Con un panorama muy diferente al planteado en 2018, el Senado se encamina hacia una fecha histórica. El tratamiento de la media sanción del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) comenzará a las 16 en lo que promete ser una sesión maratónica de más de 12 horas. El partido comenzará con un empate y el resultado final se conocerá al momento de la votación aunque los discursos pueden marcar el sentido de algunas de las voluntades indecisas o cuya elección aún no está del todo clara. Pero las miradas también estarán puestas sobre los legisladores que votaron de forma favorable hace dos años y hoy podrían modificar su postura. La sesión será especial, no sólo porque el tumultuoso 2020 tiene la posibilidad de cerrar con ampliación de derechos sino porque la pandemia cambiará las formas del debate. A diferencia de otros, habrá más presencia en el palacio pero la norma será la rotación para evitar contagios. En las calles, en tanto, las convocatorias comenzaron ayer. Una vigilia similar a la del 10 y 11 de diciembre, cuando la iniciativa logró la media sanción de Diputados.
El Senado cuenta con protocolo de debate remoto vigente por lo que se respetarán las formas de la virtualidad. En el recinto habrá doce legisladores pero en el Palacio habrá 38 senadores y senadoras que podrán sentarse en sus bancas al momento de brindar su discurso. Mientras tanto, esperarán en sus despachos. Será la primera vez, en lo que va de la pandemia, que tantos representantes de las provincias estarán en sus oficinas del Congreso de la Nación ya que hasta ahora lo hicieron en dependencias públicas de sus distritos o en sus hogares.
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Lejos de la solemnidad y hermetismo que caracterizó la rosca de la Cámara Alta, entre el domingo y el lunes se pudieron ver fotos y mensajes de legisladores que viajaron desde sus provincias hacia la Capital para hacer historia, como muchos lo describieron junto a pañuelos verdes. Forma parte de la estrategia comunicacional que se planteó a mediados de la semana pasada: esperar a que termine la Navidad, fecha religiosa y muy sensible, para salir con un un mensaje claro a favor de la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Sin embargo, las dos semanas previas estuvieron signadas por el hermetismo y las negociaciones. Lo cierto es que los pingos se ven en la cancha y, salvo alguna revelación durante la maratónica sesión, habrá empate técnico hasta el final. Más allá de eso, el objetivo es evitar que Cristina Kirchner, presidenta del cuerpo, tenga que desempatar. No sólo para no exponerla sino también para lograr la sanción de una ley en base a los consensos políticos más amplios. De todos modos, el resultado será ajustado.
Se manejan varios poroteos y todos indican igualdad para mantener el suspenso hasta el final. Hay un grupo de indecisas que podría inclinar la balanza para un lado o para el otro. Una de ellas es Lucila Crexell (Movimiento Popular Neuquino) que en 2018 se abstuvo y aún no develó cómo votará en esta ocasión. De todos modos, se descarta una opción negativa aunque no está asegurada la positiva. Otra es Stella Maris Olalla (UCR Entre Ríos). Junto con Crexell, integra el dúo de personas cuya decisión no se conoce ni se adivina.
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También está el batallón de las dudas. Oscar Castillo (FCSC Catamarca) votó a favor en 2018 pero su postura entró en un gris durante un debate en el que primaron las jugadas políticas fuertes por fuera del Congreso con llamados directos de parte de los líderes celestes de la oposición. Alberto Weretilneck (Juntos Somos Río Negro) y Edgardo Kueider (Frente de Todos Entre Ríos) acompañaron el dictamen de comisión en disidencia. Se espera que en el recinto voten afirmativamente pero la jugada que dispongan en el tablero será clave: pueden pedir cambios al proyecto y, si se aprueban, devolverlo a Diputados o confiar en que el Poder Ejecutivo los incluirá en la reglamentación. La segunda opción es la más probable.
Finalmente, está el voto del salteño Sergio "Oso" Leavy. Es un senador que jamás elegiría verde pero a quien el propio Alberto Fernández llamó para convencerlo de acompañar su proyecto. La semana pasada aseguró que lo haría pero cerca del fin de semana dijo, a medios de su provincia, que aún no se definió. Sin embargo, estaría dentro del pelotón pro IVE si fuera necesario.
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Como contaron desde Congreso y Casa Rosada, el ex presidente Mauricio Macri encabeza la cruzada antiderechos con llamados personalizados a legisladores que, sobre todo, tienen que reelegir el año que viene y necesitan de un espacio en la boleta de Juntos por el Cambio. La cordobesa Laura Rodríguez Machado votó de forma afirmativa en 2018 pero ahora su postura está en dudas al igual que su coterráneo Ernesto Martínez.
Otra de las dudas lleva el nombre de Carlos Menem. El ex presidente y actual senador de La Rioja está en coma inducido, en estado de inconciencia, por lo que - en principio - no podrá votar. En 2018 eligió oponerse al proyecto pero algunos no descartaban una abstención en esta ocasión.
Los panoramas posibles son tres y cualquiera de ellos puede suceder: el Senado puede rechazar el proyecto y dilatar el debate por uno o dos años más. También puede aprobarlo con cambios para devolverlo a Diputados y posponer la sanción de la ley sólo por una semana. Pero, a lo que apuntan todos, es a sancionar la iniciativa en la madrugada del 30 de diciembre. Algunos con roscas más públicas, otros con roscas más silenciosas pero todos y todas, hasta el final, para lograr que salga sin modificaciones y sea ley.
Mientras se debata, las calles albergarán a cientos de miles militantes feministas que seguirán la sesión desde distintos puntos del país. En las inmediaciones del Congreso las pantallas verdes y vallas se dispusieron durante el fin de semana para lograr separar el sector verde del celeste. Adentro, las diputadas y diputados que lograron la media sanción también estarán presentes. Debatirán la nueva fórmula de movilidad jubilatoria y saldrán del recinto para acompañar a sus pares de la Cámara Alta. Será una jornada histórica.