Este martes, Juntos por el Cambio reunirá a su mesa más acotada para intentar acomodar la organización interna de una coalición tan amplia como desordenada. Con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional como uno de los temas pendientes a debatir, los presidentes de los tres partidos fundacionales, más Peronismo Republicano, se encontrarán para encauzar las consecuencias de las decisiones disímiles que se tomaron en el último tiempo. Algo que se terminará de definir con un manual de buenas prácticas que se presentó la semana pasada ante una asamblea de la coalición pero que no terminó de aprobarse, de hecho se trabajaron algunas modificaciones.
El encuentro de hoy será para "organizar las consecuencias organizativas de las decisiones que tomamos", explicó una fuente de la oposición. Más allá del trabalenguas, quedó claro que las posiciones dirigenciales generaron efectos colaterales que derivaron en ordenamientos nuevos, sin una estructura unificada. Por poner algunos ejemplos, en el último tiempo Juntos por el Cambio optó por establecer una mesa de conducción amplia - si bien se barajó reducirla, por el momento seguirá tal cual se aprobó el año pasado -; un sector del radicalismo decidió romper con otro sector del mismo espacio en Diputados; a nivel nacional la alianza tomó el camino de la ampliación con sectorización; varios dirigentes creyeron tener la voz cantante y ventilaron internas de poder en medios de comunicación.
Ese combo creó un nuevo escenario sin forma. En el Congreso, por ejemplo, el interbloque en la Cámara Baja comenzó a funcionar como una suerte de archipiélago en el que cada espacio, incluso cada legislador, hace, dice o presenta lo que quiere sin una lógica global. Por eso, no se consideró alocado un intento de la conducción por contener y controlar un poco más a sus diputados y senadores. Es que sólo los presidentes de los bloques e interbloques participan de la mesa nacional, el resto no. En el Senado todos están contenidos, pero en Diputados no.
Otra consecuencia organizativa fue el acuerdo con el FMI. Patricia Bullrich por un lado, Gerardo Morales y Maximiliano Ferraro por el otro, mostraron dos discursos completamente diferentes dentro de un mismo espacio, lo que generó la pérdida de una voz de referencia o de interlocución. Esto tendrá que reencauzarse en algún momento, ya sea con la adopción de una postura unificada o la división de roles pero sobre todo, como dejaron en claro la semana pasada, sin declaraciones públicas en nombre de toda la coalición sino sólo a título personal.
Como ya hicieron en diciembre, Bullrich por el PRO, Ferraro por la Coalición Cívica, Morales por la UCR y Miguel Ángel Pichetto por Peronismo Republicano, se reunirán para debatir estas cuestiones que, luego, deberán ser refrendadas o no por la mesa nacional. Uno de los mecanismos más usados para enfrentar estas situaciones fue el tratamiento intrapartido primero, para que cada fuerza tenga una postura tomada a la hora de ponerla en consideración ante todos los integrantes de la alianza.
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Pero si de formas se trata, la oposición trabaja desde el año pasado en la conformación de un manual de las buenas prácticas. En desarrollo constante, la discusión más importante del reglamento pasará por la metodología de las decisiones. Si se seguirán sometiendo todos los debates a una votación por consenso o si se implementará un mecanismo más similar al parlamentario, con dos tercios o mayoría simple dependiendo el caso. El jueves se presentó una suerte de primera aproximación pero no se aprobó porque buscaron hacer más modificaciones.
La oposición enfrenta la ausencia de un líder carismático como lo fue, a su modo, Mauricio Macri. Antes del nacimiento de Cambiemos, el PRO construyó en torno al ex jefe de Gobierno porteño y ganó. Luego, junto a la CC y la UCR, se volvió a construir al rededor del ex presidente de Boca, y ganó. Ahora, con su figura presente dentro del armado cambiemita pero corrida de la postulación - al menos no tiene intenciones de confirmar una carrera en 2023 -, aparecieron varios curas con intención de ser Papa, en palabras suyas. La pretendida horizontalidad no es sencilla.