Los alimentos continuaron aumentando y la canasta básica alcanzaría un 7% en enero

El precio sigue mostrando una marcada desconexión con respecto al último mes del 2020. Es un 6,5% al tener en cuenta diciembre de 2020

01 de febrero, 2021 | 00.05

El primer mes del año no tuvo una marcada desconexión con respecto a diciembre en cuanto a precios refiere. De hecho, algunas consultoras privadas estiman un nivel de inflación similar. El valor de los alimentos es ese montículo que no logra disimular su tamaño ni poniéndolo debajo de la alfombra, cada vez crece más y más. Está ahí, incomoda y, hasta que no se pise con pies de plomo, seguirá aumentando.

Aunque INDEC no haya arrojado cifras oficiales, la cooperativa Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) estima que la Canasta Básica Alimentaria, que mide el costo de vida para no ser indigente, en enero totalizó $ 9.601,29 para un adulto equivalente y $29.668 para una familia tipo de cuatro integrantes. Esto representa un aumento del 6,56% respecto al mes pasado y de 39% con respecto a diciembre 2019.

Comer carne: tan básico como difícil

“Los aumentos más importantes están relacionados al incremento de carnes. Por ejemplo, el asado se incrementó un 29%, la cuadrada un 19% y la paleta un 17%. Después, otros productos estacionales que no inciden tanto dentro de la CBA pero tuvieron un aumento importante son la manzana, la naranja, papa y batata, y luego la yerba y el café, que sufrieron un aumento menor pero que igualmente tienen efecto en la canasta básica”, detalló Nicolás Pertierra, integrante del CESO. Además, los sandwiches, las empanadas y el dulce de leche también registraron aumentos significativos.

Desde el 25 de enero rige un acuerdo de precios por cortes de carne que alcanzan valores hasta 30% por debajo de los comercializados en diciembre. Se venderán los fines de semana y el tercer miércoles de cada mes diez cortes a precios “accesibles” aseguran desde el Gobierno, entre los que se destacan la Tira de asado a $399, el Vacío a $499 y el Matambre a $549. Se estima destinar entre 5500 y 6000 toneladas mensuales para esta canasta de referencia. Sin embargo, fuentes del sector empresarial indican que “no representa un porcentaje muy significativo dentro del consumo interno”. Actualmente, el consumo interno de carne vacuna se encuentra entre los 50 y 51 kg, lo que muestra una tendencia decreciente desde 2016, que estaba en casi 57%.

Frutas y verduras: el privilegio de comer ensalada

Por otro lado, la consultora FIDE no solo destaca también el aumento de las carnes -según su director, Nicolás Zeolla, alrededor del 20% del aumento total de la canasta se explica solo por el aumento de la carne- sino el de las frutas y verduras. La institución realizó un top 10 de mayores y menores variaciones en el mercado y determinó que el limón, la banana y la naranja lideran los aumentos en el rubro con un 75,20%, 50,63% y 44,94% respectivamente. Zeolla explicó que la aceleración de inflación se debe “a la aceleración de la devaluación durante la pandemia, la suba de precios de commodities y la búsqueda de recomposición de la ganancia en cuanto la economía empezó a mostrar señales favorables, sin la suficiente regulación del gobierno”.

Asimismo, la respuesta de la gestión de Fernández de posponer aumentos de tarifas hasta después de marzo “es correcta” como también la búsqueda por intentar acuerdos precios sectoriales, aunque “deben profundizarse, sobre todo de cara a las negociaciones salariales que se inician” advirtió Zeolla y enfatizó: “Para que la economía se recupere, el salario real tiene que crecer”. Dentro del ranking sigue el dulce de membrillo, con un aumento del 44,03%, el de batata con el mismo valor y la pera, con un incremento mensual de 39,46%. Sin embargo, no fueron pocos los alimentos que disminuyeron su valor entre diciembre y enero. La consultora destaca que el ají y el zapallo tuvieron las disminuciones más marcadas, alcanzando en su valor casi un 47% menos que en diciembre, seguido por el choclo con un -20,92%.

El productor: primero en la cadena y último en la ganancia

En 2020, la variación de precios de las frutas y verduras osciló entre un 64% y 70%. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en parte se explica por la brecha medida entre el campo y la góndola. De acuerdo al Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), que “mide las distorsiones que suelen multiplicar por varias veces los precios de los productos agropecuarios, desde que salen del campo hasta que llegan al consumidor”, se pagó 4,68 veces más de lo que cobró el productor en la tranquera de sus campos. En origen (el precio que se le pagó al productor), los precios tuvieron una baja promedio de 5,9%, mientras que en destino (góndola) los comercios minoristas midieron una suba de 2,1% y los hipermercados de 1,5%. Esto conecta con la participación del productor en el producto final, que bajó un 13% desde noviembre a diciembre.

Las mayores brechas se detectaron en la manzana roja y la pera, por quedar para consumo doméstico el remanente de la cosecha 2020, lo que requirió mayores requerimientos de cámara de frío y por ende mayores costos. La siguieron la zanahoria y el zapallito. Los productos con menores brechas, en tanto, fueron: la frutilla, la cebolla, la papa y la carne de pollo. Según CAME, las diferencias se deben a un conjunto de comportamientos. Por un lado, los especulativos, adoptados por diferentes actores de la cadena de valor que abusan de su posición dominante en el mercado -hipermercados, los galpones de empaque y cámaras de frío–. Por el otro, factores tales como la estacionalidad, que afecta a determinados productos en algunas épocas del año, y los costos de almacenamiento/acopio y transporte, entre otros.

Pablo Vernengo, Director Ejecutivo de Economías Regionales de CAME, también agregó a la intermediación como obstáculo para generar transparencia en los precios. “Tuvimos mayores costos por la implementación de protocolos por el Covid-19, menor mano de obra al producir la cosecha hizo que bajara la productividad y caiga la rentabilidad. Pero los precios están muy altos y justamente no tiene gran participación el productor. La falta de transparencia y el exceso de intermediación, más el acarreo y acomodamiento hacen elevar los costos en los mercados concentradores".

Al hablar de intermediaciones, Vernengo ejemplificó: “Si el verdulero o minorista desea comprar lechuga, remolacha y tomate, y solo hay tomate y lechuga, el vendedor le va a pedir a otro consignatario que le venda remolacha. Pero, como todos quieren ganar, quien le vende la remolacha le va a cobrar y el primero facturará por encima a quién está haciendo el pedido inicial, o sea al verdulero. Ahí es donde se producen las distorsiones” ejemplificó el Director. Además, llegado el producto a la góndola, “los valores encontrados son netamente de reposición, o sea muy especulativos, ante condiciones climáticas adversas o menor oferta en algún producto, los supermercados encarecen sus precios”. Por último, si se paga la manzana a $200 o $300 el kg, para Vernengo también es porque “los galpones de empaque están concentrados y cartelizados. El productor no sabe si su manzana se fue a Europa, EEUU o está en el mercado doméstico, y es quien lleva los riesgos climáticos y, básicamente, es el generador de la materia prima central”