La proverbial elasticidad pudo contener esta vez a todos los sectores cegetistas, los que ya estaban adentro y los que desde hace un lustro transitaban una diáspora, en un consenso que peligró hasta último momento y terminó reflejando una correlación de fuerzas que es la misma desde hace demasiado tiempo. Por eso, aunque el reparto de cargos y secretarías fue pródigo para quienes fueron acogidos en su regreso a la conducción de la central, y reflejó una novedosa, e incompleta, paridad, en la cúpula de la estructura las cosas se parecen mucho a como estaban antes.
Finalmente, la alianza entre los Gordos, los independientes y el barrionuevismo demostró su potencia en el Congreso Nacional, que es donde se cuentan los porotos. Con eso les alcanzó para volver a reclamar por dos posiciones en el triunvirato, que serán ocupadas por los mismos hombres que encarnaron ese pacto en 2016: Héctor Daer y Carlos Acuña. Al igual que hace cinco años, el tercer lugar es para los Moyano, que esta vez no delegaron la responsabilidad (en ese entonces había asumido Juan Carlos Schmidt) por lo que Pablo, secretario general de Camioneros, ocupará ese vértice.
El metalúrgico Antonio Caló, que esperaba un lugar en la cúpula, se contentó finalmente con la secretaría de Interior, mientras que el bancario Sergio Palazzo, uno de los dirigentes sindicales más cercanos al Instituto Patria, tendrá a cargo la secretaría de Administración. También se concretó el regreso a la conducción de la CGT del poderoso gremio metalmecánico SMATA, cuyo adjunto, Mario Manrique, asume en la estratégica secretaría Gremial de la central. El diputado nacional Walter Correa (Curtidores) y el extriunviro Schmidt también regresan al seno de la organización.
La nueva vieja CGT debutó con un documento que se alinea con la convocatoria a un acuerdo nacional que el gobierno prepara para después de las elecciones. Específicamente, habla de “un Plan de Acción” que “proyecte el indispensable crecimiento real de los salarios, las jubilaciones y los beneficios sociales” y de “la convocatoria urgente a una mesa de negociación para definir un Programa Nacional de Empleo y Formación Profesional junto a empresarios y con el aporte que brinda el Estado para garantizar, entre otros, los derechos laborales y sociales de todos los trabajadores.”
Los siete ejes de trabajo que propone el texto son:
- Trabajo registrado como instrumento de inclusión social
- Desarrollo con producción y ocupación
- Promoción del hábitat para una vida digna
- Diálogo social para una mayor legitimidad de las políticas públicas
- El cambio tecnológico como herramienta de inclusión y progreso social
- Atender el cambio climático para cuidar la Casa Común
El debut de la conducción ampliada no se hará esperar: la semana que viene casi todos los gremios que participaron del Congreso se harán notar en la marcha de apoyo al gobierno convocada para el 17 de septiembre. Además, en la cima de la central obrera descontaban que habrá, después del domingo, algún tipo de convocatoria formal para sentarse en una mesa de diálogo amplia con las autoridades del Ejecutivo y el Legislativo. Hoy hacían saber que están dispuestos a colaborar con el gobierno, pero que lo harán desde su propio lugar de poder y pedirán, a cambio, tener voz en la mesa de decisiones.