Quiebres y movimientos en el peronismo para sostener la "unidad estratégica"

Las distintas identidades del peronismo han mostrado comportamientos diversos ante el ajuste y las desregulaciones que promueve Milei. El foco pasará al Senado, donde los gobernadores tienen más peso y hay varias posiciones en duda.

04 de febrero, 2024 | 00.05

Los debates de la ley ómnibus y el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que promovió Javier Milei generó movimientos en los bloques peronistas-kirchneristas del Congreso. Pese a las divisiones internas y fugas de algunos legisladores, Unión por la Patria consigue mantener una estratégica unidad en Diputados y el Senado por y a pesar del gobierno nacional. 

La ley ómnibus, o “fitito” como se la llama irónicamente ahora por los recortes que sufrió, encuentra a todas las identidades que confluyen en el principal espacio opositor en un estado deliberativo de cara al futuro y más a la defensiva que en el ataque. La convivencia en Unión por la Patria es hoy más en oposición a Milei y su ajuste que la identificación en un liderazgo debido a la atomización de las referencias.

La falta de un estado proactivo es producto también de la atomización de referentes hasta en los gobernadores. De los creadores de la coalición que gobernó los últimos cuatro años, Cristina Kirchner y Sergio Massa están activos aunque con bajo perfil público. Mientras que Alberto Fernández, presidente del PJ nacional, todavía se encuentra en España.

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Por eso, en el peronismo hablan de poner el ojo en los movimientos de los gobernadores. El bloque que conduce Germán Martínez sufrió dos escisiones desde el cambio de gobierno, la última de ellas la de tres tucumanos que responden al gobernador Osvaldo Jaldo y que armaron el bloque Independencia. Hay quienes comprenden la decisión y quienes la cuestionan por la premura: “Es un apuro para alambrar la provincia y pensar la propia”. Elos aportaron sus votos para que este viernes se aprobara en general la iniciativa oficialista, junto a la mayoría de diputados de la UCR y el PRO.

Pero UP todavía contiene a tribus como La Cámpora, el massismo, el albertismo y espacios gremiales como la CGT y la CTA, como también barriales identificados con el Movimiento Evita y Juan Grabois. Con distintos orígenes y hasta con diferencias en sus posturas sobre distintos temas, conviven sin mayor tensión.

Los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén) y Hugo Passalacqua (Misiones) fueron los primeros en promover un nuevo bloque compuesto por legisladores que les responden, varios de ellos electos por Unión por la Patria en las últimas elecciones. Buscan tener una línea directa con Casa Rosada y pulsear votación a votación. Así se conformó Innovación Federal con los salteños Pamela Calletti, Pablo Outes y Yolanda Vega; el rionegrino Agustín Domingo; el neuquino Osvaldo Llancafilo; y los misioneros Carlos Fernández, Daniel Vancsik, Yamila Ruiz y Alberto Arrúa.

Ese bloque articula movimientos con los senadores Carlos “Camau” Espínola, Edgardo Kueider y Alejandra Vigo de Unidad Federal. Son quienes se reunieron con Victoria Villarruel ni bien se impuso Milei en el balotaje. El bloque de estos tres senadores ya apoyaron una jugada de Victoria Villarruel que aisló al peronismo-kirchnerismo y se moverán de acuerdo a las circunstancias.

Cuando ensayan una respuesta que explique qué los mantiene juntos se apela a “la calle” por las consecuencias económicas del plan de ajuste que comenzó el 10 de diciembre. “Nadie tiene ganas de romper las pelotas”, disparó sin vueltas una diputada debutante ante la consulta de El Destape

Las identidades del peronismo en el Senado

La ley ómnibus llega al Senado, donde Unión por la Patria presiona para que haya una sesión en la que esperan rechazar el DNU que aplicó múltiples desregulaciones. El exoficialismo está dividido en dos bloques que se encuentran en un estado deliberativo constante, pero en unidad. Por un lado está Unidad Ciudadana, conducido por Juliana di Tullio y en el que tiene ascendencia Cristina Kirchner. Por el otro, el Frente Nacional y Popular que dirige José Mayans y en el que pesan los gobernadores del espacio. 

