En medio del conflicto con la ciudad de Buenos Aires por la metodología para pagarle a ese distrito el aumento de fondos de coparticipación que ordenó la Corte Suprema, el presidente Alberto Fernández empezó a delinear el temario de sesiones extraordinarias que incluirá leyes con foco en la economía. Pero el adelantamiento del clima electoral dificulta aún más los acuerdos entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. La intención de bloquear la agenda oficial de uno y la debilidad política del otro abre una incógnita sobre si entre enero y febrero pueda haber sesión.
De acuerdo a lo que anunció este lunes, instruyó al ministro de Economía, Sergio Massa, a preparar un proyecto que "prevea presupuestariamente los recursos necesarios" para pagar una eventual sentencia definitiva de la Corte Suprema que eleve el monto de recursos coparticipables que reciba la ciudad de Buenos Aires de manera definitiva. Además, reveló que piensa enviar un temario para sesiones extraordinarias. Según fuentes legislativas, entre las iniciativas que analiza también figuran la del nuevo blanqueo de capitales que oficializará en breve Massa, la de fomento a la Agroindustria y la que busca fortalecer el sistema preventivo nacional contra el lavado de dinero.
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Otras iniciativas que podrían estar incluidas son la de Compre Argentino y las que no fueron aprobadas en la frustrada última sesión del año, entre ellas la ley de alquileres, la creación de universidades, la moratoria previsional para 800 mil personas. Difícil que quede lugar para la agenda judicial con el escaso margen de acuerdo que hay. Mientras que en el Senado quedan, entre otros, la ley de alcohol cero.
En este contexto impredecible, hay una certeza que tienen en el Frente de Todos y que puede frustrar el plan de Fernández: el poco incentivo a sesionar de Juntos por el Cambio, por lo que un temario de extraordinarias que solo define el Poder Ejecutivo poco podría alentar a cambiar esa postura.
Un diálogo que se produjo en el tercer piso de la Cámara de Diputados el miércoles pasado cuando se frustró la última sesión (la segunda en menos de un mes) grafica la intención de la oposición. “No sesionamos más hasta el año que viene”, aseguró un asesor de la coalición opositora. “Olvidate, hasta octubre no nos vemos más”, le contestó otro colega del mismo espacio en tono jocoso. En ese piso tienen despacho, entre otros, los diputados del PRO Cristian Ritondo y Silva Lospennato y la conversación expuso la comodidad que siente JxC con la paralización del Congreso.
Pero esa estrategia de la oposición -la de mostrarse duros y evitar que sus propias divisiones queden expuestas en votaciones de proyectos con impacto social- también deja al desnudo la debilidad del Frente de Todos a la hora de buscar consensos y romper esa barrera.
La última sesión fue convocada por el oficialismo con la certeza de que el bloque de UCR Evolución, que responde políticamente a Martín Lousteau, iba a acompañar la media sanción para crear universidades. Ante esa posibilidad y, según supo El Destape, un llamado del ex presidente Mauricio Macri al legislador Martín Tetaz sumado a una nota periodística que exponía su “ayuda” al kirchnerismo, hizo caer el acuerdo que tenían la titular del cuerpo y el presidente del bloque del FdT, Cecilia Moreau y Germán Martínez, respectivamente, y así el oficialismo quedó en offside.
Fuentes del oficialismo consultadas por este portal no se mostraron sorprendidas por el resultado del miércoles pasado, que fue una réplica de lo ocurrido el 1º de diciembre cuando se frustraron dos sesiones en medio de la discusión por los nombramientos de diputados en el Consejo de la Magistratura. “El escenario electoral se anticipó mucho”, explicaron desde el frente oficialista para encontrar una explicación. Voces más enojadas con la parálisis que impide la aprobación de proyectos del FdT apuntan a la paridad que hay entre los dos principales espacios (Frente de Todos tiene 118 bancas y Juntos por el Cambio, 116) y a la “debilidad política” de la bancada que se puede extrapolar al gobierno en general.
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Esto último puede encontrar respuesta en el armado de las listas en las dos últimas elecciones, en especial la de 2021, cuando la mayor atención radicó en satisfacer las necesidades políticas de cada espacio y no en cubrir los flancos que muestra el bloque, especialmente en voces económicas que es uno de los mayores fuertes de JxC. “Ellos tienen una política clara, con sus quilombos logran entorpecer nuestra agenda y tienen diputados que son candidatos con peso propio. Lo nuestro es lo que hay, no pidan más”, graficaron en el bloque.
Una agenda con Massa como protagonista
Dado que los principales temas que tendrá el temario de extraordinarios apuntan a la economía, el ministro Sergio Massa tendrá un rol fundamental. Además del proyecto para establecer con qué fondos se cumplirá una eventual sentencia definitiva de la Corte en materia de coparticipación y a favor de CABA, también estará el blanqueo, que próximamente será presentado en el Congreso y que estará destinado a personas físicas, sucesiones indivisas y a empresas que tengan activos no declarados en el país o en el exterior e incluirá protección y beneficios para quienes colaboren con su detección. Tendrá vigencia hasta fines de septiembre de 2023.
Por otra parte, el proyecto de fomento al desarrollo agroindustrial, que otorga beneficios fiscales e incentivos "en todo tipo de producción agropecuaria y agroindustrial”, es el único que no fue sancionado de los cuatro que pidió Massa a Diputados cuando pasó al Ejecutivo. Había sido presentado el año pasado, consiguió dictamen y hasta fue incluido en las sesiones extraordinarias de principio de este año, pero nunca se debatió en el recinto.
Por último, está el proyecto que modifica el Código Penal y la ley de lavado de activos, y crea un registro centralizado de Beneficiarios Finales para que la Unidad de Información Financiera, entre otros organismos, tengan herramientas para prevenir e impedir el lavado de activos, la financiación del terrorismo y el financiamiento de la proliferación de armas de destrucción masiva.
Cuando el 2 de agosto Massa dejó la presidencia de Diputados, juró ante sus ahora ex colegas que siendo ministro irá “una y cien veces” a la cámara baja a buscar consensos para aprobar leyes “más allá de las diferencias”. Con traje de presidenciable a pocos meses de definir las candidaturas del Gobierno, quizás sea el músculo político que necesita el Frente de Todos para reforzar el diálogo con la oposición.