El presidente de la Nación, Alberto Fernández, dijo presente en la ceremonia de inicio del ministerio pastoral de Jorge Ignacio García Cuerva como nuevo arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires y primado de la Argentina, tras la jubilación del cardenal Mario Poli. "Debemos trabajar fraternalmente en favor de las y los más vulnerables, le deseo lo mejor y sabe que cuenta conmigo", manifestó el mandatario.
"Ha sido grato participar del inicio del ministerio pastoral del nuevo arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva", escribió el jefe de Estado en sus redes sociales y compartió una imagen junto a nuevo arzobispo.
En un segundo mensaje, por medio de Twitter, le dejó un mensaje al cardenal Poli. "Envío, además, un afectuoso saludo al cardenal Mario Aurelio Poli, que se ha desempeñado con gran compromiso durante estos años en los que fue arzobispo, también atendiendo siempre a los más débiles y defendiendo la necesidad de trabajar en unidad por el bien del pueblo", expresó.
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El Presidente Fernández participó de la misa concelebrada por el nuncio apostólico, Miroslaw Adamczyk, en la que García Cuerva prestó su juramento de fidelidad y se le impuso el palio arzobispal que le había sido entregado por el Papa Francisco el 29 de junio en el Vaticano. Participaron de la asunción, además del mandatario, el canciller Santiago Cafiero, las ministras Kelly Olmos (Trabajo), Victoria Tolosa Paz (Desarrollo Social), Gabriel Katopodis (Obras Públicas); y los secretario de Culto de la ciudad, Federico Pugliese, y de la Nación, Guillermo Oliveri.
Por su parte, durante que se inició pasadas las 14 en Plaza de Mayo, García Cuerva pidió "no fomentar la grieta" y "hacernos cargo y no mirar para otro lado" frente a la realidad económica y social del país. En esa línea, el arzobispo sostuvo: "Hoy estamos llamados a reconocer que, entre nosotros, hay personas, familias, amigos que están sufriendo; que se sienten lastimadas en su esperanza: las familias que siguen llorando a los más de 16.000 fallecidos por Covid en la ciudad; los ancianos abandonados o dejados de lado; quienes sufren adicciones, violencia en todas sus formas, angustia y pánico; quienes viven en situación de calle o en viviendas precarias, o tantos y tantas que, desvelados, hacen malabares buscando llegar a fin de mes".
A su vez, marcó: "Frente a una realidad tan compleja, donde la impotencia parece tener la última palabra y el 'sálvese quien pueda' puede volverse un canto de sirenas, el evangelio nos regala un canto aún más esperanzador: nadie puede cargar solo al paralítico, nadie tiene sólo las respuestas; es necesario, aprender a encontrarnos y reconocer que somos una comunidad". Y pidió: "No podemos darnos el lujo de seguir alimentando la fragmentación en lugar de la esperanza. ¡Cuánta necesidad tiene nuestra ciudad, nuestra sociedad, nuestra Iglesia diocesana de ver esas manos tan distintas sosteniendo juntas esa camilla que reclama esperanza!".
"Levantemos el techo del 'no se puede'; levantemos el techo del 'siempre se hizo así', el techo de la indiferencia y la resignación… levantemos los techos que no nos permiten soñar y que han oscurecido e imposibilitado el horizonte de tantos de nuestros jóvenes", concluyó el arzobispo.