En el Senado, el oficialismo intentará, nuevamente, avanzar con la boleta única en papel después de no haber alcanzado la firma exprés del dictamen la semana pasada. Parte de un explícito pedido presidencial, el proyecto que cuenta con media sanción de Diputados sufre de la ansiedad característica del Poder Ejecutivo para demostrar carácter y de los aliados para hacerse con una iniciativa que no pudieron concretar en los últimos años.
Juntos por el Cambio tiene la voluntad de acompañar el impulso oficialista a este proyecto de ley pero no se encontraron con un panorama sencillo. En las comisiones de Asuntos Constitucionales y Justicia y Asuntos Penales, las dos encargadas de llevar adelante el debate, la alianza tiene lugares de poder y, desde allí, vieron un mapa parejo para este caso y cualquier debate a futuro.
El miércoles pasado se intentó la firma del dictamen pero se tuvo que resolver, luego de tres horas, un cuarto intermedio hasta este miércoles a las 14 para volver a probar el tendido de puentes con posibles aliados. ¿Qué cambió en estos siete días? Justamente, los siete días. El hecho de haber concedido un tiempo extra para que cada senador pudiera plantear dudas sirvió para acercar posiciones con sectores del interior, o al menos eso se especuló en la previa.
Según confió una fuente parlamentaria, esperan tener apoyos del peronismo federal para poder avanzar, primero, con el dictamen y, después, con la sanción. De darse lo esperado por el oficialismo y sus aliados, este miércoles podrían conseguir las firmas para continuar con el tratamiento, una semana más tarde, en el pleno de la Cámara. Si lo lograran, sería el primer debate de esta gestión.
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La nueva estrategia del oficialismo: debatir con sus aliados
En pleno poroteo, se encontraron con algunos sectores que plantearon observaciones que, a entender del oficialismo y de Juntos por el Cambio, tranquilamente podrían tratarse en la reglamentación del proyecto. O sea, votar así como está y más adelante hacer las reformas que, incluso, también tienen apuntadas en la alianza cambiemita.
La rionegrina Mónica Silva, de Juntos Somos Río Negro, reclamó modificar el proyecto para que haya una boleta por cada categoría, como sucede en Santa Fe donde hay una papeleta para el segmento Ejecutivo, otra para Diputados y otra para Senadores. En medio de especulaciones sobre el sentido de su firma, también se recordó que su espacio, en Diputados, apoyó el texto por lo que se esperó que vuelva a repetirse.
Es que, en principio, la intención es aprobar la media sanción de Diputados tal y como está, sin cambios para evitar su retorno a la Cámara Baja. De regresar a ella, su destino pasaría a ser incierto, por eso la urgencia. Para los impulsores del texto, las observaciones podrían resolverse con la reglamentación, esa instancia en la que, una vez votada la ley, se detalla el modo de su aplicación pudiendo cambiar algunos puntos analizados por el Congreso.
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Desde una banca cambiemita se aseguró que “es la ley posible” en este momento, ni siquiera impulsada por esta gestión, y que todas las normativas electorales sufrieron algún tipo de cambio posterior a su sanción, por lo que no sería indispensable hacer modificaciones en este momento. Para argumentar el apoyo, se señaló que oponerse a esta modalidad de votación es una cuestión del pasado y que casi no hay país en el mundo que utilice el sistema de boleta partidaria.
Quienes levantarán la mano no sólo harán foco en experiencias provinciales, como Santa Fe, Córdoba o Mendoza sino que también pondrán el ojo en la falta de robo de boletas y en tener una papeleta institucional, no partidaria.
Por el momento, se espera que el PRO, la UCR y La Libertad Avanza acompañen el proyecto y sumen sus votos en comisión y en el recinto para buscar la aprobación. No se descartan algunos apoyos de bloques como Cambio Federal y Unidad Federal, de cuatro y tres senadores respectivamente.
Se afianza la alianza
Esta será la segunda votación en la que Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza se encuentren unidos para ir contra la posición del peronismo que tendrá la intención de introducir modificaciones para que la ley vuelva a Diputados. Desde la UCR se consideró que son maniobras dilatorias que mezclan distintos proyectos de ley, todos vinculados a reformas electorales, como la eliminación de las PASO o la instauración de comicios de circunscripción uninominal.
Pero, según se especuló desde filas cambiemitas, esto no significará la inauguración de un nuevo interbloque. El PRO, la UCR y La Libertad Avanza seguirán con autonomía y, según aclaró una fuente del Senado, no votarán siempre en unidad sino de acuerdo al proyecto planteado. Por el momento, se encontraron con un escenario amable, de diálogo en la Cámara Alta, bastante diferente al planteado por el presidente con la ley ómnibus.
Pese a los rumores de relación tirante entre Victoria Villarruel y Javier Milei, el pedido presidencial se tomó casi como una palabra santa, indicación de que el proyecto debe tratarse y hacer lo posible para que salga con la sanción. Como ya tiene el visto bueno de Diputados y pasaron expositores por la Cámara Alta, quieren avanzar para que no caiga el proyecto.
De prosperar, Villarruel tendrá un nuevo episodio para sacar músculo ya que se podría anotar un triunfo, sumado a la elección de autoridades que, con acompañamiento de Juntos por el Cambio, quedaron para La Libertad Avanza. Pero, además, la búsqueda de consensos para impulsar el texto la pondría en la vereda de enfrente, al menos en los métodos, del presidente.
Desde el Senado se buscó evitar definiciones tajantes como esas. No se eligió entre el método de la negociación y el de la confrontación, sino un mix entre ambos según la circunstancia. Se chocó con un “grupo político que no quería que avance nada” y se acordó “con un grupo político que quería que avance” el debate en la Cámara. Se tomó a ambas herramientas como parte de la política, disponibles para utilizar según la situación,
Si el oficialismo lograra superar la difícil negociación de las comisiones, no se encontrará con un desafío mucho más sencillo en el recinto. Necesitará de 37 senadores para habilitar el debate pero también necesitará del mismo número para aprobar la iniciativa al tratarse de una ley electoral. Con solo 7 legisladores propios, La Libertad Avanza se verá en la ardua misión de acordar con prácticamente todos los bloques para, aunque sea con modificaciones a posteriori, encontrar la luz al final del túnel.