Todos pierden con el actual nudo legislativo que mantiene trabado el tratamiento de proyectos cruciales para el oficialismo, como las ley de bases, para los gobernadores de todos los colores, como el acuerdo fiscal, y para la oposición, como el rechazo al DNU. Javier Milei necesita llegar al 25 de mayo con su paquete de leyes aprobado y cada día de demora le angosta el margen de maniobra. Al peronismo le pesa la demora en neutralizar los efectos del decreto 70/23 y no consigue el número para hacerlo. La oferta dialoguista se vuelve menos atractiva si no puede garantizar el éxito de las iniciativas que impulsa el Gobierno.
En los últimos días en estos sectores, que tienen la llave para conformar mayorías en la Cámara de Diputados, comenzó a evaluarse una fórmula que permita destrabar la situación. Se trata de una veintena de diputados cuyo voto permitió la aprobación en general de la ley de bases en enero pero luego bloqueó, cambiando el sentido de algunos votos, la mayoría de los artículos clave durante la votación en particular, lo que obligó al gobierno a retirar el proyecto. No se sienten cómodos como satélites del oficialismo pero tampoco quieren acercarse demasiado al peronismo. Creen que, esta vez sí, la salida va a ser por el centro.
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La nueva estrategia y los actores que serán claves
Forman parte de este grupo algunos diputados del radicalismo (la cuenta, según a quién se consulte, da entre media docena y tres veces esa cantidad), otros coaligados en la escudería que, en los papeles, encabeza Miguel Ángel Pichetto, y sobre todo una galaxia de legisladores que responden a los gobernadores de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, Salta y Misiones. El gobierno piensa en ellos cuando calcula 140 votos a favor de la nueva ley de bases. La oposición cuenta con algunos de ellos en todos los escenarios en los que se puede voltear el DNU. Y a lo mejor, de acuerdo a esta nueva fórmula, todos tienen razón.
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La idea que comenzó a discutirse en el Congreso esta semana es que ese bloque acompañe al oficialismo en la aprobación de la ley, en primera instancia, tal como vienen sugiriendo varios gobernadores, y unos días más tarde también aporte con el quorum para que la oposición pueda rechazar el decreto 70/23. De esa forma, sostienen los que plantean esta estrategia, conseguirían mantenerse equidistantes de los dos polos que ofrecen LLA y el peronismo. Al mismo tiempo intentarían evitar, o al menos morigerar, las acusaciones de golpismo que llegarán desde el gobierno en cuanto caiga el DNU.
En Unión por la Patria no ven con malos ojos esta alternativa. Incluso puede ayudar a descomprimir la tensión interna del bloque, donde algunos diputados ya plantearon la posibilidad de acompañar la aprobación de la ley, al menos en el tratamiento en general, aunque confirmaron que mantienen su posición en rechazo del decreto. La ley de bases, si pasa la cámara baja, luego deberá superar el escrutinio del Senado, donde el peronismo está más cerca de conseguir una mayoría. Saldar la primera discusión permitirá apurar el tratamiento del DNU. La intención es que eso se vote en sincronía con el plan de lucha al que convocó la CGT.
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