La sesión especial de este sábado convocada exclusivamente para tratar una declaración de repudio institucional al ataque contra la vicepresidenta Cristina Kirchner dejó expuesta la grieta cada vez más profunda en Juntos por el Cambio, que puede resultar clave en el futuro vínculo con el oficialismo. Porque el PRO volvió a exhibirse como la expresión de una derecha radicalizada con la que el radicalismo y la Coalición Cívica mostraron diferencias. "Nos salió todo bien porque pudimos hacer la sesión, sacamos la declaración y ellos están cada vez más divididos", resumían en el bloque del Frente de Todos el balance de la sesión. La ofensiva judicial y los hechos de violencia unieron al peronismo y dejaron a la oposición perdida en cuanto a cómo debe posicionarse.
Uno de los argumentos que sacó de la galera la oposición macrista para mantenerse al margen de los repudios fue que el presidente Alberto Fernández no los había invitado a la Casa Rosada el viernes, como había hecho con gobernadores, centrales sindicales, empresariales, organizaciones sociales y de derechos humanos. "Si tuvimos que cambiar esta declaración mucho más leve que aprobamos en Diputados para que ellos la votaran, me imagino que si lo invitábamos a la Rosada no hubierámos podido leer ningún documento después en la Plaza de Mayo. Además, cuando los invitás empiezan a poner mil condiciones hasta que inventan alguna excusa y al final no participan Ellos mismos siempre dicen que el ámbito para hacer acuerdos es el Congreso, que para eso los votó la gente", sostenía un referente del oficialismo.
Por cierto, se veía muy difícil imaginar a la oposición participando de alguna manera en las actividades de la Casa Rosada y la Plaza de Mayo en defensa de la paz y la democracia. La titular del PRO, Patricia Bullrich, había optado la noche anterior criticar el mensaje en cadena de Fernández y omitir un repudio al atentado. Hacía juego con los sectores del macrismo ultra que se expresaban en las redes, que iban desde la teoría del "loco suelto" que atacó a Cristina que nada tenía que ver con el discurso del odio hasta afirmar que todo se trataba de una farsa orquestada por el kirchnerismo. Bullrich impidió después que Juntos por el Cambio emitiera una declaración conjunta de repudio y empezó a empujar a todo el macrismo en esa dirección. Hubo luego varias declaraciones -incluso de macristas "dialoguistas" como Cristian Ritondo y Jorge Macri- criticando el supuesto "oportunismo" del peronismo por utilizar el atentado para declarar feriado y hacer una movilización. Los medios afines, como es habitual, los acompañaron en la argumentación.
Le quedó a la titular de la Cámara, Cecilia Moreau, y al jefe del bloque del Frente de Todos, Germán Martínez, la complicada tarea de convencer a toda la oposición de participar de la sesión especial y de que aprobaran el documento de repudio. Claramente, existían diferencias. El gobernador de Jujuy y presidente de la UCR, Gerardo Morales, había llamado a Cristina para expresarle su apoyo mientras que el senador Martín Lousteau se comunicó con Máximo Kirchner para solidarizarse. El jefe de la bancada que responde a Elisa Carrió, Juan Manuel López, fulminó a Bullrich antes del inicio de la sesión: "Patricia es de la generación para la que la violencia es una opción, lo lamento por ella", dijo cuando lo consultaron por su tuit. Salieron a cruzarlo, entre otros, Luciano Laspina y Fernando Iglesias. López luego puntualizó que se trataba sólo de una opinión. Flor de grieta interna.
"Les pasó de todo en estos días, está claro que entre ellos no se pueden hablar", comentaban en el Frente de Todos. La negociación de Moreau y Martínez concluyó con una modificación del último párrafo de la declaración aprobada. Se quitó la frase en la que se hablaba de "erradicar la violencia política y los discursos de odio" por el más lavado de "buscar los caminos que conduzcan a la paz social". Casi como si en JxC se hicieran cargo de ser los propaladores de eso que desde el Frente de Todos se critica. En el oficialismo celebraban: "Es un texto muy parecido al que se aprobó en el Senado y se habla de intento de magnicidio". Pero luego llegó el acting: una vez aprobado el texto, Ritondo se paró y toda la bancada del PRO se retiró mientras que sus socios de coalición se quedaron para continuar con los discursos.
Ante esta división opositora, en el Frente de Todos hacían un balance muy positivo. "Desde el pedido del fiscal Luciani mostramos una unidad muy sólida y el viernes armamos una movilización impresionante en cuesitón de horas. Las reuniones, los documentos que se sacaron. Creo que el peronismo mostró un gran músculo político", evaluaban un encumbrado dirigente. El lunes se reanuda el juicio en la causa Vialidad y la historia continuará.