El consenso entre oficialismo y oposición para avanzar con la aprobación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) construyó varios universos con distintos actores autopercibidos ganadores en Juntos por el Cambio. Los diputados celebraron la vuelta de la rosca transversal y la negociación parlamentaria, causa del acercamiento de posiciones. Los duros destacaron que su postura intransigente permitió un proyecto más favorable para sus intereses y los blandos o moderados interpretaron que el resto de la alianza se plegó a su posicionamiento inicial de facilitar la sanción. Todos contentos con su actuación y resultado pero, también, todos molestos con sus pares. En medio de esa ensalada de egos políticos, uno de los datos sobresalientes fue la centralidad de Mauricio Macri, ajeno a la puja cuerpo a cuerpo, uno de los grandes ganadores porque logró que su coalición quitara los fundamentos del endeudamiento, con párrafos realmente críticos a su gestión y la deuda impagable.
Desde que Alberto Fernández anunció el acuerdo con el Fondo, un 28 de enero, las reuniones no cesaron. En el primer encuentro de la dirigencia opositora, Macri planteó que el default no era una opción y, según confió una fuente del PRO con diálogo con el ex presidente, nunca hubo que convencerlo de la necesidad de facilitar el acuerdo. Sin embargo, desde otro sector del macrismo se aclaró que fue Horacio Rodríguez Larreta el que, en primera instancia, insistió con esa postura moderada dentro del espacio mientras que Mauricio planteaba, casi como condición, un alineamiento oficialista previo a cualquier visto bueno cambiemita. En esa primera charla, el ex y el actual jefe de Gobierno porteño se entendieron y se pusieron de acuerdo.
Mientras que para Macri y Larreta el default era el límite, sin prescindir de la posibilidad de mejorar su condición frente al pacto con el FMI, Patricia Bullrich optó por combatir sin medias tintas al Gobierno. Desde el inicio, planteó que el oficialismo tenía que pagar el costo de las decisiones y que, en caso de caer en cesación de pagos, la culpa sería del Frente de Todos y no de Juntos por el Cambio. El tiempo y las negociaciones dejaron esta opción a un margen.
Durante las incesantes reuniones en Diputados el miércoles, día del consenso, las comunicaciones con la cúpula no se cortaron. Tampoco lo hicieron en los días y semanas previos, hubo una consulta permanente con las autoridades extra parlamentarias. En ese proceso, el lineamiento fue claro para la alianza y, sobre todo, para un PRO más chocante. El default no podía ser el camino pero tampoco se podía aprobar un proyecto con plan económico y críticas a la deuda de Macri.
Un legislador del macrismo planteó que el martes hubo una reunión de algunos legisladores propios, del PRO y de la UCR, con parte del staff del Fondo para consultar la posibilidad de sancionar la ley sin el programa de medidas, o sea si su exclusión podía perjudicar la firma del entendimiento. Supuestamente, de ese encuentro salió la postura de eliminar el famoso artículo 2 - propuesto y celebrado por Gerardo Morales -. Uno de los presuntos participantes, protagonista de la rosca en la Cámara Baja, negó haber estado en ese mitin porque "el Congreso y Argentina somos soberanos. El FMI no opina sobre las leyes o procesos de autorización interna de los países de sus acuerdos. Creo que muchos querían ser más papistas que el Papa. El ownership de un acuerdo no depende de la letra de la ley. Depende del apoyo político al programa. El dato es que hubo más votos de la oposición que del oficialismo".
Esa debilidad del Frente de Todos, la que obligó a buscar votos en la oposición, fue aprovechada por los negociadores. Si te convertís en necesario, podés poner condiciones. Dentro de las demandas no sólo estuvo, y se consiguió, la quita del artículo 2 que hacía mención a los anexos sino que también se borró la responsabilidad de Macri. Todo Juntos por el Cambio pidió que no estén esos fundamentos "invotables". Fue un gran gesto de defensa al ex presidente aunque desde el larretismo se le bajó el precio y se interpretó que, en realidad, la inclusión del análisis valorativo de la gestión anterior fue una torpeza o una estrategia oficialista para ceder algo en la pulseada parlamentaria.
Lo cierto es que el proyecto no nombra a Mauricio. "Es el jefe en el PRO y en cualquier lado", dijo un dirigente de ese espacio ante la consulta de El Destape. Sin la certeza de una candidatura o no candidatura el año que viene, Macri comenzó a ganar protagonismo en temáticas clave pese a que en las encuestas no mostró subas en la imagen positiva ni bajas en la negativa. Sigue estando por detrás de Larreta o Bullrich pero con un núcleo duro consolidado. Sigue siendo el dueño del 41% de los votos de 2019.
Entonces, cuando le comunicaron a Macri las novedades del consenso, en dos Zoom continuados, uno con autoridades parlamentarias de ambas Cámaras y otro con el bloque de Diputados, no hubo que convencerlo demasiado, dijo un legislador presente en el encuentro, porque él ya sabía que había que evitar el default. Sin embargo, habló cinco minutos al principio de la reunión virtual y los "felicitó por la templanza" frente a los dichos de Morales "y su funcionalidad al Kirchnerismo".
El gobernador de Jujuy viajó a Dubai con sus pares del norte grande en una misión comercial y prefirió, al menos de momento, llamarse al silencio ante las acusaciones que no sólo llegaron desde el PRO sino también desde la UCR. Un sector lo señaló por no haber cuestionado un apoyo al proyecto, con programa de medidas económicas incluido, y destacó su exclusión del proceso de negociación final. Sin embargo, el mandatario también se sintió ganador porque "todos se alinearon detrás de su posición" de facilitar el acuerdo.
Un discurso similar adoptó el larretismo, propenso a evitar el default pero sin mostrar una postura amable durante la previa, algo que compartió con Macri. "Esta postura, que ocurrió, fue planteada por Horacio y, en menor medida, por Morales", se dijo. O sea, de un lado la propensión a no poner palos en la rueda pero con la puerta abierta a cambios y, del otro, la idea de facilitar cómo sea.
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La Coalición Cívica también celebró. Aunque sus compañeros de alianza no lo reconocieron, los lilitos entendieron que el consenso se inspiró en un proyecto redactado por Elisa Carrió. El texto, que en su momento generó críticas, planteó aprobar sólo el endeudamiento y dejar que el Ejecutivo disponga de los instrumentos necesarios para cumplir las exigencias.
Los que no terminaron de ganar fueron los ausentes. Fernando Iglesias, Martín Maquieyra, Francisco Sánchez y Héctor Stefani no asistieron al debate en Diputados y, según confió un compañero de bancada, no fue tomado de la mejor manera aunque la molestia no escaló porque podría haber sido peor. El temor pasó por un posible voto en sentido contrario al bloque, por parte de estas cuatro figuras, por lo que su ausencia implicó un daño menor.
Ahora, el turno será del Senado. Con un doble pacto con la oposición, el Gobierno intentará avanzar con un tratamiento sobre tablas por el escaso tiempo. El lunes a las 16 esperan recibir al ministro de Economía, Martín Guzmán, en comisión y ahí definir si se le dará despacho ese día o el martes. La idea es debatirlo en el recinto miércoles o jueves, para lo cual serán necesarios los 2/3 de los votos emitidos para habilitar su puesta en discusión. Y el jueves ya empezaron las comunicaciones para hacer cuentas.