Qué dicen los proyectos de ley para reducir la jornada laboral

El Frente de Todos presentó dos proyectos para modificar la Ley que regula las horas de trabajo. Se proponen jornadas de 6 o 4 horas diarias. Todos los detalles.

05 de agosto, 2021 | 12.18

Argentina es uno de los países con jornadas laborales más extensas del mundo: 48 horas semanales. Por este motivo, desde el Frente de Todos se presentaron dos proyectos de ley para reducir la carga laboral de los trabajadores y trabajadoras en todo el país. Ambas propuestas cuentan con estado parlamentario.

En primer lugar, el diputado del Frente de Todos Hugo Yasky presentó este miércoles un proyecto para reducir la jornada a 40 horas semanales. La medida se aplicaría "sin bajar salarios" y con el objetivo de "distribuir más equitativamente un bien escaso como el empleo". 

Según su proyecto, "la duración del trabajo no podrá exceder de 8 horas diarias o 40 horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas aunque no persigan fines de lucro". Es decir, aplicaría a personal del ámbito público y privado, y hasta a las organizaciones sin fines de lucro, fundaciones y organizaciones no gubernamentales, pero no afecta a los negocios o empresas familiares.

En segundo lugar, la diputada del Frente de Todos, Claudia Ormaechea explicó que su proyecto apunta a la baja de la jornada laboral a 6 horas por día o 36 horas semanales. La iniciativa busca dar respuesta a la pérdida del poder adquisitivo de los argentinos, a pesar de la alta carga horaria.

"Partimos de la premisa que el derecho del trabajo no crea trabajo, pero el derecho del trabajo con la modulación de la jornada permite su redistribución", afirma Ormaechea. Según la diputada, los sueldos en la Argentina "perdieron, en el período 2016/2019 según las mediciones INDEC o el INDEC de la Cámara de Diputados, entre un 26,4 y un 31,4% del poder adquisitivo".

La reducción en la jornada laboral ya se está experimentando en países como Chile, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Japón e Islandia y, según Yasky y Ormaechea, muestran buenos resultados. Además, destacan que el impacto positivo en el ambiente también está estudiado: hay una reducción de combustión, del gasto de energía y de la circulación de gente.