Con la jura de los diputados electos en las elecciones legislativas de noviembre, el Gobierno iniciará la segunda parte de su mandato con el desafío de contar con menos legisladores y, además, un Congreso más fraccionado. La gran novedad del lunes fue la partición de la bancada radical, sumando un nuevo sub bloque a Juntos por el Cambio, prematuramente tironeado por los posicionamientos de cara a 2023. Dada la paridad de fuerzas, dos bancadas chicas como el que agrupa a lavagnistas y schiarettistas y el de los partidos provinciales, podrían adquirir un rol decisivo. Pero, antes que eso, el Frente de Todos deberá unificar criterios con vistas a los proyectos más importantes que deberán tratarse en los próximos días, algo que no se ve tan sencillo.
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Este mediodía, los nuevos diputados jurarán en la Cámara baja y se elegirán las nuevas autoridades del cuerpo y de los bloques. En lo que se refiere a las integrantes, no hay muchas diferencias: el oficialismo perderá dos bancas y la principal oposición ganará una, quedando ahora 118 contra 116. Pero, en principio, se percibe una mayor dispersión que podría complicar el objetivo del Gobierno de darle un rápido tratamiento al Presupuesto y al Programa Plurianual elaborados por el ministro de Economía, Martín Guzmán, pasos previo al acuerdo con el FMI.
Que no se doble
La elección interna en los bloques disparó una feroz disputa en la bancada radical, con un sector referenciado en Martín Lousteau que buscó desbancar a Mario Negri como cabeza del bloque y del interbloque opositor. Como no lo consiguieron, armaron el sub bloque UCR-Evolución con 12 miembros, presidido por Rodrigo de Loredo. Todo fue muy público y terminó el lunes con una reunión que incluyó agresiones entre Lousteau y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, ambos aspirantes a conducir la UCR Nacional.
Negri sacó un luego un largo comunicado detallando todos los que lo seguían apoyando -33 diputados- y pudo anotarse un gol al sumar a Facundo Manes, uno de los presidenciables. En tanto, Emilio Monzó, el puntano Claudio Poggi y el economista Ricardo López Murphy planeaban lanzar sus propios mini bloques aunque manteniéndose dentro de Juntos por el Cambio. Tan fragmentado que anoche ni siquiera se sabía quién será el jefe del interbloque.
"No hay mucha diferencia porque antes Negri bajaba a las reuniones con otros cinco o seis y teníamos que discutir con todos", comentaban cerca de Máximo Kirchner, jefe de la bancada oficialista. "Siempre fueron de una conducción muy horizontal y hay que decir que los proyectos fundamentales siempre salieron. Tanto Máximo como Sergio Massa ya se pusieron en contacto, estamos abiertos a todos los diálogos posibles", aseguraban.
Respecto al futuro inmediato, en el oficialismo adelantaban que la estrategia será proyecto a proyecto, dado que algunas iniciativas tendrán apoyos de unos y tal vez otras en otros bloques. Seguían sin muchas certidumbres sobre el envío del programa de Guzmán y de la hoja de ruta para las últimas sesiones del año, pero en el bloque oficialista respondían que la unidad estaba fuera de toda discusión.
Los otros bloques
Entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio reúnen el 91% de las bancas en Diputados, pero es probable que la llave del quórum quede en el 9% restante. Debutará un bloque de 4 diputados libertarios con Javier Milei y José Luis Espert como estrellas, la misma cantidad de integrantes que la bancada del FIT. Con mayores posibilidades de dialogar con el oficialismo aparecen el Interbloque Federal de ocho miembros que presidirá el lavagnista Alejandro "Topo" Rodríguez, al que se incorporó Florencio Randazzo junto con los tres diputados que responden al gobernador cordobés Juan Schiaretti. Ya sin el mendocino José Luis Ramón, los partidos provinciales se reagruparon en el bloque Provincias Unidas con cinco integrantes: dos de Juntos somos Río Negro, dos el Frente de la Concordia de Misiones y uno del Movimiento Popular Neuquino. Afuera quedarán dos diputados en monobloques: el riojano Felipe Alvarez y el sindicalista santacruceño Claudio Vidal.
"Los temas razonables los acompañaremos, proyectos como la reforma judicial está claro que no", respondían desde el Interbloque Federal, donde aseguraban que el principal problema del Frente de Todos era interno y no qué harían las demás bancadas. "No tienen una mirada unificada. Mandaron el presupuesto y las primeras críticas fueron de sus propios diputados. Si no están convencidos ellos, difícil que nos puedan convencer a los demás", añadían.
También el Senado
La jura de los nuevos senadores está convocada para el próximo jueves. El cambio trascendental será que el Frente de Todos ya no tendrá quórum propio porque su bloque pasó de 41 miembros a 35 mientras que Juntos por el Cambio elevará sus integrantes de 26 a 31. Aquí también aparecen en el radar del oficialismo los legisladores de los partidos provinciales -el rionegrino Alberto Weretilneck y la misionera Magdalena Solari Quintana- como los posibles facilitadores del quórum para iniciar las sesiones y ayudar a poner los temas en debate en el recinto.
"Los presidentes del bloque nos dijeron que no tienen intención de obstruir el trabajo en la Cámara", sostuvo el jefe del bloque del Frente de Todos, José Mayans, en diálogo con El Destape radio. "Sobre varios temas creemos que vamos a tener la mayoría y nos van a acompañar porque la sensatez indica eso. Son necesarios los consensos por el tema de la deuda”, concluyó. Para el Gobierno sigue siendo la Cámara que le da mayor garantías: el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura anunciando el lunes por la portavoz Gabriela Cerruti ingresó por el Senado.
La mirada del Gobierno
En el Gobierno tienen muy presentes las dificultades extra que puede acarrear la nueva composición del Congreso. Fue el propio presidente Alberto Fernández quien decidió extender las sesiones ordinarias hasta el 31 de diciembre, con la idea de poner generar acuerdos con los bloques opositores. Hay seis proyectos para apuntalar la reactivación económica que ya están en marcha, algunos de ellos a punto de perder estado parlamentario si no los aprueban. Pero hoy la prioridad está puesta en todo lo que tenga que ver con el acuerdo con el Fondo, que por ley ahora debe pasar por el Congreso.
"La idea es que primero se apruebe el Presupuesto 2022 y después traten el Programa Plurianual. Si el Programa todavía no se envió es porque hay cosas que Guzmán está terminando de discutir con el staff del FMI", explicaba un funcionario muy cercano al Presidente. Luego de estos dos tratamientos, quedaría para el año que viene la aprobación del mismo acuerdo con el Fondo. Entendían que el macrismo no tendría mucho margen para rechazar, dado que eran quienes habían generado el problema.
Después de eso, en visión de este funcionario, el papel del Congreso podría pasar a un segundo plano. "Están todos trabajando para 2023, incluyendo algunos de los nuestros. Se va a volver muy difícil cualquier discusión parlamentaria, así que es probable que no mandemos muchos proyectos más. Gobernamos en pandemia sin que el Congreso casi funcionara, podríamos seguir así", advertía.