Perfil bajo, rosca, resolución política y dos palabras clave: "Abstención celeste". A eso apunta el Gobierno nacional para lograr la sanción del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). El panorama en el Senado no es fácil, sencillo ni tan pacífico como en la Cámara de Diputados. Durante los tres días del plenario de las comisiones de la Banca de la Mujer, Justicia y Salud, se escucharon discursos violentos, agresivos y desinformadores por parte de los antiderechos a tal punto que el debate terminó con una discusión en torno al exterminio nazi, el cual compararon con el aborto legal. Actualmente, el "poroteo" está abierto y todo puede pasar el 29 de diciembre, fecha en que la iniciativa del Poder Ejecutivo llegará al recinto.
Hay dos proyecciones: una apunta al empate en votos con 33 para cada lado y cinco indecisos (la neuquina Lucila Crexell. los entrerrianos Stella Maris Olalla, Edgardo Kueider, la rionegrina Silvina García Larraburu y el pampeano Juan Carlos Marino). Con este resultado, Cristina Kirchner, como presidenta del Senado, debería definir la votación. Ya es sabido que ella lo hará a favor, por lo tanto la sanción de la ley sería un hecho. Otra proyección, según dijo Silvia Elías de Pérez hace dos días, del lado "celeste", indica una ventaja "pro vida" por tan sólo una voluntad. Poroteo que también publicó el sitio especializado El Parlamentario: 34 antiderechos contra 33 a favor y cuatro indecisos (Crexell, Olalla, Kueider y Marino). El senador 72 es José Alperovich, de licencia tras haber sido denunciado por abuso.
Desde el Gobierno siguen de cerca el tratamiento porque el Presidente quiere que sea ley. A diferencia de Diputados, la injerencia será fuerte y clara pero la pandemia del coronavirus impone algunas restricciones a las "jugadas políticas" que puedan hacerse para lograr la sanción. Con la ley del Matrimonio Igualitario, un viaje salvador permitió el resultado favorable ya que legisladores contrarios a la iniciativa no estuvieron presentes durante la votación. En este caso, con el funcionamiento remoto, se encuentren donde se encuentren, podrán conectarse y votar. Por lo que no es una opción.
La negociación del Ejecutivo gira en torno a las abstenciones. Entienden que nadie va a poder convencer a los que ya están convencidos de votar en contra pero sí podrán conseguir, por medio de la política, ausencias o abstenciones. El objetivo es mantener el bajo perfil durante esta semana, que el plenario de comisiones reciba a expertos y expertas para que expongan sus puntos de vista y que las jornadas culminen sin mayores sobresaltos. Es para evitar poner en riesgo de escrache a quienes decidan dar su voto positivo al proyecto o a quienes tengan su postura pendiendo de un hilo. El caso del diputado jujeño, Daniel Ferreyra, dejó al descubierto la fragilidad de algunas visiones: un apriete de Viviana Canosa bastó para que decidiera cambiar de verde a gris. Eso no puede pasar en la Cámara Alta. Los únicos grises deben ser aquéllos que se oponen.
La salud del senador de La Rioja, Carlos Menem, también comenzó a jugar en el tablero. Votó en contra en 2018 y todo indica que mantendría su postura este año. Así lo dio a entender su hija, Zulemita, a La Red. En caso de seguir internado hasta el 29 de diciembre, cosa que la familia desmiente, el expresidente podría votar desde el hospital sin ningún problema. El Blanca Osuna "celeste" del Senado. Durante la votación del 10 y 11 de diciembre, la diputada Osuna estuvo internada por un cuadro de coronavirus pero se conectó para dar su discurso y su voluntad favorable al proyecto. Acá podría suceder a la inversa.
Un dato también asoma como relevante. Según explicaron desde el Gobierno a El Destape, el Frente de Todos aportará un porcentaje de votos verdes menor a los que dará la oposición. En Diputados se evidenció un alto grado de apoyo del oficialismo (alrededor del 70%) en contraste con el alto rechazo por parte del PRO (75%). Los números no serían los mismos en la Cámara Alta. Sin embargo, el peronismo celeste brinda mayores oportunidades de negociación que el macrismo celeste, básicamente porque se trata de un proyecto del Ejecutivo. Algo que le explicó el Gobierno a los diputados durante el debate, aunque sin hacer demasiado hincapié porque la media sanción estaba asegurada.
Pero no sólo el Gobierno está militando la sanción. De forma fuerte y activa, la senadora por Mendoza, Anabel Fernández Sagasti, se puso al hombro la negociación de los votos. Desde Casa Rosada destacaron su rol para lograr que sea ley y pusieron el foco en el "recambio generacional" de la Cámara Alta. Su trabajo está íntimamente ligado a la voluntad de Cristina Kirchner.
Por supuesto, no todo será perfil bajo de acá al 29. Seguramente, confiaron a este medio, en los últimos días habrá un acelere pero el objetivo es no exponer a nadie. Sobre todo porque los senadores tienen un ida y vuelta muy fuerte con poderes fácticos - entiéndase religión u organizaciones sociales y pueden ser víctimas de movilizaciones o escraches -, un diálogo fluido con sus gobernadores y gobernadoras y, en última instancia, la palabra del Gobierno nacional.
En ese sentido, por ejemplo, pueden darse algunos mensajes solapados pero otros bastante claros: el Gobierno de Misiones, a través de su Subsecretaría de Culto, lanzó un flyer para agradecerle a los diputados que votaron en contra de la IVE. Más allá de ello, Flavia Morales, pese a las presiones que sufrió, reflexionó y cambió su voto negativo de 2018 por uno afirmativo en 2020. Pero en el Senado esa posibilidad de "despegue" es más compleja.
Este jueves habrá doce expositores más, cinco a favor y cinco en contra. Luego se firmará el dictamen de mayoría y habrá una semana de "descanso", pero la rosca continuará. La semana de Navidad no habrá debates públicos y recién el 29 de diciembre llegará la fecha histórica. No hay una derrota asegurada, tampoco una victoria. El final sigue siendo abierto pero hay una diferencia fundamental con 2018: el Gobierno mandó el proyecto, quiere que salga y, en caso de llegar a esa instancia, el desempate será verde.