Los principales sindicatos del transporte público dieron su aval esta noche al paro que la CGT planea lanzar en abril contra el Gobierno. Una reunión reservada de la "mesa chica" de la central ratificó el apoyo de los maquinistas de trenes de La Fraternidad y de los colectiveros de la UTA a la medida de fuerza, descartada para el 8 de abril y que analizan si llevarla a cabo el 9 o 10. En tanto, la expectativa quedó centrada en la decisión que adoptarán el sector de Luis Barrionuevo, que hará un plenario este martes al mediodía, y el sindicato de Camioneros, de Hugo Moyano, que a pesar de integrar el triunvirato de conducción evitó movilizarse el miércoles pasado junto a los jubilados.
El encuentro fue en el gremio de Sanidad y contó con la presencia del anfitrión y triunviro de la CGT, Héctor Daer; Andrés Rodríguez, de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y adjunto de la central; José Luis Lingeri, de Obras Sanitarias; Roberto Fernández (UTA), y Omar Maturano (La Fraternidad). Para el sindicalismo la adhesión de ambos sindicatos del transporte es decisiva para garantizar la masividad de una huelga por la dependencia de millones de personas a esos transportes para acudir a sus lugares de trabajo.
Fernández y Maturano no se privaron de recordarles a sus interlocutores la importancia de los sindicatos a su cargo. Los dos dirigentes recriminaron a la "mesa chica" de la CGT haber anunciado un paro nacional durante el cierre de un congreso de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), el brazo sindical de las organizaciones sociales de raíz peronista. "¿Van a hacer un paro esos monotributistas?", ironizó uno de los gremialistas del transporte en la reunión. No obstante, y para ratificar su voluntad de escalar el conflicto con el Gobierno, Maturano advirtió que su deseo sería ir hacia un paro general por tiempo indeterminado.
En una primera instancia, a partir de ese congreso de la UTEP, la presunción era que el tercer paro nacional contra la administración de Javier Milei se concretara el 8 de abril. En el encuentro en Sanidad esa alternativa quedó descartada por presión de Fernández y Maturano, resueltos a tomar distancia del entendimiento entre la CGT y las organizaciones sociales. Si bien la fecha terminará de definirse este jueves en la reunión del Consejo Directivo de la central, en la reunión se mencionó como una posibilidad que la huelga fuese el 9 de abril, aunque la complejidad en ese caso es que coincidiría con las marchas de los jubilados de cada miércoles, o bien el 10 del mes que viene.
Las convocatorias de los jubilados y el recrudecimiento de la violencia institucional lanzada por Patricia Bullrich fueron también parte de la charla. Hasta ahora la participación de la CGT fue más simbólica que efectiva: la semana pasada dieron a conocer que los gremialistas respaldaban la movilización y que varias organizaciones habían resuelto acompañarla. De hecho, los dos sellos en los que está dividida la representación de los trabajadores del transporte, CATT y Ugatt, habían emitido un comunicado conjunto en esa línea de acompañamiento. En la conversación se avanzó en la línea de que este miércoles la marcha contará con la participación de la Juventud Sindical Peronista (JSP), cuyo titular es Sebastián Maturano, hijo del líder ferroviario.
En paralelo este martes habrá otra cumbre sindical en el sindicato de Maestranza con la presencia estelar de Luis Barrionuevo. Será el segundo encuentro desde que el gastronómico anunció en febrero, en uno de sus clásicos asados de verano en Mar del Plata, el lanzamiento de un partido político propio, cuya base debería ser la denominada "CGT Azul y Blanca", una línea interna que tiene a Barrionuevo como referente. Algunos dirigentes invitados dijeron sospechar que Barrionuevo pondrá en duda la adhesión de ese sector al paro nacional de abril, una estrategia habitual del dirigente para forzar a sus pares de la "mesa chica" a prestarle más atención de la que su sector amerita.
La otra incógnita es Camioneros. Si bien parece imposible una negativa del sindicato de Hugo Moyano a participar en un paro nacional lanzado por una CGT en donde el gremio tiene a un referente en su triunvirato, Octavio Arguello, el clima interno y los últimos movimientos del líder sembraron dudas al respecto. En la propia "mesa chica" del sindicato hay malestar por la parálisis en la actividad de la organización producto de la disputa entre Hugo y Pablo Moyano, su hijo mayor y lugarteniente, que desde su salida del triunvirato en noviembre pasado desapareció de los espacios institucionales que ostenta en Camioneros.
El último escalón de esa inmovilidad fue el miércoles pasado, cuando después de dar la orden de participar junto a CATT de la marcha de los jubilados Hugo Moyano dio marcha atrás y finalmente retiró cualquier apoyo a esa protesta. Entre las explicaciones para las idas y vueltas del jefe familiar figuran una paritaria irresuelta para el próximo trimestre, que este martes continuará con un reclamo que contempla 8% de suba para el período marzo-mayo y 2,4% extra como recupero por lo perdido en el período inmediatamente anterior. Para esa negociación el gremialista espera una concesión del Gobierno, resuelto a reducir al mínimo los aumentos salariales de este año y hacerlos tender a cero, tal como anticipó en exclusiva El Destape. El otro factor es la crisis de la obra social, razón primorcdial para la pelea entre Hugo y Pablo y cuya responsabilidad central de gestión pasa por Liliana Zulet, esposa del líder del sindicato.