En la última semana hubo reuniones, acuerdos y declaraciones que empezaron a calentar la carrera por la conducción de la CGT. La cúpula tiene el mandato cumplido, las elecciones fueron postergadas por la pandemia y podrían realizarse antes de que finalice este año, luego de las legislativas.
Mientras tanto, los distintos sectores y corrientes del movimiento obrero ya comenzaron a moverse para sumar adhesiones. La conducción actual de la CGT incorpora sillas a las reuniones del Consejo Directivo, el moyanismo suma adherentes de peso, y las organizaciones sociales quieren sumarse a la discusión tras conseguir su personería social.
Los principales rivales son Héctor Daer y Hugo Moyano, enfrentados desde la década del ‘90. La paz entre los distintos sectores es gestionada por el propio Alberto Fernández. Está en el tablero, también, el bancario Sergio Palazzo. Los tres mantienen una buena relación y cercanía con el presidente.
En su ilusión como artífice de la nueva CGT, Fernández imagina un triunvirato que represente a todas las líneas internas. Desea desde hace tiempo, y lo pidió públicamente, un mayor acercamiento entre la CGT y la CTA, y poder incluir en ese universo a los movimientos sociales.
El apoyo unánime al proyecto del oficialismo para modificar Ganancias, más las convocatorias del gobierno nacional a la discusión de precios y salarios y a integrar el Consejo Económico y Social, van en línea con ese ensayo general de unidad sindical que promueve el Gobierno.
El ingreso de los movimientos sociales a la CGT
El empuje que obtuvo esta semana la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) al obtener del ministerio de Trabajo la personería social, una herramienta que les permite avanzar en su conformación sindical, novedosa, de un gremio sin patrones visibles, pero con afiliaciones y elecciones internas como cualquier gremio tradiciones.
El próximo paso estratégico que se plantean las organizaciones sociales es ingresar formalmente a la CGT. Hay sectores que se oponen en Azopardo, pero la idea avanza con menos obstáculos y más coincidencias que hace algunos años.
El acercamiento quedó plasmado en Luján, el sábado, cuando uno de los titulares de la CGT, Héctor Daer, participó de la celebración organizada por la UTEP en la Basílica de Luján, en un encuentro para rezar por el papa Francisco, al cumplirse ocho años del inicio de su pontificado.
La foto de Daer, Castro y el secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete, Fernando "Chino" Navarro, fue difundida en las redes sociales del Movimiento Evita.
El secretario general de la UTEP, Gringo Castro, es claro al respecto: "Tenemos que estar dentro de la CGT y para eso teníamos que tener nuestro propio sindicato”. En diálogo con El Destape, Castro señala que “la CGT tiene que darse la discusión interna” sobre aceptar o no, y cómo, la incorporación de las organizaciones.
Castro sostiene que Alberto Fernández “apuesta a la unidad de la CGT, a la unidad de los movimientos populares, y a la unidad de la CGT con los movimientos populares”.
Pablo Moyano aseguró este viernes que en las próximas elecciones de la CGT presentará un frente de unidad “que incluya a todas las organizaciones, incluso a los movimientos sociales”. Considera que tanto los trabajadores como el gobierno necesitan “una central unida” y “una conducción fuerte”, y ratificó que comparte la idea de que las organizaciones sociales se incorporen a la CGT.
El moyanismo quiere retomar el control. En ese camino, hubo un encuentro de peso esta semana. El líder camionero Hugo Moyano se reunió con Sergio Sasia, titular de la Unión Ferroviaria y líder de Sindicatos En Marcha para la Unidad Nacional (SEMUN), que agrupa 40 gremios claves para hacer fuerza en la carrera. También estuvieron Pablo y Facundo Moyano, y Juan Pablo Brey, jefe de la Asociación de Aeronavegantes.
En lo más alto de la CGT también empezaron a moverse. La semana pasada apoyaron al titular de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales (UATRE), José Voytenco, que disputa la conducción con el diputado nacional Pablo Ansaloni, expulsado del gremio luego de la polémica que generaron sus dichos antisemitas. La UATRE es un gremio que aporta un número siempre importante de manos para definir elecciones.
A fines de febrero, ampliaron su mesa chica y sumaron a dirigentes que no integran el Consejo Directivo. Fue una larga reunión en la sede de la UOCRA entre los principales líderes de la central obrera y unos treinta gremios de distintas líneas internas. No hubo participación del moyanismo ni de La Bancaria, pero sí de otras líneas que integran la Corriente Federal, como el núcleo del MTA, y sí estuvo presente Sergio Sassia, que se apunta para ir por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), que conduce Juan Carlos Schmid.
Al mismo tiempo, tras esa reunión de Consejo Directivo, la CGT emitió un comunicado de respaldo y solidaridad con el sindicato que conduce Schmid, de Dragado y Balizamiento, que tenía 800 trabajadores que estaban en un conflicto, ya solucionado, ante la inminente caída de la concesión de la Hidrovía Paraná-Paraguay.
El ex secretario general de la CGT aseguró en ese momento que la central está “lejos de la unidad”. En diálogo con El Destape Radio, Schmid indicó que “en general el camino de esa unión se fogonea y toma velocidad en las últimas 72 horas, todavía falta".
El líder de la Unión Obrera Metalúrgica, Antonio Caló, también hizo referencia este fin de semana a la unidad del movimiento obrero. “Para mí, un cuerpo con dos o tres cabezas es un monstruo, si le ponemos 5 ya no sé qué es. La conducción tiene que estar en una persona", dijo en declaraciones a FM La Patriada.
Caló asegura que no tiene problemas en juntarse a tomar un café con Hugo Moyano. “Necesitamos una CGT unificada, estar todos juntos y dejar las cosas que tenemos los dirigentes sindicales, veremos si todo el mundo lo entiende", finalizó el metalúrgico.
Los “Gordos” y los “independientes”, que actualmente manejan la central obrera, tienen todavía los números que necesitan para mantenerse al frente. El papel deslucido que jugó la CGT al mando de Daer y Acuña durante el gobierno de Macri y el acercamiento en plena pandemia con los grupos empresarios más poderosos del país son los principales cuestionamientos de otros sectores gremiales.