Pese a sus diversas identidades, esos dos bloques impulsaron esta semana otro reclamo a la vicepresidenta Victoria Villarruel para que convoque a la sesión en la que buscan rechazar el DNU. Villarruel contestó que “la agenda no la maneja el kirchnerismo” y que convocará a la sesión cuando haya acuerdo con todos los bloques. Y chicaneó con tratar todos los DNU “que están vigentes e impulsados por el kirchnerismo”.

En esa conferencia de prensa faltaron los dos senadores por Tucumán: Juan Manzur y Sandra Mendoza. Entre tantos senadores, las ausencias pasaron desapercibidas en el momento y se lo ató al quiebre que ocurrió en Diputados y su posible réplica en el Senado.

Aunque dos datos le restan fuerza a esa especulación. Uno de ellos es que Manzur firmó el pedido de sesión y otro es una declaración de Gabriel Yedlin, legislador tucumano que responde al exgobernador. En un mensaje en X aseguró que se comunicó con él y que “rechazó de plano tal versión”. Otro punto no menor es que la relación entre Manzur y Jaldo no es la mejor y las críticas de Pablo Yedlin a sus colegas por armar el bloque Independencia demuestra que no fue un accionar consensuado.

De todos modos, todavía hay dudas sobre qué posicionamiento tendrán los tucumanos como otros senadores de los bloques de Mayans y Espínola. Hay quienes responden a sus gobernadores y quienes mantienen una puja de poder interna. Todos miran lo que pasa en Diputados y cómo se desarrolla ese debate. Si el proyecto sufre alguna modificación deberá volver a Diputados y volver más engorrosa su aprobación. Esto podría complicar los planes del Gobierno o ayudarlo en su diatriba de la “oposición obstaculizadora”. 

Juegan en tándem ambos bloques, en la lógica del opositor duro y el dialoguista. El kirchnerismo salió a cruzar a Villarruel por su respuesta a través de Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, mientras que el espacio que preside Mayans cuestiona pero se caracteriza por establecer vínculos y no romper los puentes.

En el peronismo destacan que Villarruel se mostró hábil hasta acá y que a diferencia de otros libertarios muestra en el hacer política una característica distintiva. Señalan que tiene ímpetu para demostrar conducción y así fortalecerse en la interna en el Gobierno, donde no solo compite con libertarios sino también con Patricia Bullrich. “Por ahora no tuvo ningún traspié”, apuntaron.

También está el bloque de Unidad Federal que apoyó el acuerdo que consiguió la vicepresidenta con la UCR y el PRO para designar autoridades y conformar las comisiones. Tres comisiones quedaron para el oficialismo (Presupuesto y Hacienda, Relaciones Exteriores y Justicia) y otras tres se repartieron entre los socios circunstanciales: Asuntos Constitucionales (Edgardo Kueider-UF), Asuntos Administrativos y Municipales (Daniel Kroneberger-UCR) y Acuerdos (Guadalupe Tagliaferri-PRO).

La muñeca política de Villarruel no se vio solo en esa jugada sino también cuando consiguió reunir 39 votos para que el puntano Bartolomé Abdala sea elegido presidente provisional en detrimento del formoseño Francisco Paoltroni, el nombre que había designado Milei para ese lugar. Para esa muestra de poder interno, la abogada que defiende la dictadura recibió también el guiño de un senador del norte interesado en que no prospere ese nombramiento.

Pero tanto Espínola como Kueider son dos votos negativos contra el DNU cuando llegue a tratarse en el recinto. De ello depende que lo habilite Villarruel, a quien Unión por la Patria insistió ayer en reclamar que la convoque tal como indica el reglamento de la cámara. 

Recién van casi dos meses de Milei y la metralleta de reformas que buscó instalar de arranque no le permitió al peronismo todavía ingresar en un proceso de discusión interna y redefinir el norte de un nuevo proyecto nacional. Por ahora, la estrategia de la unidad es efectiva y necesaria, pero nadie asegura que sea eterna.