Sus aliados dentro de la CGT convencieron al camionero Pablo Moyano de no renunciar a su cargo de secretario general luego de que se conociera una cena en Olivos del resto de la conducción de la central obrera con el presidente Alberto Fernández, a la que no fue invitado. "Sería una irresponsabilidad de nuestra parte", explicó el titular de Smata, Mario "Paco" Manrique, quien acompaña a Moyano en el Frente Sindical por el Modelo Nacional y uno de los que lo persuadió de seguir. Con todo, la tensión permanece por las cada vez más notorias diferencias internas respecto a la actitud que debe tomar la CGT frente a la puja salarial y, específicamente, el conflicto en el gremio de neumáticos, que este miércoles tendrá una audiencia decisiva.
"No me importa si me invitan o no a una cena. Yo almorcé y cené con Alberto Fernández varias veces. Lo que realmente me interesa es el rumbo socio-económico del país y los trabajadores", fueron declaraciones de Moyano que transmitieron desde su entorno. Agregó que los trabajadores terminaban siendo los principales perjudicados de la situación económica con elevada inflación y crisis social. En ese marco, romper hubiera sido irresponsable ante las necesidades de esos sectores. El Presidente le mandó un mensaje conciliador y podría recibirlo también a él en Olivos en las próximas horas.
El disparador fue el cónclave reservado del lunes a la noche en la quinta presidencial, cuya organización corrió por cuenta del secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el secretario de la Uocra, Gerardo Martínez. El Presidente es amigo de Héctor Daer y mantiene una afinidad natural con el sector dialoguista de la CGT, con quienes se reúne frecuentemente. No sólo repasan la situación sindical sino también la política. Por ejemplo, convinieron la organización del acto por el 17 de Octubre, que se hará en Tucumán, que tendrá a Fernández como único orador.
Daer y su grupo -Martínez, Carlos Acuña, Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri- no quieren saber nada con un aumento salarial de suma fija, tal como se impulsa desde el kirchnerismo y acompaña Moyano para que los salarios más bajos recuperen lo perdido en los últimos meses de alta inflación. Sostienen que un incremento de ese tipo desarmaría la pirámide salarial que mantiene el equilibrio interno dentro de cada gremio. No lo expresan, pero otro motivo es que también perderían centralidad como jefes sindicales. Prefieren mantener el esquema de reapertura de paritarias, pero no todos los sindicatos tienen el mismo poder de negociación. Algo que empezaron a conversar con Fernández en Olivos es la posibilidad de un otorgamiento de un bono por única vez para fin de año.
Estas diferencias se vieron en la movilización cegetista del 17 de agosto pasado. Incluso, para marcarlo, Pablo Moyano improvisó un mini acto en el que reclamó al Presidente: "poné lo que te poner ante los especuladores". Dos semanas después, luego del atentado contra Cristina Kirchner, el secretario de los Camioneros estuvo -junto al bancario Sergio Palazzo y la CTA de Hugo Yasky- entre los que reclamaron un paro con movilización para expresar su repudio, algo que la CGT finalmente neutralizó.
El largo conflicto desencadenado en neumáticos sirvió para profundizar las distintas miradas. Moyano recibió al secretario del Sutna, Alejandro Crespo, para transmitirle su apoyo. Bien distinto fue el trato que Crespo, dirigente del Partido Obrero, habría recibido durante la cena de este lunes en Olivos, donde el resto de la conducción cegetista se habría quejado ante el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, por haberle permitido ir demasiado lejos y que el conflicto terminaría repercutiendo en otros sectores industriales.
Enterarse del encuentro en Olivos que se había organizado a sus espaldas y el contenido de la charla generó la reacción de Pablo Moyano, que inmediatamente pensó en renunciar. Sin embargo, no era una decisión que pudiera tomar de manera unilateral. Debía consultarlo con sus compañeros del Frente Sindical, por lo que convocó a un encuentro por la tarde en la sede de Camioneros. Además, de Paco Manrique, estuvieron Omar Plaini (Canillitas) y el ministro bonaerense Walter Correa (Curtidores), entre varios otros.
"La unidad debe superar al conflicto interno", consideró Plaini. "Lo que sí entendemos es que es momento de llevar otra agenda. Levantar el tope de salario familiar, el de ganancias, reformular el salario mínimo que ya quedó desactualizado", consideró Manrique en diálogo con El Destape Radio, quien en su afán de negar aseguró que "nunca" Moyano evaluó irse. También se ubicaba a Hugo Moyano entre los que estaba en desacuerdo con la posible salida. Incluso, se especuló con que el lugar en la conducción cegetista correspondía al sindicato y no al dirigente, por lo que Pablo podría ser reemplazado por otro sindicalista de Camioneros.
Todo quedó en el terreno del rumor porque desde la misma reunión del Frente Sindical se avisó que Moyano finalmente no renunciaría, ni escribiría una carta al consejo de la CGT, como se especulaba. Seguirá en el cargo aunque en un clima de tensión. La expectativa se trasladó entonces a la reunión que este miércoles a la tarde mantendrán las firmas fabricantes de neumáticos con los sindicalistas de Sutna. El ministro de Economía, Sergio Massa, metió presión al anunciar que liberaría las importaciones para no frenar la producción de la industria automotriz, una señal que seguramente resultará indigesta para sectores del Frente de Todos. Por eso, mejor para todos que haya una solución en el encuentro.
Desde Trabajo anticipaban que el ministro Claudio Moroni arrancaría bien temprano las conversaciones con los empresarios, que esta vez llegarían con los correspondientes poderes de parte de las firmas internacionales para rubricar los acuerdos, en caso de que se alcancen. En caso de que no hubiera fumata, anticipaban, "ni vamos a declarar la ilegalidad del paro, ni vamos a quitar la personería al sindicato, como nos reclaman desde la derecha".