El 2022 no es un año de elecciones pero sí de armados, alianzas, construcción e instalación de candidatos. Buenos Aires, madre de todas las batallas, ya comenzó a ver el desfile de nombres pero también de recorridas por todo el territorio. La UCR quiere, dentro de Juntos por el Cambio y con el mecanismo de las PASO, colocar en la gobernación a una fórmula enteramente radical, pero el partido no está unificado y, como a nivel nacional, dos bandos harán lo posible por imponer a sus figuras. En el PRO, también se plantea un escenario de múltiples intereses y aspiraciones, desde los intendentes hasta actuales diputados nacionales batallarán por quedarse con la oficina central ubicada en La Plata. Al igual que en los comicios de medio término, la alianza opositora plantea un tablero de indefinición hasta el final, donde el panorama más promisorio será el de un entendimiento para unificar boletas. Por lo tanto, el exceso de emergentes podría funcionar como una carta de negociación para tener más peso en la mesa donde estará la lapicera.
Desde el macrismo se muestran confiados y, aunque saben que la provincia no es un territorio fácil de ganar, piensan que darán una batalla pareja. Por ahora, la luz de esperanza está puesta en la supuesta ausencia de candidaturas fuertes por parte del primer contrincante a enfrentar, el radicalismo. Facundo Manes, un emergente del 2021 que confirmó su postulación menos de tres semanas antes de las PASO y obtuvo un resultado sorpresivo, irá por la Presidencia o no irá por nada. En alianza con Gerardo Morales, también en carrera por el sillón de Rivadavia, el pacto indica la renuncia de uno de los dos si el escenario así lo exige. Si el neurocientífico es mejor nombre para la boleta, el jujeño lo apoyará y viceversa.
Con ese corrimiento, la UCR ya no tendrá a Manes como nombre fuerte en la provincia y se plantean dos caminos. Por el bando de Martín Lousteau, el economista y diputado Martín Tetaz, que hace seis meses ingresó al Congreso por la CABA, será la figura a instalar. Arrancó a recorrer el territorio hace aproximadamente un mes, ya estuvo en Esteban Echeverria y Lomas de Zamora, se mostró por Junín y este lunes estará en Mar del Plata. En el interior bonaerense suele estar acompañado por su compañera de bancada, Danya Tavela, y en el conurbano por Pablo Domenichini, diputado provincial.
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La línea oficial del radicalismo bonaerense comandada por Maximiliano Abad, por su parte, prefirió apostar por la construcción partidaria, de estructura, para luego designar un nombre que pueda encabezar la cruzada con un acompañamiento sólido debajo. El presidente del partido recorre la provincia pero sin decir que será candidato sino con el objetivo de fortalecer el crecimiento de la UCR, evidenciado el año pasado, para llegar con más fuerza al 2023. En paralelo, lanzó la Fundación Poder que servirá para las propuestas programáticas de quien sea el candidato o candidata, apostando a una fórmula enteramente radical que llegue a la gobernación.
Con este panorama, la apuesta es la síntesis. Bajo esta teoría, el impulso de Tetaz podría funcionar como carta de negociación para que el bando lousteauista pueda colocar nombres en las listas del 2023, algo así como una jugada para tener poder de decisión. La derrota del senador en las internas partidarias del año pasado, en las PASO legislativas, la pérdida en la Juventud Radical y su desplazamiento como vice en la Cámara Alta, son datos que estarán en la mesa a la hora de llegar a un acuerdo.
En el PRO, en tanto, se vive una situación de desorden interno. No hay una cabeza única que comande la acción hacia futuro, hay múltiples candidatos y las fichas están puestas, como en el partido centenario, en conseguir un acuerdo más cerca de las elecciones. Los intendentes referenciados en Néstor Grindetti de Lanús y Julio Garro de La Plata, apuestan por construir un postulante propio y local, una suerte de freno a Horacio Rodríguez Larreta y sus pretensiones con Diego Santilli. Por supuesto, las críticas a este bando no tardaron en aparecer y se les reprocha haberle abierto la puerta al ex vice de la CABA para, ahora, oponerse a él.
A los intendentes y Santilli se le suma la opción Jorge Macri. Intendente de Vicente López bajo licencia y funcionario de Larreta, el primo del ex presidente es una suerte de comodín. Puede ir a Buenos Aires sin mayores objeciones, según entienden en su entorno, pero también está construyendo en la Capital Federal, donde podría convertirse en un problema para Patricia Bullrich en caso de que llegaran a un acuerdo con ella para bajar su postulación presidencial. "Puede ser senadora", se escuchó en un sector del PRO. El escenario porteño seguramente también lo tendrá a Lousteau en una PASO. A definir.
Estas tres posibilidades macristas no son las únicas para tierras bonaerenses. Cristian Ritondo es el canciller y el candidato de María Eugenia Vidal que ya empezó a aparecer como una de las cuatro presidenciables del PRO, algo muy optimista. La ex gobernadora comenzó a recorrer el país para ampliar el alcance de su influencia y tiene ganas de volver a desembarcar en la provincia para reconstruir el vidalismo. Tarea que hoy encabeza el jefe del bloque PRO en Diputados. Este viernes desembarcó en Esteban Echeverría dónde se mostró con referentes de la tercera sección electoral.
De no muy buena relación con los intendentes del macrismo, Vidal hará lo posible por volver a instalarse para apuntalar a su candidato. Según dicen en su entorno, con encuestas en construcción, tiene un buen diferencial positivo a su favor pero todavía no está analizada su relación con sus compañeros de partido. Sin embargo, sostienen que se mantiene fuerte en el interior bonaerense, donde el radicalismo se impuso el año pasado, por lo que será una carta a tener en cuenta.
De todos modos, nada se definirá este año y todos tienen la intención de seguir hasta el final con sus pretensiones. Darse por derrotado antes sería asumir un abandono de la mesa de decisiones donde no sólo se elegirá al mejor candidato sino también muchos lugares en listas legislativas. Por eso, como en 2021, los acuerdos llegarán hacia el año que viene y, de momento, la interna PRO-UCR se plantea como un futuro extremadamente probable.