 24 de marzo, también convocó a la universitaria del 23 de abril y esta semana recibió a organismos de derechos humanos, por mencionar algunos hitos.