La CGT desechó la posibilidad de acompañar al presidente Javier Milei en la firma del denominado Pacto de Mayo el lunes por la noche en Tucumán. Lo confirmó la cúpula de la central obrera luego de haber sido sondeada por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos. La organización terminó de definir en las últimas horas que ninguno de los tres secretarios generales ni otros referentes de peso participarán en el acto político que el Gobierno presentó como fundacional de su gestión y para el que el propio Milei había cifrado esperanzas de convocar a "representantes de los trabajadores" entre otros sectores.
El desaire será sin matices. Mientras Pablo Moyano ya había adelantado durante la semana su desprecio por la iniciativa y llegó a ironizar con que "ese día" seguramente tendrá "fiebre", Héctor Daer también les transmitió a sus pares su decisión de no participar. En el caso de Carlos Acuña su inasistencia era previsible por la ruptura de Milei con su referente, el gastronómico Luis Barrionuevo, en medio de la campaña electoral. Con esa premisa el acto hubiese operado como una mancha venenosa para cualquier otro dirigente con intención de asistir.
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Tampoco acudirán los denominados "independientes" caracterizados históricamente por su vocación dialoguista, como Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), Andrés Rodríguez (estatales, UPCN) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). En ese sector explicaron que no hubo un convite formal, pero aclararon que incluso en ese escenario hubiesen declinado. Cada uno de ellos tiene motivos de sobra: Martínez, por la pérdida de 130 mil puestos de trabajo en su actividad (un cuarto de la nómina que mantuvo en la administración de Alberto Fernández) en lo que va del gobierno libertario; Rodríguez, por la aplicación de la motosierra de Milei en la administración pública y por la molicie gubernamental en las paritarias sectoriales, y Lingeri, por la escasa atención que le dispensaron a sus reclamos de fondos para las obras sociales.
"Están todos invitados, por supuesto. Y más allá de la decisión política que tomen, nuestra vocación es no interrumpir nunca el diálogo con ellos, tanto en lo operativo como en lo sindical y lo tripartito", matizó el secretario de Trabajo, Julio Cordero, en diálogo con El Destape. El funcionario buscó restarle así dramatismo al vacío que el dispensará el sindicalismo tradicional al jefe de Estado.
La CGT, entre tanto, reunirá el miércoles próximo a su "mesa chica" de conducción para escenificar una nueva tregua entre los sectores habitualmente en tensión. El malestar surgió semanas atrás cuando Pablo Moyano avanzó por su cuenta junto a gremios afines en una convocatoria a las protestas contra la ley Bases durante su tratamiento en el Senado, y lo hizo bajo el sello de la central obrera pese a que no contaba con el aval formal de los "gordos" ni de los "independientes".
El encuentro -no está resuelto aún si será en Uocra o UPCN- implicará también un primer paso para el proceso de renovación de autoridades que la CGT deberá encarar el año que viene. Hacia fin de 2025 vencerá el mandato de la jefatura que encabezan Daer, Moyano y Acuña, y no existen indicios de que vaya a retomarse entonces el formato de conducción unipersonal.