El foco de atención pasó de Diputados al Senado, donde los legisladores tendrán la difícil tarea de analizar la media sanción del proyecto de ley Bases y el pacto fiscal para, en tiempo récord, lograr llevarlo al recinto y darle una buena o mala noticia al Gobierno. Los dialoguistas mirarán con detalle cada uno de los artículos y el panorama es incierto, aunque con matices, como los que se vieron el martes en la votación en la Cámara Baja.
Los proyectos de ley tienen tres caminos posibles: la aprobación de los textos como están, su rechazo o la introducción de modificaciones. En este último caso, deberán volver a Diputados donde se podrán aceptar los cambios en forma total o parcial, pero también se podrán negar. En este escenario, la clave pasará por el número conseguido en el Senado.
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Si los representantes de las provincias acompañan los cambios con la mayoría absoluta de los presentes, Diputados deberá conseguir la misma mayoría para insistir con la redacción original. Si el Senado los escolta con dos tercios de los presentes, la Cámara Baja deberá lograr ese número para negarlos.
Un escenario de dos tercios, en el Senado, parece bastante improbable a esta altura ya que se pronostica una votación muy ajustada. En ese poroteo, hay algunas incógnitas dentro de la oposición dialoguista, puntualmente en la UCR. Tanto los centenarios como el PRO revisarán cada uno de los puntos de la media sanción, pero se espera que el macrismo acompañe sin modificaciones, dado que fue la letra que avaló su bloque en Diputados.
En el caso de la UCR, desde las filas halconas se toma, como base de cálculo, la votación del DNU. Martín Lousteau y Pablo Blanco votaron en contra del decreto mientras que Maximiliano Abad se abstuvo. Por eso, se especula con diez voluntades a favor de los proyectos, dos en contra y una abstención.
Ahora bien, lo que sucedió en Diputados complejizó el panorama. En la Cámara Baja, los legisladores de Evolución – el espacio de Martín Lousteau – acompañaron el proyecto. En líneas generales, quienes tienen un gobernador no se opusieron a la ley de Javier Milei. En este caso, la figura clave es la de Maximiliano Pullaro, el santafesino.
Esa posición de los Evolución puso un manto de duda sobre la posible elección de Lousteau que, por el momento, tiene bien guardado su voto. También sobre Blanco. A diferencia de lo que sucedió con el DNU, los legisladores no tienen a mano el argumento de la inconstitucionalidad, aunque Agustín Rombolá, ex presidente de la Juventud Radical de CABA, aseguró en diálogo con El Destape, que el senador porteño es la esperanza boina blanca.
El caso de Abad también es una incógnita. En filas halconas se especula con un posible acompañamiento, en general, a la ley, alejándose de la abstención al DNU. Ante la falta de una posición orgánica de la UCR, el senador bonaerense y presidente del Comité radical de Buenos Aires va a ejercer el rol de Cámara revisora para evaluar, punto por punto, el proyecto. Incluso, podría convocar a gobernadores radicales para que se acerquen al bloque y cuenten lo que acordaron con el gobierno para tomar una decisión fundada.
La Cámara revisora tiene la misión de analizar cada uno de los pasajes de la media sanción para ver si es necesario o no introducir modificaciones. ¿Acaso podría tratarse de, como piensan los halcones, un voto favorable en general pero con cambios en particular? Por ahora, terreno de especulación.
En el PRO tienen más o menos la misma posición que la UCR, la de leer bien a fondo el proyecto que envió Diputados, pero se sobreentiende que la intención es acompañar la ley sin modificaciones. Hasta Horacio Rodríguez Larreta considera que la reforma laboral resuelve algunos de los problemas del mundo del trabajo.
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El macrismo vive una situación extraña. Hacia adentro, dirigentes más cercanos al gobierno se preguntan, cada vez con más frecuencia, si el PRO todavía existe. Se cree que el partido ya perdió gran parte de su representación en manos de La Libertad Avanza y que una buena gestión de Milei terminará por decretar el fin del espacio. “¿Y si no pasa?”, se preguntan en el entorno de Mauricio Macri. “El PRO tiene su identidad”, refuerzan.
Los amarillos de Macri quieren convertirse en un socio indispensable de Milei, como lo demostraron en Diputados, donde ayudaron a la redacción, a la recolección de votos, a la estrategia y la victoria del gobierno con la ley Bases y pacto fiscal. Por eso, llamó la atención que algunos cuestionaran la sobrevida del partido: “¿Quién lo dice? ¿Un radical? ¿O un kirchnerista? Del PRO no lo harían”.
El clima dentro del partido está cada vez más caliente. El macrismo de Mauricio asegura que el bullrichismo no tiene representación electoral sin Macri detrás. Y que eso quedó demostrado con la falta de presentación de una lista interna para comandar el partido. Patricia Bullrich consiguió sillas marginales en una estructura que quedó en manos del ex presidente, de regreso por el país este fin de semana.
El otro ex Juntos por el Cambio que pidió pista esta semana es la Coalición Cívica. Se independizó del bloque Hacemos Coalición Federal, un sector armado para ganar lugares en las comisiones, y volvió a ganar identidad. Intentarán, después del enchastre de estos meses, ser una oposición más clara al gobierno, con posiciones que se tomarán en cada uno de los debates, dependiendo lo que se presente, pero con una actitud constante en cuestiones como la transparencia, el juego y otros asuntos que funcionan casi como una bandera para los lilitos. Tal vez pasaron del miedo a quedar pegados al kirchnerismo a la intención de no darle todas las herramientas a un presidente que ve perros que no existen.
Esos reacomodamientos tendrán una prueba de fuego ante el tratamiento del DNU en Diputados. Después de que Martín Menem no convocara a una sesión especial pedida por Unión por la Patria, sigue firme la intención de llamar a un nuevo encuentro para debatir el decreto y voltearlo.
“Queremos pedir una sesión, lo que no podemos es fracasar,. Tenemos que sentar a los 129” diputados necesarios para conseguir el quórum. Todavía no se está cerca, pero tampoco extremadamente lejos. Una de las opciones es que los bloques del centro – los anti grieta – convoquen para que Unión por la Patria pueda plegarse, evitando tildar a otros de “kirchneristas”. En caso de que esto no suceda, UP podría avanzar en cuestión de días.
En el centro opositor a Milei todavía se siente la derrota de esta semana ante la ley Bases y aparece como necesaria la presencia social en la calle para generar el momento e impulsar la victoria.